Hace muchos años, era un tremendo paquete en este asunto. A día de hoy, sigo siendo bastante paquetoide, aunque ya sabéis, el diablo sabe más por viejo que por diablo; a día de hoy creo que me puedo considerar parte del 50% afortunado. Pero lejos de asimilarlo como un mérito propio, lejos de poder decir "me lo he currado para llegar hasta aquí", cuando me paro a pensarlo, la gran mayoría (sino totalidad) de mis éxitos, recaen en un contexto en el cual yo ya gustaba previamente a la chica en cuestión.
Realmente, no han sido pocas veces las citas en las que he sacado mi mejor versión, en las que he conseguido hacer que la balanza apunte hacia mí, y cambiado para mucho mejor la opinión que la chica pudiera tener sobre mí. Pero es que en todos estos casos, la forma de llegar hasta esa cita, evidenciaba una atracción ya obvia en la que yo no era merecedor de mérito alguno. La atracción inicial ya estaba hecha. El cambio de estado, ya había sucedido antes de que mi voluntad por ganarme a la otra persona, ejerciese algún tipo de fuerza decisiva en la transacción social que compartíamos.
Me he dado cuenta de esto de forma seria, aún hace poco. Era algo que llevaba tiempo rondando mi cabeza, pero que no se terminó de solidificar hasta ayer, aproximadamente. Dicho esto, tomé la decisión de tomar las riendas de mi vida, y tratar de obtener mayor poder en este ámbito que no sólo es interesante y útil en muchas otras materias, sino que nos facilita algo cuya importancia muchos degradan, y es la habilidad de poder tener control sobre la vida sexual de uno mismo. Pese a que ese asunto no lo llevo mal, odio admitir que mi control en ese asunto, entra sólo cuando los pasos de atracción ya han sido superados. Es decir, a día de hoy, sólo soy capaz de atribuirme verdadero e inequívoco mérito en las relaciones, cuando he conseguido desempeño sexual. Ahí ya sí que me valoro lo suyo y tengo confianza. Pero joder, ¿no es acaso una putada pensar que todo lo anterior al sexo, es casi azaroso y no tengo demasiadas herramientas para llevar la interacción por donde quiero? A mí por lo menos me parece una gran putada.
En un burdo intento por acabar con esto e intentar conseguir nuevas herramientas para mi desarrollo interpersonal, he decidido ponerme a leer un poco de la documentación que hay sobre el tema. He comenzado con El método, de Neil Strauss, y la verdad que me está gustando mucho, además de que es sencillo de leer y a veces aún te ríes bastante con algunas de las anécdotas.
Tengo algunas preguntas para los de aquí que manejáis del tema, y ya estáis manidos en esto del sargeo:
spoiler1. ¿De verdad tan importante es hacer un nega? ¿Podéis darme algunos ejemplos?
- En dinámica de grupo, ignorar deliberadamente al objetivo, tiene pinta de funcionar, pero... ¿cómo abordáis este tema, y cómo de importante lo consideráis? ¿Lo practicais a menudo? ¿En qué condiciones os parece más correcto?
- Bajo vuestra experiencia, ¿qué sitios preferís para sargear?
- ¿Consideráis importante perder el miedo total y absoluto al rechazo? ¿Qué trucos mentales tenéis para superarlo, aparte de las cuasi-obvias convicciones lógicas de que "nadie se va a acordar" y todo eso?
- Sobre el tema del pavoneo... ¿cómo os veis? ¿Tratáis de destacar, o por el contrario, le quitáis importancia a ello? ¿Hay algún excentricismo en vuestra vestimenta o estilo que creáis que os ayuda a tomar la atención?
Mi análisis sobre mí mismo es simple: sé que no tengo dificultad, según mi estado mental, para ser el centro de atención (aunque siempre envidiaré al puto Hamai sobre lo fácil que lo hace el cabrón). No obstante, no sé luego pasar a la fase de aislamiento, y generar un cambio de estado. Esto ha causado muchas veces que cause atracción a una chica, pero sólo se materializa éxito alguno cuando ellas ponen la iniciativa. ¿Qué me decís al respecto?
Espero comentarios!