Si todo el mundo quiere ser otra persona
la persona que tu quieres ser tambien quiere ser otra persona
asi que hay un monton de gente en nuestra cabeza
Si todo el mundo quiere ser otra persona
la persona que tu quieres ser tambien quiere ser otra persona
asi que hay un monton de gente en nuestra cabeza
Voy a poner una "mierdecilla" de microrelato que presente a un concurso hace unos años, a ver que os parece xD.
Ahí estaba yo, frente a ella. La podía sentir, le acaricié la cintura, su tacto era frío. Quise rozar sus labios. Jamás había besado algo tan refrescante, me hacía sentir eufórico, tenía un sabor único, noté como se me ponían los pelos de punta, mis ojos brillaban y sólo quería más y más. Pero mi felicidad no fue muy duradera, se terminó aquella maravillosa sensación, aquella chispa que me había encendido…
- Señor, ¿le sirvo otra Coca-Cola?
#303 xDDDD yo gane 100 € con esto, y mira que puede ser una tontería, se me ocurrió en 10 mins xD
#302 "te encontre en un callejón, junte mis labios con los tuyos y te dije: que buena estás cocacola!"
eso estaba escrito en un pupitre en mi clase del colegio y me lo ha recordado XD
Quiero contaros la historia de un niño.
Un niño que soñaba
Con mundos imposibles,
Colores invisibles
e ideas alocadas.
Un niño que volaba
más rápido que un hada
que nadaba, corría
y brincaba.
Un niño que decía
Que veía, imaginaba
A la gente ilusionada
Un niño que tal vez
Solo soñara,
Solo creía,
Solo pensara.
Pero de eso se servía,
Con eso se conformaba.
Un niño que sentía
Su visión como acertada
Entes extraños. Escribimos, buscamos válvulas, salidas. Una evasión. Petas y vodkas. Series y mierdas, películas, música esquizo, música no esquizo. Normales y distintos, zombies auténticos. Teclados, la red abierta, la mierda. Mierda y más mierda. Petas y vodkas. Y Joy Division, bandas sonoras célebres, cine de enfermos, cultura y porno, putas moldavas, petas y moros, moros y tetas, setas y toros, locos porretas, croquetas, ketchup, patatas bravas, patatas fritas, ruffles de mierda, tortilla. Putas. Y más putas. Alcohol y hostales, buses de línea, carreteras secundarias bajo el sol de junio. Carretera. Tabaco y carretera.
Pho real.
Simplemente, me apetece desarrollar una rima sin salida, con ansias de vivir, pero con conocimiento de que la imposibilidad arriba a su cuna. Un deseo, la metamorfosis. El cambio por el que abogamos ha de venir. No podemos continuar lastrados de un porvenir manchado y sin vistas, ni reconocimiento. Por ello, hemos de iniciar una reacción material que haga las delicias del más escéptico y calmar nuestras intenciones basadas en un mundo mejor. No pierdas la esperanza jamás, porque la lucha sigue abierta.
Buenas! Como he comentado alguna que otra vez, soy aspirante a escritor y llevo en rueda un par de novelas de temática muy diferente (una de ciencia ficción y otra de fantasía épica).
La de fantasía épica es la primera de la que espero que sea una larga saga con los elfos y orcos de rigor XDDD, y por la que espero obtener beneficio economico. Está enmarcada en un mundo enorme con más de 10.000 años de historia ya escrita (digamos a lo Silmarillion, con relatos cortos y resumidos, a partir de los cuales quiero ir escribiendo las novelas).
Esta saga está basada en el guión que se escribió en el Departamento de Lore para el fallido proyecto "Black Age Online"
Hace un tiempo hice para algunos amigos una especie de "trailer literario" a modo de relato corto, donde un maestro le cuenta a su alumno el argumento de la novela.
Lo hice rápidamente y tampoco me fijé demasiado en las palabras repetidas, fallos de ortografía y demás, y la verdad es que ahora paso de revisarlo, así que no seáis demasiado duros con ello. Pongo el relato en spoiler porque es bastante largo:
Me gustaría que me dierais vuestra opinión general sobre mi forma de escribir (aunque ya he dicho que tiene fallos que yo mismo he visto), y sobre todo ¿si fuera una novela de pago, os llamaría la atención lo suficiente como para comprarla?
Como habréis notado, la novela bebe muchísimo de la mitología griega, sobre todo de los mitos de La Atlántida y la guerra de Troya.
Es mas, cuando me imagino la historia, la enmarco en un ambiente arquitectónico y cultural helénico. Por ejemplo, en las batallas los soldados irían vestidos y lucharían al estilo hoplita.
Un saludo
Bueno, actualmente lo que voy a escribir pertenece a un blog aunque yo soy la autora de las siguientes palabras textuales, así que creo que no habrá inconveniente:
El silencio se crea.
Odio este lugar, pero es en el único sitio donde a mis pensamientos los dejo escapar.
