A ver que os parece,
Carlos se abrochó el cinturón y arrancó el coche, había quedado con su novia, se llama Laura y es la persona que mas le importa en este planeta, no se imagina el mundo sin ella, no se imagina a ella sin el.
El viaje hasta su casa son veinte minutos, veinte minutos que ocupa pensando en ella, en sus caricias, en los susurros en su oído mientras duerme, en lo que mas le gusta de ella, sus te quiero, sus no puedo vivir sin ti, sus te amaré hasta la muerte y sus soy tuya y siempre lo seré.
El viaje dura media hora, ha parado a comprar flores, un bonito ramo de rosas, es que hoy cumplen cinco años juntos, cinco años que a el se le han pasado como un suspiro, aunque a veces recuerda a sus amigos y piensa que hace mucho que no les ve, solo tiene tiempo para ella, cree que no necesita nada mas.
Laura ya esta esperándole en su patio, blandiendo su blanca sonrisa, sube al coche y se dan un largo beso, no se habían visto en todo el fin de semana, Carlos había ido al pueblo a ver a su madre, que estaba muy enferma, y se había negado a que Laura le acompañase, no quería apenarla y creía que el solo podría con la pena, su madre le había pedido un nieto antes de irse, deseo que Carlos cumpliría en breve, ya que en un mes estaría felizmente casado con su guapa novia, que tanto le amaba; ya había pagado la señal del piso, la había pagado toda el, Laura estaba estudiando su ultimo año de empresariales, a Carlos no le importaba en absoluto ir cubriendo todos los gastos, para eso trabajaba desde los dieciséis años.
Laura estaba contándole como había pasado el fin de semana, entre risas, el le entregó el ramo de rosas, a ella se le iluminó la cara y le cubrió a besos, el no cabia en su gozo.
Viajaban por el camino de la playa, había que ir con mucho cuidado por el viejo asfalto y las cerradas curvas, pero no eran un problema para Carlos, al final del camino les esperaba aquel parque de cerezos, donde tantos ratos habian pasado, donde ella le había concedido su amor eterno, donde el habia pedido su mano.
Laura cesó de hablar unos minutos, era raro, ella nunca dejaba de parlotear incansable, aunque eso a el no le importaba, el se lo perdonaba todo, le preguntó que le pasaba, Laura parecía dudar,
-Carlos, te he sido infiel.
Algo cambió en ese momento, para el las estrellas se apagaron, la tierra dejó de girar, ella no pareció notar nada, tras un rato en silencio, Carlos preguntó,
-¿Con quien?
-Con Jorge.
Jorge, un antiguo amigo de Carlos, y primer novio de Laura, a Carlos siempre le había caído bien, esbozó una sonrisa,
-¿Por qué?
Nunca escuchó la respuesta, tampoco le hacia falta, Laura olía las rosas, se giró hacia el sonriendo,
-¿Me perdonas verdad, amor?
Carlos sonreía, de forma diferente,
-Claro, ¿Qué iba a hacer sino?
Luego aceleró hacia la curva y el vacío los rodeó por completo, a el no le molestó en absoluto los gritos de ella.
Al rato despertó, estaba en el capó del coche, tumbado, lo recuerda todo lleno de sangre, una sangre negra y espesa, levantó la cabeza y la buscó, no la veia por ninguna parte, sonrió y las estrellas volvieron a encenderse, brillaban mas que antes, o eso le pareció a el antes de caer en el olvido.
Después de dos años en el hospital Carlos volvió entre nosotros, parecía feliz y vivaracho, nadie le había dicho que su prometida había muerto, todos se pasaban la patata caliente, cuando lo supo, su actitud no cambió un ápice, los médicos lo atribuyeron al tremendo shock que sufría, íbamos a verlo todos los días y el parecía reponerse a pasos agigantados.
A los pocos meses volvía a conducir su viejo coche, recién sacado del taller, el piso se pagaría gracias a la suculenta indemnización, su tenaz abogado había conseguido una bonita cifra, el ayuntamiento pagaría por el mal estado del camino y la ausencia de señalización.
Una nueva vida le esperaba a la vuelta de la esquina, pero antes,
Un día vio a un viejo amigo por la calle, Carlos conducía su nuevo mercedes, y le dijo a su viejo amigo que subiera, le enseñaría el coche y le pondría al corriente de su nueva vida, una vuelta por los viejos tiempos, le dijo, el viejo amigo aceptó encantado; Carlos pensó que, después de todo, siempre podría comprar otro coche,
Carlos se abrochó el cinturón y arrancó el motor.
Catarroja a cinco de abril del 2005
en homenaje a todos los que quisieron y no pudieron ;D
(se que es repetitivo, poco original y simple, pero no podia dormir...)