Es medianoche y un par de amigos matan el rato trasteando con el ordenador de la hermana del mayor, mientras se atiborran a pizzas compradas previamente en el supermercado, aderezadas con una botella de litro y medio de cerveza. La television ilumina el pequeño cuarto con una de las peliculas mas conocidas del mercado oriental.
-Va, deja el ordenador, que estan calentando para partirse las caras.
Dicho esto, se levanto con torpeza del sillon y, apoyando su peso en el respaldo de la silla en la que permanecia sentado su amigo, repitio aquellas palabras. -Va, joder...
Un par de clicks en un enlace que habia recibido via e-mail bastaron para dejar de lado la pelicula y centrarse totalmente en la pantalla del ordenador. Un conjuro mistico que te vuelve gilipollas y no deja que apartes la mirada de aquella caja inanimada.
-¿Que coño es esto, tio?- pregunto el chico que seguia en pie.
-Ni idea, parece una camara de video colocada en algun tipo de almacen... y esta encendida...
-Si... mira... ahi arriba pone "En vivo".
-Algun freak que quiere que le veamos mientras pone al perro a cuatro patas y se lo folla, menudos perturbados...
-¿Como?.
-Yo que se... mira, ahi parece que entra alguien, ¿no?
-¿Donde?
-Ahi, ese par de sombras que se mueven por la izquierda.
-Es verdad, parece que es en directo y todo, aun tendremos suerte...
-¿Suerte?, ¿Por que?.
-Por que es la quinta vez que vemos El Furor del Dragon este mes. Me gusta Bruce Lee, pero parecemos un par de putos maricones observando como le brillan los musculos mientras se mueve y rebienta a todo el que se le antoje una vez tras otra.
-Joder, esta apunto de acabar, es la pelea final.
-Maldita sea, ya sabes quien gana.
-Joder... pero...
-Ni peros, ni pollas, sientate aqui...
Ambos se quedaron observando el fulgor de la pantalla, hipnotizados. Fue entonces cuando aquellas sombras que habian creido ver con anterioridad, se tornaban un par de figuras humanas, dejandose ver tras el objetivo de aquella indiscreta camara de video.
-Mira, han vuelto...
-¡Joder!. ¿Eso es una tia?
-Si, colega, y va en pelotas...
-¡La puta!, que buena esta la jodida zorra...
-El coleguita parece que no va a practicar la zoofilia despues de todo.
-Jodido cabron, como le va el morbo...
-¿Le esta atando cada muñeca a un pilar?
-A esa zorra le van a dar bien por el culo esta noche.
Rieron de nuevo. Acercaron las pizzas y mientras las devoraban, ansiosos, seguian con la mirada fija en la pantalla, centrada exclusivamente en aquella porcion que mostraba lo que estaba aconteciendo en un almacen de algun lugar del mundo, seguramente lejos de aquella habitacion infestada con olor a pepinillos y cerveza.
-Mira, la version femenina de Cristo- dijo mientras engullia su ultimo trozo de aquella masa, cubierta de carne, queso fundido, pepinillos y atun.
-Eso que lleva el colega es...
-Si, macho una puta...
-...motosierra...
-No...
-Joder no...
-¡¡Dios!!
-¡¡La puta virgen santisima!!
-¡¡Que asco!!
-¡¡Su puta madre!!,¡¡Que hijo de la gran puta!!.
Sus estomagos tambalearon tras aquella experiencia audiovisual. El objetivo de la camara estaba ahora cubierto de un liquido rojo color carmesi. Sin poder evitarlo, el menor de los que estaban viendo el festin de sangre, musculo y visceras acabo echando la comida justo encima del teclado de su compañero, que al verse cubierto tambien de aquella masa viscosa, prodigo con el ejemplo, embadurnando todavia mas aquel escritorio que ahora parecia el fin de fiesta de algun borracho demasiado ocupado como para buscar un buen lugar sobre el que evacuar.
[. . .]