Donde solo se escuchan los estornudos revolotear por el denso silencio que se mantiene preso en esta sala donde la gente se sienta a rezar mientras otras a pensar.
Pasan las horas, donde el fuego no me deja divisar lo que pretendo encontrar.
Miento, no es el fuego, es el reflejo del atardecer en las campanas que están encima de este gran altar.
Suenan y suenan y suenan, suenan sin cesar, como un despertador a las 6 de la mañana que no te deja remolonear en tu confortable cama.
Suenan, suenan y suenan y por un instante mi corazón deja de palpitar.
P.D.: Ya de paso hago spam del blog con permiso del propietario: http://inglip-in-your-face.blogspot.com.es/2012/03/contenido-del-blog.html
Un par de historias navideñas.
LITERALMENTE
Llevaba años avisándolo y nunca le habían hecho caso. “Déjese, déjese, no diga más tonterías… ¡Si nos va a acabar enterrando a todos!”. Esa mentira que en ella despertaba un halo de tristeza, pues sabía que no era verdad. Agachaba la cabeza y recordaba a su esposo, ya fallecido, y le hablaba “Ay, Fernando, no estoy segura. Aún no me duelen tanto los huesos”. Buscaba en la mesa el mismo utensilio que, como su frase, se repetía cada Navidad. Al lado del pollo, cerca de las gambas y el jamón. Brillando pues era caro. Recorría los rostros de la mesa, que enzarzados en otras conversaciones la dejaban de lado. Movía los dedos, jugaba con ellos, esperando a que Raphael saliera en TVE, esperando al brindis. Éste sería su año, ya estaba decidido. Lo había estado diciendo durante mucho tiempo ya, todo muy pospuesto por la curiosidad del mañana. Pero ya no. Este año era Miguel Bosé quien salía en TVE. ¿Qué señal más clara que ésa?
“Éste es el último año que estoy con vosotros”, dijo. La gente la miró y casi pasó de la retahíla de todos los años. Se limitaron a sonreír, uno cogió un poco más de vino y aquel otro se sirvió dos tostadas de paté. A nadie le importaba ya. Ella encontró el utensilio en la mesa: un chillo de plata para carne. Lo levantó. Nadie la miraba. Volvió a escudriñar a su familia antes de rajarse el cuello. “¡Ay, Fernando, que lo he hecho!”.
LA ÚLTIMA CAMPANADA
Nochevieja. Las uvas ya peladas, la gente nerviosa. Ramón García ha vuelto de forma inesperada a TVE. Todo está en orden. Un año más y las cosas van a salir como deben ser. La primera campanada, manos temblorosas llevándose la fruta a la boca. Otra campanada. Así hasta doce. Es en ésa, en la última campanada, cuando a un miembro de los que están en la mesa, un familiar que ha venido de muy lejos y que apenas nadie conoce (de hecho, se ha pasado la mayor parte de la velada callado), le da un infarto cerebral. Cae fulminado sobre el plato de uvas peladas. Como ha sido la última campanada, la gente se ha levantado y está gritando, alegre. El tío borracho descorcha una botella de sidra, la tía de siempre se pone a llorar, la abuela recuerda a los caídos, los niños saltan. Los familiares se besan entre sí, la gente grita. En la calle hay ruido, hay cohetes. En fin, la felicidad de esa última campanada, la sensación de júbilo de haber superado otro año. Pero nadie se fija en el familiar desconocido, pariente de vete tú a saber, quien yace muerto sobre la mesa, entre copas, sonrisas y besos. Ese cadáver lleno de piel de uvas y huesos. Esa familia que no le conoce, que casi tienen una mala opinión de él por su silencio, y por vergüenza ni se acerca. Ese propósito de año nuevo de dejar de fumar. La dieta que iba a empezar. Esa nariz empapada en líquido de uvas.
Guía de Supervivencia: América.
Acabas de aterrizar ilegalmente en paracaídas en medio de un campo de trigo en Austin, Texas. Ahora estás solo y tu principal objetivo es sobrevivir una semana en EEUU para conseguir la nacionalidad estadounidense. Para ello deberás adaptarte a las costumbres americanas. Pase lo que pase. Cueste lo que cueste.
Día 1: Afianzamiento
Antes de salir del campo de trigo dirígete al espantapájaros más cercano. Ponte su ropa y su sombrero. Es de vital importancia. Ahora sal del campo de trigo y dirígete al rancho donde vive el propietario de los terrenos. Una vez en el porche debes actuar con la frialdad y la serenidad de J. Robert Oppenheimer así que mírate en el reflejo de la ventana, arréglate la camisa, crújete el cuello, los nudillos y toca a la puerta. Cuando el propietario te abra la puerta con una escopeta en la mano, dile que eres su espantapájaros y que has revivido debido a una rara reacción entre el trigo y la electricidad estática. Aprovecha su parpadeo americano de incredulidad para reventarle la cabeza contra el marco de la puerta. Te encanta ese sonido. Cuando caiga al suelo y empiece a convulsionar debido a la hemorragia cerebral susúrrale al oído que le has confundido con un pájaro. Coge la escopeta y entra en el salón. Grita ¿Pío?
