Hilo cíclico.
El resumen es el siguiente:
Si tienen solo licencia comercial para exhibir películas, no pueden denegar la entrada de alimentos. Si su línea de negocio es también la de bar, podrían restringir la entrada. No está permitido la denegación, y les caen multas ricas, por lo visto.
Yo personalmente consumo de ambas cosas. Me llevo una bolsa de patatas de random supermercado, y me cojo un bol de palomitas en el bar del cine.
A todos aquellos que os molesta que la gente acompañe el ocio audiovisual con comida y bebida, podéis abrir un cine para ese cometido. Cuando tengáis que cerrar por pérdidas, igual entenderéis más cosas allá de vuestra gratificación personal. Y ojo, que soy partidario de que existan salas en los cines donde no se pueda comer, sería cuestión de presionar y pedirlas.
Por no hablar de poner el ojo en otras sociedades del planeta, y ver que no tiene nada que ver con la particularidad de este país. Es común acompañar de refrigerios o snacks, un ocio de este tipo.