4) la teoría de la evolución no explica el origen de la vida, sino la diversidad de ésta. Sin embargo, mucha gente se resiste a aceptarla porque demuestra lo que la ciencia hace tiempo apunta: que todo es fruto del azar y caos, y no hay una mano (negra o divina) manejando todo. Psicológicamente esto no es aceptable para mucha gente, prefiere someter su pensamiento al mito en vez de al logos porque: a) es más fácil y b) es más cómodo
#47 En cuanto al punto 4, diciendo que la evolución no explica el origen si no la diversidad de la vida y su capacidad de adaptación, abres el camino perfecto para mi argumento: a día de hoy, es prácticamente imposible tratar de negar o poner en duda la Teoría de la Evolución, lo que nos permite comprender las duras críticas que reciben los que lo hacen. Pero nuestro conocimiento sobre la evolución, sigue sin explicar muchos factores (extra o) sobrehumanos que podrían haber ocurrido. Primero, la evolución demuestra la capacidad de adaptación de la vida, lo hemos podido observar, y eso nos permite hacer predicciones sólidas, negar este avance es de necios. Pero lo que no hemos podido observar, es un proceso de adaptación como el nuestro. Nuestra forma de vida es única en el reino de la naturaleza, no conocemos ningún ser vivo que se haya adaptado como nosotros -obvio que me refiero a adaptación psíquica y no física-. Y a pesar de que la ciencia nos permite saber que la evolución de nuestra conciencia está relacionada con ciertas mutaciones en el ADN que ocurrieron hace muchísimos años, lo que la ciencia no puede afirmar, a pesar de que lo hace mostrando su total carencia de humildad, es que esas modificaciones en el ADN ocurrieron por simple azar y caos, como tú bien apuntas, sirviéndome de ejemplo para lo que aquí expongo.
La ciencia es un candil que nos permite ver en la oscuridad, y debemos ponerla siempre por delante de nuestros pies para así asegurar que andamos sobre un suelo sólido. Pero la ciencia, que nos permite ver en la sombra, jamás nos permitirá ver el cuadro entero, tan solo una fracción de la realidad, esa fracción a la que apuntamos con nuestra curiosidad. Por desgracia, nuestra ciencia, aunque más avanzada que nunca en la historia del Hombre, no posee la capacidad iluminadora suficiente para comprender toda la existencia. Tal vez algún día nuestra ciencia sea así de potente, pero a día de hoy, no lo es.
El conocimiento religioso, enemigo histórico de la ciencia, se niega a converger con el conocimiento científico. Y viceversa. Jamás comprenderé por qué el Hombre tiende a dividirse y enfrentarse entre sí. No soy capaz de comprender por qué nos resulta tan difícil contrastar y moldear todo nuestro conocimiento en uno solo. La religión, estudiada en profundidad -y para estudiarla en profundidad es necesario mirar más allá de las tres religiones monoteístas-, demuestra cierta base histórica en sí misma. Civilizaciones separadas por millares de kilómetros y siglos o incluso milenios que, en esencia, vienen a contar los mismos sucesos y a dar los mismos mensajes. El que niega todo conocimiento religioso y lo corta de raíz, resulta igual de necio que aquel que niega la teoría de la evolución basándose en dogmas absurdos.
Si derribamos nuestras fronteras psicológicas y unimos el conocimiento religioso con el conocimiento científico, descubrimos una hipótesis muy poco contemplada, una hipótesis en la que la religión no niega a la ciencia, ni la ciencia niega a la religión: el intervencionismo.
Sería absurdo afirmar con rotundidad que el intervencionismo es un hecho, pero igual de absurdo sería negarlo tajantemente. Y si hacemos uso de las evidencias históricas y religiosas, también sería absurdo no contemplar dicha hipótesis cuando hay muchos focos que apuntan a ella: sabemos que se dio una mutación en nuestro ADN hace milenios y milenios y milenios. Pero no sabemos si fue por simple azar o si pudo ser provocada por factores externos (aceptemos este punto para que el conocimiento pueda avanzar por el camino correcto: nos es imposible saber si la evolución humana no fue influenciada por factores no naturales, no existe ninguna forma de vida como la nuestra -vuelvo a obviar que me refiero a nuestra inteligencia- que podamos observar para poder afirmar que esa mutación fue natural). La religión, de la misma forma que la ciencia ilumina ciertos caminos, ilumina éste en concreto, haciéndonos ver que esa intervención pudo suceder, ya que, prácticamente la totalidad de las civilizaciones humanas a lo largo de la historia, hacen referencia a este hecho.
La tarea pendiente del ser humano, sigue siendo contrastar, dejar de una vez de dividirse en grupos sociales (religiosos, científicos...) y aceptar las divergencias. Compartir con los demás el conocimiento que sirve, y deshacerse del que no sirve. El fracaso de la religión en los últimos siglos, ha sido negar la ciencia como una más de sus extremidades, cerrarse en el pasado, no querer actualizar su visión de Dios. Anteponer dicha visión a la visión empírica de la realidad.
Con este argumento quiero decir que, el intervencionismo es la única hipótesis que no niega a ninguno de los dos 'bandos' en los que se ha dividido la humanidad. Simplemente contrasta y trata de descubrir una versión de la realidad más amplia, ya que usa dos candiles, el de la ciencia y el de la religión. La ciencia y la religión, deberían dejar a un lado sus diferencias, y el intervencionismo es un buen suelo en el que empezar a hacerlo.