Toda su familia estará llorando en un rincón de la habitación, así que tranquilízales con un chiste sobre las torres gemelas. Cuando acabes de contarlo ríete. Pero no te rías obsesivamente o pensarán que estás loco. Ve alternando. Ríete; para y míralos fríamente; fúmate un cigarro si quieres; luego vuelve a reírte. Ahora ve donde están todos y llora con ellos por toda esa gente que murió en los atentados. Acaríciale la cabeza al pequeño Brad mientras le dices que todo va a salir bien, ponle el sombrero de espantapájaros mientras sonríes con aprobación y dispárale a su madre y a su hermana en la cara. Acabas de generar un trauma muy fuerte en la cabeza del pequeño Brad, que acabará por ser un despiadado asesino en serie con sombrero.
[Nota: El futuro del pequeño Brad ahora está en tus decisiones. Evolucionará según tus actos. Utilizará la pared de su habitación para elaborar un complicado mapa lleno de recortes de periódico, hilos rojos y fotografías en sepia. Cada uno de tus pasos significará un tipo de mentalidad sociópata distinta.
¿Qué tipo de asesino quieres que sea el pequeño Brad en cinco años?
□ Maníaco obsesivo
□ Terrorista suicida
□ Activista de Greenpeace
□ Monje budista]
Vuelve a la puerta, cógele las llaves del Jeep al padre y da comienzo a tu viaje por las desiertas carreteras estatales que atraviesan todo el país.
Aparca el Jeep en la primera área de descanso con la que te cruces y entra en la cafetería. No olvides la escopeta. Cuando se acerque la camarera, pídele veinticuatro mil galones de zumo de arándanos y media tortita. Aprovecha su parpadeo americano de incredulidad para violarla. Ese será tu desayuno: amor sin propina. Cuando hayas acabado susúrrale al oído que la has confundido con un pájaro.
Ahora ve a la caja registradora, coge prestada una moneda de 50 centavos, sal de la cafetería y dirígete a la gasolinera que hay a 150 metros. Una vez dentro, mira fijamente al dependiente y pregúntale qué ha sido lo máximo que se ha jugado a cara o cruz. Dice cara. Sale cruz. Dispárale en la cara. Crucifícalo. Para ser un buen americano hay que tener unos firmes valores morales basados en una estricta disciplina católica, así que esto te va a servir para conocer en profundidad todos esos dogmas que te servirán de guía espiritual para el resto de semana. Recuerda que no importa la cantidad inhumana de barbaridades que hagas mientras le pidas perdón a Dios. Él perdona y tú ejecutas. Sois un tándem destructor. Quema la gasolinera y susúrrale al oído que la habías confundido con un pájaro.
Ahora que conoces los beneficios de tener a Dios de tu lado, vas a realizar un acto de fe intrínsecamente bueno. Móntate en el Jeep y ve directo a una tienda de tatuajes clandestina, a ser posible regentada por un hispano. Antes de entrar, en alguna de las calles colindantes, aborda a una prostituta venezolana, enamórate de ella y rómpele el cuello. Córtale alguna arteria principal y guarda su sangre en una bolsa de basura. Es ahora cuando tienes que entrar en la tienda de tatuajes y pedir que te tatúen In God We Trust en el pecho con la sangre de tu princesa. Románticos como tú quedan pocos. Muchos de ellos están en la cárcel.
El día está siendo agotador y tienes que descansar física y mentalmente. Caza un búfalo y duerme envuelto en sus entrañas. Mañana será un gran día lleno de expectativas.
Día 1: Afianzamiento #310
Día 2: Evolución
Hola amigos, soy Tedd Fraggeway y esto es Despiértate con Tedd Fraggeway. Hoy ha amanecido un bon...
Apaga la radio y sal de las entrañas de ese búfalo. Hoy es un gran día, así que dirígete a la quinta con Havensbruck. Si no sabes dónde está, pregunta. Si no saben dónde está, aniquila. Lo primero que harás cuando llegues a dicha calle será comprarte un sombrero de cowboy y declararle la guerra a algún país musulmán. No te olvides de odiar a los franceses, esos hijos de puta. Mátalos a todos y cómete sus crêpes.
Piensa que América está llena de afroamericanos, así que es necesario que te agencies un arma. Entra en el primer McDonalds que veas y pide un Happy Meal con patatas y Coca-Cola. Coge el arma que viene de regalo. En el Burguer King hazte con un Sandy y granadas de fragmentación. En el Starbucks compra un Frapuccino de chocolate con virutas de avellana y 50 kilos de C4. En la Apple Store compra un fardo de heroína. Piensa que el afroamericano más peligroso de los United States es el negro de la banda del patio, así que búscalo y mátalo. Es importante: ahora nadie corre más que tú.
