Tremendo tema. El verdadero gamer ha sido cautivado desde niño por su deseo de descubrir algo más emocionante que lo que ve en la vida real.
Recuerdo la navidad que recibí la primera consola, tras varios años de pedirla. Tendría 9 años y fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Antes de tenerla tenía que ir a casa de un amigo a jugar, y después de volver a la casa, jugaba tortugas ninja con mis hermanos en la vida real con base en lo que recordaba del juego.
Recuerdo la emoción de tener un nuevo cassete. El jugar los demos que venían en las revistas para PC. El impacto del PSX porque se veía "real". Mi obsesión por conseguir Metal Gear Solid tras jugar un demo. Esa noche que me regalaron el juego y a escondidas me llevé el TV de la sala de la casa hasta mi alcoba mientras mis padres dormían para pasármelo. Con las cobijas sobre mi cabeza para que no pasar luz bajo la puerta me lo pasé en unas 8 horas. Fue la primera de muchas jornadas nocturnas en mi juventud que no se cómo no acabaron con mis ojos. Con 14 años la realidad y la ficción todavía se entremezclaba y muchas veces salí con mis amigos a tener “misiones” totalmente equipado con “bandana” y pistolas de balines.
Mi vida social se traslapaba con Final Fantasy VIII y IX donde Dagger tenía el nombre de mi amor platónico, Lorena, prima de uno de mis amigos a la que solo veía en vacaciones. Con Syphon Filter aprendí a dar rollos para mientras iba perfilándome con los FPS y sentía la pérdida de Teresha en Syphon Filter 2 como propia.
Aunque mi deseo era entrar al ejército, ser fuerzas especiales, y tal vez llegar a ser comisionado para salvar el mundo algún día, terminé estudiando geología, para tal vez fuera de las ciudades encontrar realmente aquello que buscaba desesperadamente en cada juego, tal vez podría encontrar las gemas que usaba en los juegos. Tuve una gran nostalgia cuando aprendí a reconocer al granate, me hacía sentir más cerca de la princesa Garnet, y a Lorena. Tal vez como geólogo podía cruzar esa línea, llegar a ese anhelado puerto, tal vez encontraría algún tesoro escondido.
Recuerdo cuando Richard me presentó un juego “entretenido”. El misterio del atractivo de Starcraft solo hace poco le he comenzado a entender. Miles de horas en Broodwars y Wing of Liberty con los muchachos. Horas de LAN mezcladas con Unreal Tournament, Battlefield, Counter. Torneos y grandes amigos. No había reto pequeño para mí, emuladores de las consolas que no tuve, simuladores complejos como Subcommand, con el tiempo los MMRPG, y ahora lejos de casa, las laneadas nocturnas como nunca antes jugando RTS o Halo, o Left for Dead.
El reflejo de Garnet pasó nuevamente frente a mis ojos en 2007 cuando conocí a Marisol. Desde que la vi, supe que sería protagonista en mi vida. La amé desde que la conocí. Era mi princesa que había salido de las consolas para encontrarse conmigo. Sin embargo ella nunca lo supo, que ella era Garnet. Ella venía de un mundo de electrónica muy pesado y yo no estaba preparado para ofrecerle algo bueno. Recuerdo el día en que jugando Gears of War con mis amigos, vi por la ventana salir el sol y sentir que no estaba haciendo algo bien. En algún momento al levantarme a las 3 de la tarde y ver 20 llamadas perdidas sentí que algo andaba mal.
Más o menos en 2010 conocí al Señor. Jesús es el más grande héroe de acción que ha existido, y sus hazañas sobrepasan cualquier maniobra que haya hecho jugando Crysis.
Tras 25 años de andar en mis propios caminos, entendí que los videojuegos son una hermosa prisión. Los anhelos y pasiones que hay en nuestro corazón desde el principio han sido puestos por Dios, pero han sido enfocados maliciosamente para mantenernos indefensos y doblegados.
Es algo difícil de entender para mis amigos que aún están atrapados. Aún para mi es difícil. Mi ADN fue corrompido bastante al ser arrastrado por esta tecnología, sin saber que los diseñadores de la industria hacen pactos espirituales para causar un impacto más fuerte en sus víctimas y mantenerlos encadenados. Que las entidades tras la industria de los videojuegos programan en sincronía para encadenar sesiones de juego con pornografía y hacerlos sentir cada vez más miserables.
Es imposible servir a 2 señores. Tal vez en muchos jóvenes el corazón no esté tan atado a los videojuegos como el mío, pero solo puedo servir fielmente a uno de los 2. Y seguir al Señor es difícil, y no es para los débiles de corazón. En algún momento de mi desesperación le oré al Señor después de haberme sacado de esa prisión: Por favor Señor, muéstrame algo más excelente que los videojuegos, tú conoces mi corazón y sabes que me apasionan. Que haré con esta amargura de no poder jugarlos sabiendo a lo que llevan y lo que hay detrás?
Lo cierto es que la realidad ha resultado más increíble que cualquier juego de Mass Effect. Mucho de lo que hemos visto en los juegos tiene su base real. Incluyendo la mutación de ADN humano para hacer supersoldados, abominaciones genéticas como las de Resident Evil Todas ellas están preparadas para emerger en el momento en que el Espíritu de Dios retire su mano protectora y la maldad que ha sido preparada sea manifiesta con toda su furia. Entonces vendrá la agonía. Enjambres de zerlings y hidralisks, seres como los de Alien, gigantes de hasta 20 m de altura descritos en el Génesis, y escenarios como en Fall Out.
Sin embargo, no será tan glamoroso como lo hemos hecho en las consolas. El apocalipsis zombie vendrá. Pero muchos no serán del equipo de STAR… la mayoría serán los zombies. Cuando el anticristo establezca su gobierno dentro de poco y venga su marca, esta modificación genética hará que aunque el hombre busque la muerte por un tiempo, no la hallará. Las decapitaciones estarán a orden del día. Y después de eso, el infierno, por no haber recibido a Jesús, el único hombre 100% hombre y Dios a la vez, capaz de redimir y salvar, de transformar y recuperar el eslabón perdido de nuestra genética. Y el infierno no es como en god of war… allí solo hay dolor.
A veces reinstalo Steam. Antes de acostarme, el espíritu que Dios ha puesto en mí no me permite dejarlo instalado. Todavía le clamo por algo más excelente. Cosas como las que Él vivió, cosas como las que Moisés vivió, como las que David vivió. Lean Jueces 3:31 y díganme que no es posible ser como el Master Chief.
Todavía oro por mis amigos, a quienes amo entrañablemente y quienes ahora me rechazan por el nombre de mi Señor, porque detestan escuchar que hay otro camino, uno más glorioso que nos puede llevar a donde esos anhelos que tenemos van a ser reales, y no una fantasía digital.