Era el primer día completo en París y había que aprovecharlo, más nos valía haber descansado suficiente porque sería una jornada cansada hasta límites insospechados, no nos podemos olvidar que era 31 de Diciembre y eso suponía que nuestro periplo se alargaría hasta altas horas de la noche para así vivir el inicio del nuevo año.
Eran las 7 de la mañana cuando nos levantamos, habríamos dormido unas 7 horas lo que no estaba mal y nuestro primer objetivo era la Isla de la Cité, la cuna de Paris, isla más grande del Sena donde 200 años a.C. se instaló la tribu celta de los parisii y fundó su ciudad, Lutecia. Fue durante el reinado de Clovis en el 506 cuando tomó el nombre de Cité.
Estaba amaneciendo y el paso por el río nos daba estampas tan bellas como la que se puede apreciar arriba. Una vez en la Isla de la Cité como no podía ser de otra forma nos encontramos con la imponente Notre Dame, catedral gótica y uno de los símbolos mas reconocibles de la ciudad, se empezó a construir en el año 1163 y se terminó en el año 1345.
En primer lugar decidimos entrar a ver la Catedral por dentro, que permanece abierta todos los días desde las 7:45 de la mañana hasta las 18:45 de la tarde y es gratuita para todo el mundo, era pronto y no había cola por lo que era idóneo aprovechar esa oportunidad que se nos brindaba.
Con la sensación que me quedo es la paz y tranquilidad que se respira en el lugar, seguramente sea fruto de que entramos nada más abrir y apenas eramos 10 personas dentro de la misma, pero el caminar entre sus columnarios e ir viendo los santorales daba una sensación de bienestar muy agradable.
Después de aproximadamente unos 40 minutos dentro salimos al exterior y decidimos circundar la catedral para verla desde distintos ángulos, así llegamos a su portada este donde se encuentra la plaza de Juan XXIII, desde donde se aprecia una de las mejores vistas del monumento, distinguiendo de forma excelente los arbotantes que rodean el coro y el presbiterio.
Con la temperatura corporal devuelta a valores normales y alejados de la hipotermia nos pusimos a hacer cola, en apenas 15 minutos ya se había reunido un buen grupo de personas y eso que faltaban aún 15 minutos para que fuera la hora en que abrieran las torres, tampoco nos asustamos, ya había leído que en días de máxima afluencia hasta 1 hora antes de la apertura ya se puede encontrar una fila de gente que casi da la vuelta a la catedral.
Los horarios de apertura de las torres es distinta según la época del año así de enero a marzo abren de 10:00 am a 5:30 pm. De abril a junio de 9:30 am a 7:30 pm. De julio a agosto el mismo horario de abril a junio pero en sábados y domingos cierran hasta las 11:00 pm. Durante septiembre abren de 9:30 am a 7:30 pm y de octubre a diciembre de 10:00 am a 5:30 pm.
Por fin pudimos seguir subiendo hasta la galería de las quimeras a unos 46 metros sobre el nivel del suelo, esto ya es otra cosa, menudas vistas de París y eso que aún seguía presente la desagradable niebla.
Desde aquí podemos apreciar la aguja que sobresale del crucero y que fue añadida en el S. XIX y los límites por el este de la isla donde se encuentra la catedral.
Cuando al fin estábamos abajo nos encontramos con esta cola frente a la Catedral, madre mía, gracias a Dios que nos dio por madrugar y es que hay que tener en cuenta que por regla general a primera hora de la mañana los únicos que se encuentran en las visitas son grupos reducidos de personas y ya más entrada la mañana es cuando los grandes grupos se ponen en marcha y las colas crecen de forma exponencialmente alta, por lo que aquí no podía ser más cierto lo de a quien madruga Dios le ayuda.