Con esto ya tienes suficientes méritos para pertenecer a la Asociación Nacional del Rifle (de ahora en adelante N.R.A.), así que dirígete a su sede en Massachussets con el cadáver de ese maldito negro en la parte trasera de tu Monster Truck©. Si no tenías uno no sé a qué estabas esperando. Hazte con uno.
Cuando estés a la altura de Dallas, baja a desayunar en cualquier gasolinera. Esta vez pide tarta de calabaza, huevos revueltos con bacon y un batido de sangre de unicornio. No te preocupes, tienen. Con el estómago lleno, puedes conducir durante 4 horas más sin parar. Si durante el trayecto te para algún coche de policia, coge el cadáver del negro y salta del Monster Truck© en marcha, no sin antes ajustar el temporizador de los 50 kilos de C4 a 20 segundos. Probablemente no sirva de nada pero acabarás de generar tu primera explosión en una interestatal. Quieto ahí. Las manos sobre el capó. Tiene derecho a un abogado. Si no puede costearse uno el Estado le asignará uno de oficio. Todo lo que diga puede ser utilizado en su contra. Mátalo con tus propias manos. Esparce el fardo de heroína alrededor de su cuerpo sin vida. Eres libre. Sus compañeros creerán que ha sido un ajuste de cuentas. Coge su coche, enciende las sirenas y pon rumbo a Memphis, Tennessee.
Una vez allí dirígete a un barrio extremadamente marginal. Cuando encuentres a un grupo de afroamericanos jugando al baloncesto pide refuerzos. Un cinco diecisiete en la quinta con Havensbruck. Empieza a disparar por la ventanilla, esa gente es muy peligrosa. Mantén el fuego cruzado hasta que lleguen los refuerzos. Cuando alguien te pregunte que quién está al mando en la operación dile que es su puta madre. Sonreirá con condescendencia mientras le dice a sus compañeros que eres el mejor de esa promoción, así que dile te cubra. Medalla al valor. Medalla al mérito. Medalla olímpica en tiro. Al negro. Joder, ESO es humor americano. Eres uno más.
Es hora de cenar y dormir, mañana es tu gran día en la N.R.A. Así que compra comida thailandesa, dirígete a un motel de carretera y paga a una prostituta latina para que te vea comer y dormir abrazado al cadáver de ese negrata.
Índice de Americaneidad:
Exterminar al pueblo francés: 3%
Conducir un Monster Truck©: 3%
Conducir un coche de la policia: 5%
Fuego cruzado con afroamericanos + chiste xenófobo: 20%
TOTAL: 31%
Yo haciendo comida para uno
tú compartiendo tu cama para dos
niñas soñando a tres metros
él echándola de menos cada cuatro minutos.
Cinco segundos bastaron
para querer morir seis más en tus labios
siete vidas le regalé a ese gato
con el diablo llevo ocho pactos.
Nueve meses en la barriga de mamá
a los diez años el primer te quiero a papá
once gaviotas sin alas que añoran volar
doce campanadas en las que abuelo ya no está.
Trece gatos negros debajo de una escalera
con catorce besé a la primera
mas de quince consejos que nunca escuché
dieciseis veces en el mar de tus ojos resbalé.
Aposté mi poesía al diecisiete
a los dieciocho poemas supe que gané
con diecinueve años la ilusión del primer amor
te regalo veinte versos vomitados desde el corazón.
Pseudo-haiku de las 4 de la madrugada:
"Canto nanas pensando en ti,
te abrazo y cae una lágrima sin texto
mientras te mando dulces y sueños
que yo ya ni siquiera tengo"
Lo primero que escribo en meses... en realidad no tiene gracia visto así, porque era un caligrama en forma de rosa que regalé a una amiga.
Caligrama de una rosa
Desde el corazón de la rosa vemos crecer la alegría, palpitante, entregada a la vida, aprendiendo a sacudir de sus tallos el dolor y la soledad inevitables de los que saben hacer de la belleza cautiva.
Con sutil fiereza, sus tiernos pétalos acarician el sol, para hacer del rocío una lágrima viviente que por su seno resbala, dichosa de encontrarse con el abrazo del vacío que suspende su viveza y la atrapa finalmente en el círculo dorado de los seres que la rodean y anidan.
Hecha de historias, portadora de secretos que la hacen vibrar a la par que serena ve pasar las horas como si de un encuentro fugaz se tratase; porque conoce el regalo más alto, más lúcido, más sincero y auténtico que la naturaleza le brinda.
Sé como de la rosa, lo que en ti habita.
Y cuando la noche llegaba,
y el mundo parecía apagarse,
como una vela que se funde y quema,
como una vela que se convierte en cera y se pega a tu piel,
te hiere, mancha,
duele.
Cuando la noche llegaba,
y parecía que las cortinas de mi ventana se ponían tristes,
por que ya no había luz,
por que todo se volvía artificial,
opaco, en vano,
sin vida.
Cuando la noche llegaba,
y parecía que mis manos se volvían amargas,
ante la falta de tu tacto, de tus yemas,
de tus labios acariciando mi oreja,
susurrando, humedeciendo,
enloqueciendo.
