"Elizabeth, vuelve a tocar el theremín."
Todavía escucho el dichoso aparato, subiendo tonos, arriba y abajo; una prosodia por inducción electromagnética pedante y pretenciosa. Y no quiero más, no. Yo ya no toco el theremín.
Me llamo Rosaura Paco Smith. El apellido de mi padre era Paco; su nombre entero era Francisco Paco. Y mi madre era Smith, a secas. Todos la llamábamos Smith. Smith esto, Smith lo otro. Una locura, pero mi verdadero nombre es Juan Gabriel y soy transexual. Para algunos, el mejor intérprete de theremín transexual del mundo. Esos algunos querían endosarme un premio pero les dije que no, porque no quisieron cambiarle el nombre a la copita menstrual que regalaban. Era más correcto decir que soy el mejor intérprete transexual de theremín. Un tecnicismo, pero es que no hay theremines transexuales. En fin, da igual. Yo ya no toco el theremín.
Recuerdo los pasos de Edgard en el piso de arriba.
"Elizabeth, vuelve a tocar el theremín."
"No soy yo, es el vecino."
"¡Mientes!"
Fue todo culpa mía y ahora ambos están muertos por inhalación de monóxido, porque de tanto discutir se olvidaron del brasero y encima tenían las ventanas cerradas. Yo, que soy friolero, me libré por tenerlas abiertas. Y mi gato Perlas también se libró, el cabrón. Una vida menos, Perlas.
Hice las maletas, alquilé una furgoneta y Perlas condujo. Encontramos un pequeño apartamento a las afueras de Marbella city, frente a una residencia de Erasmus lesbianas.
"¿Crees que una IA podría haber hecho esto?"
"Joder, Perlas, no me acostumbro a tus disertaciones y ya tienes 7 años-gato..."
"Haber hecho esto, ¿entiendes? Podríamos ser una simulación, fruto de un orden ulterior de procesamiento, algo así como una máquina virtual, Rosaura."
Perlas, puto Perlas. Él sabe que yo ya no toco el theremín.