En Canadá, a resultas de la presión política del nacionalismo quebequés, se ha planteado la cuestión del derecho de autodeterminación en toda su extensión. El 30 de septiembre de 1996, el Primer Ministro canadiense consultó al Tribunal Supremo sobre si era posible la secesión unilateral de Quebec de acuerdo con el Derecho interno e internacional. En su dictamen de 20 de agosto de 1998, el Tribunal Supremo afirmó que la Constitución de Canadá no reconocía el derecho de Quebec a la separación unilateral y que, en el ámbito del Derecho internacional, la libre determinación de los pueblos se realiza, con carácter general, por la vía de la autodeterminación interna, en el marco del Estado al que pertenecen.
No obstante, afirmó que la secesión no está prohibida, y que si una clara mayoría de quebequeses se posicionara en favor de la misma, el sistema constitucional canadiense no podría permanecer impasible ante tal declaración de voluntad. El Tribunal Supremo fijó la necesidad de que la pregunta formulada en referéndum y el apoyo a la secesión fueran claros. Para concretar estos términos, la Cámara de los Comunes redactó la Ley sobre la Claridad44 (Clarity Act), de 29 de junio de 2000, para determinar en qué circunstancias se podría producir la secesión de una provincia de Canadá.
La ley da a la Cámara de los Comunes la potestad para decidir cuándo la pregunta propuesta para un referéndum es válida, concretando determinadas circunstancias en las que se podría rechazar por ambigua. También es la Cámara la encargada de decidir cuándo la mayoría que arrojen las urnas sería suficiente de acuerdo con el porcentaje de votos afirmativos y el nivel de participación, entre otros datos. Si tanto la pregunta sobre la secesión como el respaldo a éste se consideran claros, deberá producirse una reforma constitucional que permita la secesión. En el marco de dicha reforma, se llevarán a cabo las negocaciones necesarias para el reparto de deudas; cambios en las fronteras; derechos, intereses y demandas territoriales de los pueblos aborígenes de Canadá y protección de los derechos de las minorías.
La mayoría del espectro político canadiense apoyó la Ley sobre la Claridad, y el entonces Primer Ministro Jean Chrétien llegó a afirmar que es uno de sus logros más importantes. Pero también se manifestaron posturas contrarias a la norma. Jack Layton, líder del Nuevo Partido Democrático, denunció en 2004 que acentuaba las divisiones en Canadá, aunque al año siguiente declaró su apoyo a la norma. Los nacionalistas afirmaron que obstaculizaba el ejercicio del derecho de autodeterminación por los quebequeses y la Asamblea Nacional de Quebec reaccionó aprobando una ley que afirmaba que ningún parlamento podría imponer restricciones en el derecho democrático del pueblo de Quebec para determinar su propio futuro. Esta ley se aprobó el 7 de diciembre de 2000, por 69 votos contra 41.
Se independice o no Quebec de Canada...
Nos llevan años de Ventaja....