La Santa Sede también tiene su sitio en Internet.
Como si los pecados tradicionales no bastaran, ahora se sumaron los “informáticos”: usar programas sin la licencia correspondiente, crear y difundir virus, emails anónimos o con datos falsos o bajar de Internet música o películas sin pagar.
También se considera pecado el spam, como así también la violación de la privacidad y la seguridad de los sistemas informáticos.
Y, por supuesto, uno de los pecados más graves es la creación de sitios pornográficos y el uso de ellos.
Estos nuevos pecados fueron definidos por la Conferencia Episcopal Italiana.