#26 un día tenía a una perrita q salía sola de casa y me traía liebres muertas con la boca, era un solete de perra con la familia, pero tenía ese instinto de caza. Me compré un gatito el cual un buen día desapareció, buscándolo vi que la perra no salía de su caseta, me acerqué y la vi comiéndose al gato (la perra tenía siempre el cacharro de pienso lleno, pero no le iba comer cada día lo mismo). Era un solete con la familia eso sí, pero no dejaba de ser una perra conejera.
Estos que tengo ahora, los he criado con animales, los he reñido cuando se han envalentonado para ir tras un gato, una liebre, una paloma, etc... y un buen día, sacándolos a correr en bici, se pararon a la orilla de un rio, empecé a llamarlos y no hacían ni puto caso, me acerqué, me bajé de la bici y, mientras el macho miraba, la perra estaba limpiando y dándole con el morro a una liebre reventada y moribunda por vete a saber tú q animal. Mi perra tenía un instinto de protección brutal con un animal totalmente desconocido para ella.
Ahí radica la diferencia de un perro que ha olido la sangre, a un perro que le has enseñado a no olerla y lo has criado como dios manda. Y sí, son muy buenos con los suyos todos los q la han llegado a oler y probar, pero jamás te fies de lo desconocido con ellos. Es más, a los perros de pelea les suelen dar de dieta carne cruda con sangre por algo también.
Edit: por cierto, mientras a aquella perra le dio por matar a parte de conejos, gatos... a mi perra le dio por todo lo contrario:
Un animal jamás dejará de ser un animal y de tener ese instinto depredador, menos si huele y prueba la sangre. Sin embargo, se le puede cambiar esa actitud a base de disciplina, y despertarle ese sentido protector con absolutamente todos los seres vivos (un perro jamás diferenciará especies, solo los q pueden ser buenos para él y los q pueden ser una amenaza o comestibles).