Cuando la noche llegaba,
y parecía que ya nunca iba a ser de día de nuevo,
llegabas tú,
con tu sonrisa, tu voz grabe, tu olor a chocolate,
dulce, tremendo,
amargo, vivo, único.
Cuando la noche llegaba,
pero tú estabas en ella,
conseguías que,
el mundo pareciera que volvía a tener una luz única, (constante)
que mis cortinas lucharan por abrirse (para que todo el mundo te viera),
que mis manos volvieran de nuevo a ser suaves (buscándote),
y que por fin mi noche se convirtiera en día,
por la luz que desprendía(mos), y que nos hacía libres,
únicos,
felices,
nuestros.
Hoy le he visto en el frío de las ventanas, en el vaho entre los labios. Le he visto bajar las escaleras de un bloque, deslizarse por las bisagras de las puertas, en el bostezar de un anciano.
He salido a la calle, y me ha esperado en la parada del autobús, de camino a clase hemos hablado, he oído su leve risotada en la carcajada de un niño y en los ojos de su madre. El olor de la calefacción bañaba el recinto.
Una mañana invernal rutinaria, como lo es comprar el periódico o quejarse de alguna noticia escuchada por la radio. Tan rutinario como el piar de los pájaros o rascarse los ojos.
No puedo decir que le haya encontrado en un sitio en especial, porque hoy, se ha movido por todo el escenario. El espectáculo ha estado en todas partes y en ninguna, como un nómada, se ha desplazado por la necesidad de alimentarse de detalles. Esos pequeños detalles que si no tienes la vista pegada a una pantalla puedes percibir. Él siempre está por ahí, esperando que lo capturen y esta mañana se ha movido entre el frío, ha esquivado la lluvia y ha subido conmigo a ese autobús. Rodeando a la gente.
He sentido su hambre de atención. Algunos de los transeúntes lo han visto como yo y con una mirada hemos comprendido su juego. El espectáculo hace cómplices y puede que se apunte a mirar más de un curioso.
Pero no debes satisfacer su función, aún no, antes tienes que comprender que está en todas partes y como tal habrá más ocasiones en las que te pueda sorprender.
La Muerte no es ni era.
La muerte no es ni era que tu madre muriera ni uno de esos nichos amontonados al final viviendo en la eternidad como en una comunidad de vecinos.
La muerte no es decir que uno se muere ni conjugar los verbos al vacío ni conocer lo poco que dan por el aburrimiento y el raro deseo de dejarse alcanzar por una idiota.
La muerte no es un esqueleto con un mantón lúgubre que alza una guadaña y sonríe en las esquinas invisibles y se lleva consigo a niños que no hollaron el suelo, todavía.
La muerte no es un formula resoluble en la que las matemáticas cobran un carisma divino. La Muerte no empieza por recordar y no se acaba con la melancolía, la muerte no está en las fechas y no se alimenta del tiempo.
La muerte no es la culminación biológica de este desasosegado cuerpo de carne y sangre estúpida. La muerte no es un desastre, no es la quiebra ni un suicidio.
La muerte, simplemente, es que seamos tan idiotas de mirarnos a los ojos
bajo un cielo oscuro sin rastro de luna
y juntemos las manos los pies y los hombros
y hablemos de cosas intrascendentes embriagados de sensacionalismo barato
y me digas que no te quieres morir todavía
mientras me matas de no sé qué clase de muerte insulsa
y me preguntes que qué quiero hacer el resto de mi vida o cada mañana
si quiero despertar junto a tí o te fatiga el amor cuando no lo demandas
y que vengan a hacerte preguntas y sugerencias y darte consejos como si no hubiera muerte
la muerte
pienso mientras agarro tus nalgas en mitad del andén en esta ciudad de muertos parciales
es que pretendas
que viva.
Ahora.
Portales fríos como el hielo.
Portales fríos como el hielo, almas ardientes a ras de suelo.
Tu mirada y la mía, ojos que brillan ,almas en pena emanando alegría. Un torrente de emociones, sensaciones y vibraciones.
Tu lloras, ríes, saltas, juegas. Yo escucho, comprendo, acepto y veo.
Noches frías en un mar de estrellas, una luna que la veo y me conmuevo, arena en los zapatos, ojos de deseo, una brisa de aire fresco en tu pelo, el suyo no lo veo, me cuesta matizar, me cuesta captar la percepción de su realidad, me tiene cegado la visión que de ella desprende, su escudo esta latente, no es frió, es cauteloso, es sincero pero a la vez lleno de miedos.
Tu y yo, ella también pero no del todo, a momentos, cada uno mas intenso que el anterior, ¿que pienso? pienso que no pienso, que disfruto del momento, y lo vivo como si fuera el mejor de todos los vividos, pasos hacia un lugar desconocido, pero que no es mas que otro sitio, un reflejo de las vivencias de vosotras, un espejo en el que os miráis hora tras hora.
