CÓRDOBA. Paradojas de la vida, el que fue primer alcalde comunista y republicano en una capital de provincia española ha crecido y sigue viviendo en una calle con nomenclatura monárquica. Es una vivienda situada en un bajo de la calle Alfonso XII, en pleno casco histórico de Córdoba. Su salita de estar luce llena de libros y algunos objetos de recuerdo, iluminados por una luz tenue. El fotógrafo empieza a apretar el botón a la par que Julio Anguita se sienta en su sillón. El flash no le alcanza y le pide que encienda la luz principal. "Son bombillas de bajo consumo, necesitan un tiempo hasta calentarse", se excusa el ex dirigente de IU. La lluvia incensante golpea la ventana junto al sofá. "Como en el País Vasco", señala. Nos agasaja con una confesión: "Soy seguidor del Athletic desde siempre" y a renglón seguido larga de carrerilla toda la alineación del Athletic de los años 50, desde Carmelo Cedrún hasta Piru Gainza.
¿Cómo está viendo los movimientos que se están produciendo de cara a la pacificación?
Es el eterno retorne de siempre. Si alguna vez hay un gobierno en Madrid que quiere cortar por lo sano este tema, debe abordar el derecho de autodeterminación. A mí no me da miedo. En el ejercicio del derecho de autodeterminación, me piden votar y yo votaría que Euskadi formase parte del Estado español, en un estado no confederal, sino federal. Hay que discutir en qué condiciones se forma esa federalidad. Habida cuenta de que en Euskadi, como en Catalunya, hay una masa suficiente que quiere plantear la independencia o la soberanía, ¿por qué no? ¿Por qué a Ibarretxe se le niega hacer el referéndum no vinculante y sí se les permite a los catalanes?¿Porque los catalanes, el tripartito, apoyaban a Rodríguez Zapatero? Pues esto es jugar de manera tramposa, con dos varas de medir. Que la gente vota en un momento que quiere ser independiente, pues muy bien, o que quiere usted votar otras condiciones de cómo vamos a unirnos, bien, pero vamos a aclararlo de una vez.
Eguiguren dice que antes de navidades habrá un comunicado de ETA.
Eguiguren sabe más que los suyos. Es una de las cabezas más serias que tiene esta gente y no habla nunca a humo de pajas. ETA, o la gente más lúcida de la banda, ha llegado a la conclusión de que esto se ha acabado, de que no se puede seguir por ese camino. Su locura ha sido creer que le pueden echar un pulso al Estado español y al francés. Se equivocaron.
¿Qué encaje de bolillos hay que hacer en la Constitución para buscar una salida?
En la actual situación habrá que cambiar la Constitución, pero a mí cambiar ésta que no me gusta... Una nueva situación en España implicará un nuevo pacto constitucional. Éste, el que tenemos ahora, no sirve, el de la Transición ha quedado invalidado, traicionado, pisoteado, escupido e incumplido. Si es preciso, cogemos la Constitución y la repasamos artículo por artículo. Ninguno sirve para nada. Ese nuevo pacto significa una nueva concepción de lo que es el Estado. ¿Qué dice la población del conjunto del Estado? La población, si se le explican las cosas sin acritud, entenderá que una parte del pueblo tenga el derecho a autodeterminarse, que ya está bien, que no pasa nada, y que, si pasa, pues que pase. Aquí hay quien no tiene ganas de que ETA deje las armas. Y no son los violentos.
Explíquese.
Una parte del espectro español pasará un mal rato el día en que ETA anuncie que deja las armas. Se les acaba la coartada para no empezar a hablar del problema político.
¿Cómo está gestionando este tema el Partido Socialista?
Está mirando todo el rato al PP y a las encuestas. Tiene mucho miedo a que los grandes voceros de las posturas más indómitas de la España eterna empiecen a hablar de la traición del PSOE. Es un partido que exuda miedo por todos los poros, no tiene entidad ni calado ideológico suficiente para tener un poso, equivocado o no, que le dé conformidad. Por ello, el PSOE se va moviendo a tenor de lo que vayan diciendo las zonas más influenciables de su electorado -Andalucía, Extremadura...-, en donde el discurso sobre Euskadi es muy sesgado y muy desconocedor de la realidad, y se sigue moviendo a los impulsos de la roja y los impulsos primarios del qué quieren los vascos.
¿Cómo valora los pasos de la antigua Batasuna?
Están haciendo un esfuerzo titánico contra su pasado y su realidad. Se nota que ya han perdido miedo o que han visto otra realidad. Han estado muy mediatizados por ETA, pero se han dado cuenta de que eso ya ha terminado y quieren estar en las instituciones. Y no me parece un pecado horrendo que quieran eso. Parece que son criminales porque quieren estar en las instituciones. Estoy en contra de todos aquellos que les exigen un arrepentimiento o condena. ¿Por qué tienen que condenar? ¿Es que ustedes, señores del PP, han condenado el genocidio de Irak, que ha contado con su apoyo? ¿Qué es esto de condenar? Basta con que la gente no mate. Quieren llegar hasta el pensamiento. Están resucitando la Inquisición. El mundo de la izquierda abertzale está buscando un puesto bajo el sol, al que tiene derecho, tanto derecho como los demás.
¿Ese derecho depende de lo que haga ETA?
