Esto ya lo comenté en el otro post y, efectivamente, es vergonzoso.
Lo peor de todo es que no se va a modificar nada, porque dicha Ley, que es bastante amplia, fue elaborada con forma de Ley orgánica, y para modificar eso, con consensos y demás, es muy complicado e improbable. La Ley tiene muchos puntos positivos, pero el epígrafe que suprimía la separación de escalas, es temeraria y a los hechos me remito. Se hizo oídos sordos de todos los sectores implicados; todo por una promesa electoralista de una mujer que fue activista pancartista con altas dósis de ultrafeminismo: Mercedes Gallizo Llamas, actual titular de la Secretaría General.
El problema de todo esto, es que la población reclusa es masivamente masculina y hace falta personal acorde a estas necesidades (podríamos estar hablando de un porcentaje 8/2 sobre 10 en h/m o tal vez 9/1, esto no lo sé con seguridad.
Por ejemplo, hace años se ofertaban 700 plazas de hombres y 350 de mujeres. Cada una de esas plazas iba a sus correspondientes centros de hombres/mujeres/oficinas y no había ni un puto problema. Actualmente se obliga a una funcionaria que aprobó entonces con esas condiciones a que pase a trabajar en módulos de hombres y muchas de ellas se niegan, alegando que ellas sacaron la plaza en unas determinadas condiciones y que se sienten agraviadas. Esto es así, aunque entiendo que tampoco se podrían negar por ser empleadas públicas y estar a lo que se les mande. Pero eso es otro tema a debatir. La puntilla está en el pasteleo de los Directores favoreciendo a mujeres que entran recién, siendo vergonzoso ver a funcionarias recién llegadas en detrimento de hombres con más antiguedad y nivel de puesto.
Lo que es una jodienda es cuando el tema toca los derechos de internos.
Por un lado el derecho a intimidad. En ingresos si hay que desvestirlos y que estén desnudos pues ya me dirá a mí quien sea, cómo hacerlo si en ese momento no se encuentra un hombre/mujer en el susodicho departamento. El de ser cacheado por una persona del mismo sexo, el de reducir a una persona de forma proporcional y a poder ser, por gente del mismo sexo... O simplemente, mete a una funcionaria en una galería con 350 tíos condenados por delitos sexuales o de violencia de género a hacer rondas y mandarles, verás qué buena aceptación tiene.
A eso hay que añadirle el principio de igualdad efectiva que sostiene que el número máximo de gente que opte al cargo debe estar diferenciado por sexo, estableciendo un máximo del 60% de un determinado sexo. O lo que es lo mismo, siempre habrá, como mínimo, un 40% de personas de otro sexo. En unos años, esto provocará que haya una superpoblación de funcionarias en módulos de hombres brutal.
La situación carcelaria en España es muy preocupante, y el día menos pensado se va a liar una pero que muy gorda. Vendrán los lloros, lamentos y las caras de falsa incredulidad. Tarde y mal, como siempre.