Un portal, un abrazo, un gramo de sinceridad y toneladas de cosas que dar, que aportar. Una invitación sincera, abierta, de quien menos te lo esperas.
Tu y yo, otra vez, en el banco sentados, riendo, charlando, dejándonos llevar, ¿limitaciones morales? Mas bien sentimientos pasionales, tumbada, relajada, yo contento, disfrutando, hablando, acariciando, cerrando tus ojos al compás de los míos, frío, un poco de frío, un mar de emociones, tus labios y mis dedos son cómplices eternos, seguridad, complicidad, amor, cariño y afecto.
Explorando todo el camino, metiéndonos en donde nos llama lo prohibido, ascensores que suenan, nos inquietan, pasos merodeando, y tu temblando, yo soñando, mi vida que es mi sueño, tu en él, como otros tantos.
Plantas, verdes, incomodas a nuestro alrededor, descendemos, nos tumbamos, nos abrazamos, sonreímos y hasta nos quemamos.
Sobre todo confiamos.
Aficionado a los Zombies aquí dejo mi pequeño aporte..
Eterno Caminar
El maullar de los gatos se escuchaba en la lejanía de una noche tétrica y sombría.
Paseando por las aceras el silencio iba tomando las calles y la luna iluminaba a un par de caminantes.
Una pareja que con los ojos cerrados arrastraban los pies entre quejidos y un temblar de labios. El relente de la madrugada llenaba de rocío sus caras y unas ropas ajadas se empapaban con el despertar de la mañana.
Pantalones rasgados y camisa ensangrentada lucía el hombre con paso a desgana, la mujer llevaba en el pelo una diadema rojiza que le llegaba hasta los senos, en el cuello como collar portaba un agujero y en la cara un gesto severo pues se vislumbraba en aquel orificio sangre y hueso. Pareja sonámbula del sueño de la muerte que paseaba a ritmo de vida en busca de alimento, y saciar la gula que les crecía por dentro.
El sol la mañana paulatinamente iluminó y entre las calles a su ritmo la luz se coló, dejando ver a la pareja somnolienta, y ellos a su vez a un tipo alto y musculado se toparon y sin duda alguna fueron a saludarlo. Con las entrañas en la acera el tipo se quedó ya que la pareja portaba un hambre atroz, y tras saciar su apetito siguieron caminando a ninguna parte sea dicho. En el suelo una masa de carne comenzó a estremecerse y al cabo de unos instantes más se incorporó y se puso a caminar, mascara de hueso en la cabeza, cojera visible en la pierna y un retemblar de manos eran su seña, aquel tipo con el que la pareja se había topado, ahora era otro más de sus aliados.
Otros caminantes de sueño eterno interrumpido se fueron formando y al terminar el día solo se escuchaban gritos y llantos, la gente corría en todas las direcciones pero ya daba igual, el fin acababa de empezar.
Al mes la mayoría de gente había muerto y un hedor a podredumbre dejaron con ellos en el paso del tiempo, unos caminaban y otros se arrastraban dependiendo del hambre de sus aliados y lo que quiera de ellos hubiesen dejado.
Años duros para la humanidad pasaron y pocos más como yo quedaron, y escribiendo las últimas líneas de una época triste y dura ahora contemplo aquella misma luna, ya no se escucha el maullar de los gatos, el silencio de pasos mudos y el tiritar de miles de bocas es la música que cada noche me mece y me arropa...
#313 me iba a ir a cagar tope contento pensando en defecar con risueña lectura y mi gozo en un trozo
Soledad
Drogas , internet, mentirse , rebelarse , angustiarse, frustacion,caos , ausencia de orientacion, meditacion , reflexion, realizacion , resurrecion , reintegracion , aceptacion, autoengaño, ciclo
Acabar
Querida tú:
Hoy el café se enfría con prisa, queriendo huir de esta terraza apresuradamente. Quizás incluso no pague. Es con leche, como ya sabes. Aún no tengo un estómago creado para digerir un líquido tan negro. Acaba matándote, o eso dicen. Esta vez no me acompaña ninguna pasta. Querida tú, puedes creerme cuando te digo que el frío te entra por los pies, por algún resquicio de las uñas, y te recorre el cuerpo entero. Te hiela las piernas, el estómago, el corazón, la cabeza. Escribo y sorbo el café. No hay nadie y el camarero bosteza mirando a la plaza que enciende las luces de las farolas. La fuente crepita como el fuego, pero lo hace suave, como sólo el agua puede. Calmada. Es una noche tranquila, ¿sabes?, apenas hay gente caminando, sólo un par de madres con críos a los que han recogido del conservatorio de la calle anexa. Van y vienen, portan algún instrumento grande. Violonchelos quizás.
Me aprieto mi gruesa bufanda negra, sorbo un poco más de café y me esmero con fiereza en mover el dichoso boli Bic.