Tiene que depender de lo que hagan ellos. Resulta que tienen una actitud que no es punible, que se demuestra. ¿No pueden estos señores presentar una lista con sus ideas y su programa? ¿Qué es lo que se está persiguiendo? Porque si buscamos cuáles son las conexiones... Un paso importante sería el que, vistas las personas y con los mismos requisitos que los demás, el mundo abertzale se pueda presentar a las elecciones.
¿Aunque no haya una tregua definitiva de ETA?
Sin tregua o con tregua. Aquí delinquen las personas. Si se demuestra que alguien mantiene o sostiene a ETA, evidentemente la policía lo detiene y la justicia lo juzga. Lo demás son imputaciones que, en el fondo, quieren penalizar la propuesta del independentismo. Como demócrata tengo que decir que tienen derecho a defenderla, salvo que cometan delito. Pero es que aquí se ha querido matar dos pájaros de un tiro. Son los mismos que tienen miedo a que ETA desaparezca, porque entonces, ¿qué le van a decir al mundo abertzale?
¿Ese miedo explica la inacción del Gobierno vasco?
El Gobierno vasco, como los globos, tiene muchos lastres, le debe el gobierno al PP. Es un Gobierno totalmente condicionado. Es un pacto que se hace en un momento de desesperación de unos y otros ante el temor de que en el resto del Estado hay que aparentar que se está en contra de ETA y del independentismo.Y frente a eso se esgrime y se vende la idea de la unidad de España. Pero llega el momento en que ocurren cosas que no tenían previstas. El que ETA diga que se marcha les crea un problema tremendo, porque en ese momento ya no hay justificación para nada. En ese momento, el Gobierno vasco se encontrará con que su principal aliado le va a exigir que continúe la cruzada.
¿Son las hipotecas de un gobierno que no aglutina la mayoría social y electoral?
El pacto es legal y legítimo, pero como todo pacto conlleva sus riesgos. Y, en última instancia, el que tiene que decidir para que eso no ocurra es la gente que vota.
¿Qué le parecen las declaraciones de Felipe González sobre los GAL?
Estamos ante un hombre que está de vuelta de muchas cosas y que tiene la necesidad de hablar, de vomitar todo lo que tuvo que tragar en su día, como nuestras acusaciones, que yo creo que eran fundadas. En el momento en que pretende demostrar que no quiso que se volase a la cúpula de ETA en Bidart, en ese momento, está confesando que tenía poder. ¿Sólo le consultaron el que podían volar a la cúpula de ETA? ¿Fue esa la única consulta? Si a mí me consultan sobre eso, inmediatamente les preguntó si tienen algo que ver con los otros, con los GAL. Ha cometido un lapsus tremendo. Creo que, en cierta medida, él estaba detrás de todo, pero no sólo él. Y no me pregunten más.
Cuesta creer que Felipe González tenga semejante lapsus.
Estamos hablando de una persona de 68 años. Está retirado, tiene la nostalgia, las añoranzas, la necesidad de explicarse... Todos los que hemos tenido responsabilidades tenemos cicatrices, y él tiene la necesidad de explicarse. No pensemos que somos tan fríos que no tenemos nuestra alma en el armario. Creo que lo dice y, además, lo hace en tono desafiante. ¿Por qué? Porque él cree que defendía unos intereses superiores.
¿Se cerró bien el caso de los GAL?
Creo que oíremos hablar de él más adelante. Hay mucha gente que todavía tiene que hablar en España. Para empezar, el general Armada tiene que hablar y mucho. España está llena de secretos a voces y de cosas que han pasado y que después se han contado con imágenes montadas, el famoso 23-F y todo lo que había ahí detrás. Dese cuenta de que la Transición se ha hecho sobre puntillas, haciendo sinuosidades, obviando realidades, mintiendo mucho. Ha sido un encaje de bolillos que no sirvió de nada.
¿Qué impresión guarda de Felipe González, con quien tantas veces se batió en la tribuna del Congreso?
Fue un hombre hábil, brillante orador, pero al servicio de una mala idea. Felipe González puso sus cualidades al servicio de esa especie de complejo de inferioridad de la mesocracia española. Se puso al servicio de la "modernidad europea". O sea, que unas brillantes cualidades estuvieron al servicio de unos fines nada brillantes.
¿Está Zapatero a su altura?
Creo que es un hombre que actúa en función de los medios de comunicación y sus asesores, y estos actúan según tengan el día. No me explico cómo un hombre está todos lo días cambiando de opinión. Pero tiene la suerte de que el que tiene enfrente es lo mismo; son como el tío Jano, dos caras.
¿Le convence su gestión de la crisis económica?
Es una crisis de civilización, financiera, económica, política, ética, energética, medioambiental... En fin, no hay más que ver que no tiene salida. La globalización ha llegado ya a su término y ya no hay más mercado que conquistar. Entonces tienen que replantearse una nueva situación. ¿La salida? No la hay, salvo que se haga una guerra. La guerra es una salida, no estoy defendiéndola, pero hasta ahora las crisis capitalistas se han saldado con dos guerras mundiales. Ya veremos si con la excusa de Irán no nos lanzamos a una guerra tremenda o a una acción despiadada contra Irán a través de las manos de Israel. ¿Y si no? Pues nos encontraremos con que cada país volverá a meterse en sus fronteras, cosa ya muy difícil porque el capital se ha internacionalizado, pero de hecho ya está ocurriendo así.