La final más emotiva de la historia
Les juro que cuesta concentrarse tras lo vivido este miércoles en el Camp Nou. Se temía que el duelo futbolístico entre colchoneros y nervionenses degenerase en violencia y lo que ha pasado es que atléticos y sevillistas nos han brindado un partido de una intensidad emotiva sin precedentes en la historia de nuestro fútbol.
Por las trayectorias de ambos equipos, por el majestuoso escenario, por el desarrollo del partido y, sobre todo, por lo ocurrido al final, cuando ambas aficiones, juntas pero no revueltas, se dedicaron a vitorear a sus héroes, los que habían ganado la 'Copa de Antonio' y los que habían caído con el máximo honor posible, vaciándose sobre el terreno de juego en busca de un doblete que no llegará a las vitrinas del Manzanares pero que sí caló en el corazón de los atléticos, por mucho que la Copa, con toda justicia, viaje para Sevilla.
Nunca, créanme, se habrá cantado tanto en una final de Copa. Nunca
Para alegría de esos 35.000 sevillistas que se cruzaron toda España con el sueño de dedicar un triunfo a Puerta. Un sueño tan respetable y emotivo como el de los atléticos, que querían tocar el cielo tras 14 años de sinsabores. Los goles de Forlán y Rodri, que habían supuesto que ambas entidades alcanzaran sus principales objetivos de la temporada, auguraban una fiesta rojiblanca de 85.000 almas, y el resultado fue sorprendente.
Nunca, créanme, se habrá cantado tanto en una final de Copa. Nunca. Faltaba más de una hora para que Mejuto hiciera sonar su silbato por primera vez y las gargantas entraban en calor con los cánticos más variopintos. Ni el tempranero tanto de Capel atemperó un ápice los decibelios de un Camp Nou que amenazaba con venirse abajo, sobre todo si el equipo de la ribera del Manzanares era capaz de equilibrar el marcador.
Pero lo que llegó fue el segundo gol hispalense y una explosión de felicidad que los 'soldados' de Del Nido no vivían, quizás, desde aquella mágica noche de Eindhoven. Se podrá pensar que había llegado la hora de que los colchoneros tirasen la toalla, pero de lo que tiraron fue de orgullo. Orgullo por una grandeza recobrada, orgullo por el simple hecho de ser del Atleti.
El listón, insisto, está muy alto para futuros finalistas
Dos aficiones, 85.000 fanáticos, en el mejor sentido del término, vitoreando a sus jugadores, porque todos, esta vez sí, eran campeones. ¿Que hubo cánticos ofensivos? Seguro. ¿Que el saludo de los futbolistas del Sevilla a la hinchada atlética fue recibido con división de opiniones? También. Pero esto es fútbol, no tenis, y lo que importa es que no hubo incidentes y que el desalojo del Camp Nou fue modélico.
El listón, insisto, está muy alto para futuros finalistas. Y ojalá que esta creciente rivalidad entre dos aficiones de la dimensión de la atlética y la sevillista depare nuevas crónicas repletas de ribetes épicos y carentes de incidentes.
me alegro que el q hoy no tenga voz haya servido para algo xD