He de pedirte perdón porque te he mentido hace escasas líneas. Escribí que era el frío del invierno el que congelaba mi corazón y ojala fuera así. He estado pensando últimamente en todo lo que ha pasado (aquella carta que te llegó en diciembre, recuerda) y los suspiros son más constantes de lo que deberían. El alcohol tranquiliza, pero no cura. Me deja relajado durante un par de horas, me deja eufórico durante media. Pero ya sabes lo que pasa, al día siguiente todo vuelve a ser lo mismo. Ay, querida tú, ¡no sé qué hacer! Hablé con el psicólogo de mi Universidad y dijo que estaba jodido. Que alguien que está harto de ver casos como éste te diga que estás jodido, asusta. Pero me relajó algo que comentó. Después de describir sutilmente que los ríos de mierda que se me avecinaban iban a ser desoladores, apostilló su declaración con una sentencia que alivió: “¿y quién no?”. Quizás sea un mal psicólogo o quizás tenga razón. ¿Quién sabe, verdad? ¿Quién podría decir que el camarero que mira su reloj, el tic tac que le acerca cada vez más a su programa de televisión, no está jodido? ¿Y aquel abuelo que agarra de la mano a su nieta? ¿Es lícito sentirse aliviado porque todos hemos pasado por grandes charcos? Te llenas de barro al caer y sí, te cogen y te levantan, pero sigues lleno de barro. Debes limpiarte tú primero. Siempre me ha gustado el olor a lavanda en mi cuarto de baño. Un par de toques de colonia y algo que abrigue ahora, por Dios. Y estar limpio. Y sentirse limpio.
¿Tú estás limpia, querida tú? ¿O aún tienes algo de barro? Mi psicólogo te diría que quizás debas darte una ducha de vida.
El café se ha convertido en un auténtico jacuzzi circular en mitad del Everest. Acabo por hoy. Acabo aquí. El guardia conocedor de cafés ha entrado y eso me da un par de minutos más antes de que cierren. Los aprovecharé mirando a la fuente, al agua que no pide nada y da tanto; a sus ondas, al leve romper de las gotas al unirse con la familia.
Mañana saldré temprano para enviarte la carta. Quizás, incluso, escriba la siguiente si encuentro alguna terraza que me inspire. Espero que con otra fuente.
Querida tú, mi querida tú. Que el barro que tengas salga. Hay buenas esponjas ahí fuera, es cuestión de seguir mirando ofertas.
O mejor: de gastarse algo de dinero.
Eres la crónica inacabada de tu vida, la representación antónima a quién una vez quisiste ser, el sórdido y ahogado canto de tus sueños. Y aún no has comenzado a cambiar.
Te hallas encerrado en una jaula sin cerradura, en una habitación sin paredes. Y aún te quejas de estar encerrado.
Sabes que quieres sentir, pero no alzas tus manos. Sabes que quieres ver, pero no abres tus ojos. Sólo te limitas a temer.
Temer. Temer qué pueda pasar si abres esa jaula, temer qué sucederá si sales de esa habitación, temer aquello que sientas y aquello que veas. Temes pensar, reflexionar, cambiar...
...Y aún te quejas de tener una vida aburrida.
Despierta, y conviértete en tu propio significado.
En el principio.
No es un hombre de plegarias y por el valor del concepto quizá tampoco un hombre. Le pican los pies, alguien dice que de los nervios, pero él no se lo confesará ni a su organismo. La ciudad es una esquina y luego un epitafio, la ciudad y sus inquinas, todo se cuece despacio. Un coche zumbó por la calle adoquinada hasta el cielo con brea y miseria y dos hombres agabardinados, lo siguiente que cabría esperar, un caballo blanco desbocado buscando un lugar donde beber agua pura o una cerveza. Palpó el revolver en el bolsillo, su presencia metálica, plúmbea, firme, religiosa.
Matar a un hombre es fácil pero matarlo de verdad para siempre es imposible, siempre se quedan vivos mucho tiempo después. Llegó al gran edificio con la boca esmerilada y una escalinata pulcra bien desglosada. El botones latino le introdujo le agarró la gabardina y le indicó el camino hasta el bar. Un whisky. Un piano y una Eva agarrando una copa contoneándose como una serpiente ebria de ganas de ser dios porque a veces las mujeres quieren estar bien pero eligen mal. Otro whisky. Ella. No hay amor en la barra, se otea y se está como en una trinchera. Una araña en lo alto al lado de uno de los pilares, el sempiterno barman limpiando el vaso.
El coche chirría en la entrada y dos portazos consecutivos brochan la noche. Dos hombres caminan, los ve sin mirarlos, los huele desde el hall, sabe quienes son, conoce sus pecados. Escribe una plegaria en la mente, de un lado a otro como una maquina de escribir, como un telegrama al cielo, elige cada petición, perfilando con precisión joyera cada arista de cada deseo, avanza, se retracta y cuando la tiene apunto de confesión la deshace y lo diluye todo con otro whisky, la mejor plegaría la que muere en los labios, dice. Soy un pecador con una seis tiros en el bolsillo. “Es de mala educación no quitarse el sombrero, sobre todo cuando se tiene una bonita cabeza para enseñar” y cada palabra de ella fue acompañada por movimientos de áspid, pero ora el odio ora el miedo ella solo quería que la llevaran de la mano como a una niña. “Le ruego me disculpe pero de donde yo vengo primero se honra a Dios y luego a los hombres” Y sin transición alguna se dirigió como un disparo hasta el baño. Se quitó la corbata, el sombrero y se sentó sobre la tapa del inodoro adoptando la posición arquetípica de la reflexión desesperada. Tenía ganas de llorar o a lo mejor tan solo ganas de estar muy lejos, en otra vida, con otro nombre y dos o tres hijos, un cocotero un simple libro de sopa de letras y nada de remordimientos. Matarse a uno mismo es una ciencia imposible.
