Tú puedes no llegar a comprender nunca que la gravedad y la velocidad deforman el espacio y el tiempo, pero el GPS de tu móvil no deja de funcionar por eso.
Te puede resultar difícil creer que electricidad y magnetismo sean las dos caras de una misma moneda, pero cada vez que conectas el móvil o la consola a la red eléctrica estás aprovechándote de lo que se les ocurrió a gente más lista que tú.
La ciencia funciona, incluso aunque tú no puedas entender su razonamiento. Solo por eso, porque funciona, ya es varios órdenes de magnitud más honesta que la religión.