#1 A mi me hace gracia... Me hace MUCHA gracia.
Creo que ha sido uno de mis temas favoritos en 2015 y 2016 (los años del "todo ofende", "todo es patriarcado") He aprendido muchísimo estudiándolo.
El origen de este debate viene de una profunda sensación de fracaso que ha afectado a un sector de la población. Un sector nada grande en realidad pero que, con las herramientas de comunicación tan potenciadas con las que contamos hoy día, pueden transmitir esa frustración de una manera que antes no podía siquiera llegar a concebirse.
Una frustración oculta tras un velo de neoconceptos tejido con muchísimo detalle y dedicación. Gente que ha logrado tomar definiciones que desde un principio no estaban claras, y con las que se podía jugar, retorcer y apropiarse de ellas. No es algo baladí. De hecho existen numerosas organizaciones que día a día discuten buscando espacios comunes para lograr definir de la forma más conveniente a su causa, todos esos neoconceptos. Algunas lo hacen tan bien, que incluso le dan texturas a esas palabras para tratar de señalar que siempre estuvieron ahí. Y el palacio conceptual que han encontrado sin un terreno bien defendido contra una ocupación intelectual se llama feminismo.
Atrévete a dar hoy 1 de Enero de 2017, una definición de feminismo sin permiso. Por mucho que estudies sobre ellos. Por mucho que sepas sobre las mujeres detrás de cada ola histórica, qué defendían y cómo... Por mucho que sepas la trazada de cada curva definitoria de la teoría "queer", o de cada una de las diferentes clasificaciones de género tipificadas. Por mucho que creas conocer al hombre y a la mujer. Así como los roles sociales que toman y han ido tomando en diferentes partes del planeta y en diferentes épocas.
En serio, atrévete.... Y verás que pasa...
Se trata de un tema muy serio para ellos (y ellas...uff casi lo olvido)
¿Quiénes? Los feministas de hoy, por supuesto. Esos que dicen ser los herederos del progreso en materia de igualdad de género desde el siglo pasado, y que sin embargo solo han usurpado el auténtico feminismo.
Es más importante de lo que te puedes imaginar. Estás tratando de entrar en "su palacio", el palacio intelectual que ellos han o'k'upado. Y en el que no eres bien recibido como intentes siquiera cuestionar la estructura conceptual que han colocado ahí, y que promocionan con orgullo.
Estás tratando de tirar los muros que protegen algo que no nos suele gustar que se vea: nuestros fracasos, nuestra derrota en el cruel y difícil reto de encajar en una sociedad, en su esquema, en sus normas escritas... por nadie...
Te sientes feo, te sientes fea, te sientes distinto, te sientes distinta, una variable que no termina de encajar en la ecuación de una cultura que no has elegido. Sientes que tu configuración personal no es compatible. Pero entonces... descubres gracias a esa sociedad hiperconectada que no estás solo o sola en esa manera de sentir. Descubres personas como tú, y decides rebelarte contra eso. Decides gritar, decides manifestarte contra esa sociedad "patriarcal" que te ha engañado o esclavizado. No eres tú el que tiene que adaptarse, es esa sociedad que no te acepta la que debe cambiar. Esas nuevas voces amigas te ofrecen ese palacio de conceptos que ocultan, a esa sociedad con la que decidiste enemistarte, tu fracaso en tu proceso de integración con ella. Y funciona. Funciona tan bien, que incluso ni siquiera sientes ese fracaso. Como si nunca hubiese existido...
Te desvinculas de lo que sientes que no te apoya, bloqueas, eliminas y creas tu cámara de eco en las redes sociales. Creas tu red perfecta de compañeros de lucha. Pagas tu precio por ser parte de una élite intelectual cuya única misión es gritar: "No lo hemos logrado, y la culpa es del mundo, no nuestra. Lucharemos para que así se acabe reconociendo."
Luego, algunos miembros de estos colectivos, son los que primero abrazarán a sus padres en una cena casera de Navidad, se sentarán al lado de sus abuelos o se enternecerán al ver al nuevo bebé del que probablemente sean tíos. Esto simplemente significa que en el fondo, siguen funcionando, siguen luchando por integrarse en esa sociedad contra la que luchan. Y lo vuelven a intentar desde el nivel más sencillo: su origen personal, su familia y los pocos valores que esta le pudo transmitir. Desde la chica que decide no vestir de tiros largos porque ha aprendido que la etiqueta no es más que un constructo social que la exige que se ponga "guapa", hasta el muchacho que ha probado todos los peinados, afeitados y comportamientos para intentar atraer sin éxito algo de atención (amistades, parejas sexuales,... ) gritan en cada "esto es especismo", "esto es patriarcado", "los animales son personEs no humanEs", cosas como "no lo he logrado", "no me he sentido aceptad@","¡¡¡MÍRAME!!!".
Volviendo a la vida ahí fuera, no se ha descubierto nada nuevo. La violencia doméstica ha sido estudiada, combatida y reducida desde que se lanzó de forma decente la alarma social sobre el asunto (un hueso de datos aquí), y todavía se trabaja de forma activa para reducir al máximo esa lacra.
Toda persona denunciada, o que comete un delito de violencia de género es procesada por las vías que dicta la Ley contra la Violencia de género -en vigor desde 2005-. Sin embargo, no podemos dejar de sentirnos indignados cuando vemos en las noticias que sale un caso de estos. A pesar de que los procesos, mecanismos y engranajes -tanto preventivos como paliativos- están ahí.
El auténtico feminismo, el que lucha sin pasarse de rosca para que exista una igualdad de género real, sí que tiene derecho a alzar la voz si las cosas se van de madre. Por suerte, ese nunca se ha ido de ahí. Pero hay que tratar de distinguirlo del feminismo usurpado por los grupos radfem y las numerosas organizaciones que riegan al mundo con esos neoconceptos de plástico.
El primero cuenta una preciosa historia de lucha por la igualdad, el segundo cuenta una triste y combinada historia de frustraciones y fracasos en el constructo social que busca en el primero las herramientas para su justificación.
¿Cuál es el auténtico feminismo?
Atrévete a definirlo.... Y verás que pasa.