Sale del baño y los dos de la gabardina, ahora con camisas purpuras y hombros fornidos, se erigen atracados como petroleros en la barra, filtreando con Eva como quien ve una carrera de caballos. Eva ve venir a su Adán caído y se siente como zarandeada por dos demonios ociosos que le retienen. Quiere salir del paraíso y buscarse un piso modesto, un lugar apacible donde tocar el piano con sosiego, como antes. ¿Por qué un hombre ha de sentir vergüenza? Los hombres de purpura ven a Adán y por el bigotito saben que o bien se ha rendido o está a punto de rendirse. Dicen los rabinos que Eva fue engañada por la serpiente y por el influjo de su seducción desoyó la prohibición, dicen que con Adán fue distinto porque él lo sabía todo, él conocía con profundidad lo que estaba pasando y lo que iba a pasar, conocía la maldición. Y comió. Algunos dicen que Adán quería ser como Dios, dicen que fue la ambición la que le hizo caer. Nada de eso, Adán quería ser un verdadero hombre, no sólo el primogénito, sino el genuino. Había que bajar muy hondo. “Caballero esta señorita nos ha dicho que usted no tolera las cosas fuera de tono”. “Me he quitado el sombrero porque hay cosas que deben ser hechas con la cabeza descubierta para que se sepa todo el mal”.
Tres tiros a bocajarro para cada uno. Y fueron el hombre y la mujer una sola carne.
Tantos años tratándome de engañar a mí mismo. Que no eras para mí, que no te quería…
Aún recuerdo aquél café amargo con el que te dije que nuestro tiempo había acabado.
Me creí un valiente, dejándote sentada sola, llorando por mi …
Pero el tiempo me hizo ver, cada día, lo equivocado que estaba y el daño que me hacía tu ausencia.
Hoy, 15 años después, como cada San Valentín, voy a la misma floristería y, compro tus flores favoritas para, después, acercarme al portal de tu antigua casa, con la esperanza de que el tiempo sea mi aliado y, me devuelva esos años junto a ti.
Tristemente, sé que no lo conseguiré y, que la culpa es solo mía, pero no hay un solo día que no recuerde, esa forma con la que tú, torciendo tus labios me decías… “en el fondo te quiero”
Dedicado: Al primer amor que conquista tu corazón.-
Alfajores
A veces creo que mi destino está en ti.
Pues sigo sola,
como esperándote.
Y me sorprenden los recuerdos,
y amenaza la ausencia con sus tentáculos
defendiendo como puede su templo
de olvido, pintado
de tinta negra, de espaldas
siempre el amor, arañando
las entrañas, sacudiendo
al imposible sin romper sus
mordeduras.
Y te imagino nadando
entre jirones de niebla
a la luz de una amanecer blanco como la cal,
la luz me ciega y te pierdo de nuevo.
Aún hueles a alfajores, sobre la mesa
junto al té dulce que abrasa los labios fríos,
sin otro consuelo que la aún cálida lumbre apagada de tu espera
demasiado larga,
demasiado terca.
Que tiene esa sonrisa
que corrobora tu mirada
si lo que refleja
es que estás enamorada.
Niegas con la cabeza
lo que tu corazón
Ya no te deja.
Acéptalo sin remordimiento
pues no es ningún pecado
querer más al chocolate de la tarta
que al hombre que te da la lata.
Lo escribí anoche en mi blog, después de un parón, no encontraba inspiración con nada, ahí va...
"Mírame a través del teléfono y dime que no me echas de menos, que no recuerdas mis caricias en tu pelo, que ya no te ries de mis tonterías, que mis besos dejaron de gustarte, que cada lagrima que he derramado ha caido en el olvido.
Dime, que la única razón para no amarme es que me desprecias. Atrévete a mirarme y hacerlo, para que mi alma abandone mi cuerpo y siga el camino hacía el vacío, si no lo haces, me quedaré aquí a esperar a que cruces esa puerta hasta el mismo día de mi muerte, pues que más da qué pueda hacer más sin ti, si haga lo que haga cada noche en mi mente vuelvo a verte marchar.
Porque aún te recuerdo demasiado, tanto como para que el tiempo no borre las heridas, pero tampoco los más bellos momentos, ni el abrazo mas corto...
Abrázame esta noche y pídeme que no te olvide."