Novichok, un agente nervioso mortal que dejó al político opositor ruso Alexei Navalny en coma y casi mató a un exespía ruso y a su hija en 2018, fue producto de un programa de armas químicas soviético sumamente reservado.
Solo unos pocos miligramos del líquido inodoro –el peso de un copo de nieve– son suficientes para matar a una persona en cuestión de minutos. El agente podría diluirse a la concentración deseada y agregarse a alimentos o bebidas, o aplicarse a superficies o ropa. Los científicos dicen que el agente nervioso podría mantener su carácter letal durante mucho tiempo, incluso si se dejan unas gotas diminutas en una jeringa o se impregnan en madera o tela.
Como el famoso sarín o el VX, el Novichok ("pequeño nuevo") pertenece a la familia de agentes nerviosos, armas químicas que actúan sobre ese sistema del organismo. Estas sustancias atacan una enzima llamada acetilcolinesterasa, cuyo papel es crucial porque destruye la acetilcolina, una molécula que actúa sobre la contracción de los músculos.
Cuando el agente nervioso bloquea esta enzima, la acetilcolina se acumula afectando al sistema nervioso: los músculos dejan de ser controlados, lo que provoca espasmos y puede provocar la muerte por asfixia.