Son las diez de la noche. Las calles estan llenas de gente con ganas de pasarlo bien, de un modo u otro. Quieren pasarlo bien, de puta madre. Desean recordar aquella noche como la mejor de todas cuantas han vivido. Algunos lo conseguiran, otros, creeran que tambien. Los ultimos, simplemente sabran que quedan muchas otras noches para desfasar y olvidar todo cuanto han hecho al dia siguiente. La aguja del cuenta-kilometros cae levemente mientras observo con atencion la cola que se ha formado en el local de mayor actualidad de la ciudad. Mi Lamborghini Gallardo no pasa desapercibido. Es oscuro como la noche, pero no brilla como las demas pinturas. Las bombillas de las farolas se reflejan en este como el mismo Sol en la multitud de estrellas que pueblan el firmamento. Las chicas me miran, me desean. Los chicos hacen lo propio. La mayoria me odian, el resto estarian encantados de partirme la cara sin pensarlo.
El rugido del motor calla cuando me hago con la llave del contacto. La guardo en el bolsillo derecho de mi gabardina de cuero mientras mis dedos peinan mi larga melena. Las carisimas botas de cuero me hacen caminar con decision hacia la entrada, escasos metros mas alla. Toda esa gente que me habia visto aparcar me sigue con la mirada mientras susurra alguna que otra estupidez sin importancia. Sin detenerme, asiento con la cabeza a la mole que me observa mientras sonrie con complicidad. Mis pupilas se dilatan cuando cruzo la entrada. La chica que vende las entradas me sonrie como lo hace cada vez que vuelvo aqui, con dulzura. Un dia de estos tengo que llevarte a la cama, pienso mientras le observo los pechos, pues luce un escote de escandalo.
Me acerco a la sala de acceso restringido y un par de seguratas me abren las puertas. Me deshago de mi gabardina lanzandosela a otra de las mujeres con las que no me importaria pasar una noche loca entre las sabanas. Viste con una minifalda blanca que transparenta el fino tanga negro que cubre escasamente ese culito respingon. Me acerco hasta mi mesa, la que reservo cada primer fin de semana de cada mes de todos los buenos años que estoy pasando en esta ciudad. Sin tiempo a acomodarme, Pedro se levanta y me da la mano. Sonrio mientras le doy un par de palmaditas en la espalda. Bastardo lameculos, si no fuera por la pasta que tengo ahora mismo tu culo estaria marcandose en la cubierta de algun jodido yate lejos de estas costas. Mi pensamiento me nubla de nuevo, no puedo remediarlo.
Pedro: -¿Como va todo, Julio? - sonrie
Julio: -Bien, pero me parece que voy a vender el Lamborghini...
Pedro: -¿Y eso? - sigue sonriendo.
Julio: -En la cola hay una rubia que ni siquiera se ha girado mientras pasaba por su lado.
Pedro: -Debe ser la tipica rubia gilipollas que no sabria diferenciar un Avensis de un LP640, no te comas el tarro por ello... - me anima y sigue sonriendo.
Julio: -Estaba de coña, anda demasiado fino ese trasto como para venderlo. - ¿Sera gilipollas?, ¿es que para el no existe un limite?. Menudo capullo, pienso de nuevo.
La camarera, Nadia, se acerca con el martini que siempre bebo y nunca pido. Tiene que ser realmente jodido esperar en la barra a que te atienda una moza que no atina al devolverte el dinero justo cuando hay mas de tres cubatas por servir. Le doy las gracias mientras le toco el culo con la mano libre. Lo tiene firme y prieto, como a mi me gustan. Mi reloj de oro marca las diez y media y lo corrobora aquel enorme colgado en la pared, que destaca por su toque psicodelico. Me recuesto sobre aquel comodo sofa mientras Pedro se aleja hasta el servicio, asi me lo ha hecho saber. El martini esta en su punto y lo hago notar bebiendome la copa de un solo trago. Levanto mi brazo con esta agarrada por mis indice, pulgar y corazon y entonces mi noche empieza de nuevo.
Mis ojos se cruzan con unas piernas infinitas que finalizan en unos zapatos negros de tacon de aguja. Calculo que son mas de cuatro centimetros. Viste una minifalda negra que, bien ceñida a la cintura, muestra un trasero perfecto acompañando a una cintura de abeja que se tambalea suavemente a cada respiracion. Una camisa blanca que transparenta un sujetador negro perla y unos pendientes con forma de cruz plateados son lo que resta por observar de esa super-mujer. Una exhuberante y fogosa hembra que intenta aparentar ser fria, distante y señorial, pero me he follado a demasiadas del mismo estilo como para que me engañe una simple pose.
