Dentro de unos meses, cuando empiecen a ser preocupantes, ocurrirá lo siguiente:
Un día como otro cualquiera, un directivo X de la compañía eléctrica tradicional (endesa, gas natural, etc.) tendrá que hacer una tabla con los resultados anuales. Tras compararlos dos o tres veces con los del año pasado, se dará cuenta de que algo falla. Mirará que su estimado OIBDA ha bajado, y que el número de bajas para particulares se ha incrementado notablemente. Transmitirá los resultados a su CEO, que perfectamente asesorado, se dará cuenta del problema que suponen más peces en el lago.
Pero esto no es ningún problema. Los CEOs son gente de recursos. Lo siguiente será una llamada, quizá a su amigo alcalde G, o diputado/presidente R. Le contará su problema, y le informará que su futuro como dinosaurio peligra si los entramados eléctricos españoles caen. El señor político, dados los antecedentes de su dinastía, se dará cuenta de la sabiduría que encierran las palabras de dicho CEO, y llorará en el gabinete de gobierno de su partido.
Entonces, el gabinete de gobierno, asesorado por su magnífica corte legal, elaborará un texto totalmente democrático y constitucional que limite el alcance de las citadas empresas. Porque claro, promover la creación de empresas está muy bien, pero con la jubilación de un político que se retira no se juega.
Tras poco ruido y bastantes nueces, un nuevo silencioso decreto ley pasará desapercibido, y no volveremos a oir hablar de estos nuevos brotes verdes. A esto se le llama de muchas maneras, yo lo llamo cortar el césped, en un pequeño juego de metáforas que el lector atento ha captado sin duda.
Que tengan un bien día.