Me acerco lentamente hacia ella. Esta acompañada por un viejo imbecil que empieza a notar los efectos del par de horas que lleva aqui recibiendo copas gratis, por lo que le cojo por el hombro de la camisa y con fuerza lo tiro de la silla. Esta tambien cae, pero con total sutileza la coloco de nuevo en su posicion original. Me siento, cruzo las piernas y con un chasquido de mis dedos el par de seguratas se encargan del viejo aturdido. Tras un par de improperios que no logro escuchar me fijo de nuevo en aquella mujer, que ahora me mira con deseo. De reojo me doy cuenta de que Pedro ha vuelto del servicio y se sienta de nuevo en su lugar. Solo, como bien le corresponde.
Julio: -No soy de los que suele comportarse como acabas de observar, pero sentia la necesidad de arrebatarte esa alimaña que llevabas incrustada desde que has entrado.
No responde, unicamente me sonrie mientras su indice se pasea por el labio inferior... de su cara.
Julio: -Tengo una casa a unos treinta kilometros de aqui. Esta alejada de todo este ruido y podremos hablar con mayor tranquilidad.
De nuevo no obtengo respuesta verbal, pero la corporal me indica que es hora de marchar. Me levanto y Mia ya esta a mi lado con mi chaqueta. Cojo la cartera y saco un billete de quinientos euros, lo enrollo y se lo ato a la goma del tanga. -Comprate algo bonito- le susurro al oido mientras el bello de mi nuca se eriza imaginandome junto a ella en una noche de locura y desenfreno. Me despido de Pedro con un simple gesto con la cabeza. No hace falta que te levantes, gilipollas, sigue chupandole el culo a el proximo rico hijo de puta que cruce esa puerta, pienso de nuevo mientras la super-mujer y yo salimos de la sala.
Salimos a la calle y tan pronto como obtengo contacto visual con mi coche, mi mano derecha se introduce en el bolsillo del mismo lado. Un par de suaves sonidos, y los intermitentes responden a mi llamada. Salgo cagando leches del parking y observo que a esa hembra fogosa de sexo y placer le encanta que mi pie derecho se hunda en el pedal. En apenas media hora las luces del Lamborghini iluminan la puerta del garage de mi casa. Le escucho gemir. Se esta tocando por debajo de la falda y bragas con una mano mientras con la otra se acaricia los pechos. La velocidad te pone a cien, ¿verdad zorra?, pienso de nuevo mientras salgo del coche. Llegamos al piso de arriba casi desnudos, la ropa se ha ido deslizando suavemente por entre las escaleras, el recibidor y el pasillo que da a las multiples habitaciones.
Esta vez escojo la mas grande, ella se lo merece. Completamente desnudos, le empujo con fiereza hasta que cae con rabia sobre el colchon de aquella enorme cama. Le beso los pechos mientras mi manos hurgan un poco mas abajo. Sus piernas se mueven como serpientes advertidas de un peligro del que no pueden huir porque estan atrapadas por la cola. Sin dejar de poseerla, abro el primer cajon de la mesilla de noche de mi lado y saco la jeringuilla, que esta preparada para inyectarse. Una leve punzada es todo lo que nota, la super-mujer esta siendo vencida por el villano, es una superheroina que ha encontrado a su archienemigo demasiado pronto. Empujo una vez, otra, otra y otra y otra... y otra... y otra...
Un cuarto de hora mas tarde bajo hasta la cocina y subo algo para fresco para beber. Ella yace exhausta en la cama, parece que los sintomas de las drogas estan empezando a florecer. Sera mejor bajarla ya, pienso. Son las doce pasadas y mi publico me reclama. Hago pasar su brazo por mi cuello y, torpemente descendemos hasta el sotano. Le hago beber un poco mas de champan mientras se traga otra pastilla. Subo de nuevo, esta vez a toda prisa. Cojo mi bata y vuelvo a descontar escalones con rapidez. Es la hora.
La super-mujer esta semi-inconsciente, recostada sobre una viga. La pongo en pie mientras le ato una de las cuerdas a la muñeca derecha. Me ciercioro de su sujecion y es entonces cuando hago lo propio con la viga de enfrente y su muñeca izquierda. Todo esta listo, las camaras estan grabando, mi diosa postrada pidiendo entre alucinaciones una clemencia que jamas le otorgare y un buen monton de pasta tras el patrocinador al que represento. Solo falta un pequeño detalle... esa cuchillo a motor que me recuerda a las altas vueltas de mi Lamborghini...