Desde allí nos fuimos al Mercado de las Flores y vimos desde fuera la Sainte Chapelle, un templo gótico situado en el Boulevard du Palais junto al Palacio de Justicia, considerada una de las obras cumbre del periodo radiante de la arquitectura gótica. Fue construida para albergar las reliquias adquiridas por el Rey San Luis de Francia.
Para después llegar al famoso Barrio Latino, Saint-Michel, uno de las áreas más animadas de todo París, lugar excelente para comer barato o tomarse una copa en la tarde/noche.
Dimos un relajado paseo, pero eran las 12 de la mañana y era demasiado temprano como para comer, al menos para nosotros, por mucho que nos intentemos fundir entre el gentío, hay costumbres que es complicado cambiar de la noche a la mañana, por tanto nuestra siguiente parada fue poco después en la afamada librería Shakespeare and Company.
Nuestra siguiente parada en el camino sería el Panteón, na edificación que impacta tanto de lejos como de cerca, con ese pórtico de columnas sobre el que descansa un frontón clásico inspirado en el Panteón de Agripa, en Roma, tanto el columnario como la cúpula son herencia del Tempietto de San Pedro in Montorio de Bramante en Roma.
No había apenas cola en la entrada y en apenas 5 minutos ya estábamos dentro, el horario de visitas es todos los días de 9:30 – 18:30 y el precio de la entrada es de 6,40 euros, para nosotros por fortuna gratis.
En su parte central se encuentra el péndulo de Foucault, que demuestra la rotación de la tierra.
Desde aquí descendimos a la cripta, allí se encuentran los féretros de 65 personalidades de la historia de Francia.
Por último en el brazo oeste de la cripta encontramos las tumbas de Victor Hugo y Émile Zola, ambos escritores partidarios de las ideas republicanas y que lucharon a favor del respeto de las libertades fundamentales.
De ahí en un par de minutos llegamos a los Jardines del Luxemburgo, uno de los parques más céntricos y populares de París, de estilo neoclásico, con calles dispuestas simétricamente alrededor del estanque octogonal central.
Entre semejantes arboledas y magníficos jardines, seguramente cuando mejor se deben disfrutar sean en plena primavera cuando las flores ensalcen con su colorido todo el paraje, no obstante simplemente con pasear por sus caminos y disfrutar de esculturas y estanques bien merece la pena la visita, es una forma de sentirse por unos minutos fuera de la actividad frenética que se respira en el resto de la ciudad.
Después de comer algo por los alrededores nos fuimos camino de la Opera.
De allí nos fuimos a visitar la Iglesia de la Madeleine, un templo católico de estilo neoclásico que destaca sobre el resto de la arquitectura de la zona por su forma de templo griego, inspirado en la Maison Carée de Nimes.
Para poco después ir directos a los almacenes Lafayette, encima en el preciso instante en el que se estaba encendiendo su iluminación.
En aquel momento era impresionante la cantidad de gente que había dentro, si es que podría estar medio París allí metido sin exagerar, según las cifras anuales que se barajan recibe más de 20 millones de visitantes por año, es decir, unos 55.000 diarios, ese día seguro que esa media la superaba con creces.
Cansados nos fuimos un rato al hotel para a eso de las 10 de la noche nos pusimos de nuevo en las calles, tomamos dirección a la Torre Eiffel, salimos por una de las estaciones de Metro que dan a los Campos Elíseos, pronto la policía nos condujo por una de las calles que daban ascenso a la torre y en menos de 1 minuto hasta 2 policías nos testaron las bolsas para ver si llevábamos bebidas alcohólicas, pero íbamos con refrescos y la pertinente baguettes por lo que no había problemas.
Eran las 11 y sería la última vez que se encenderían las luces, la próxima vez que lo hiciera ya significaría que habíamos entrado en 2011.
Nosotros aprovechamos y nos pusimos a comer nuestra baguette regada con buenos refrescos del Carrefour, para hacer tiempo hasta que fuera la hora, la verdad que llevamos dos años haciendo cena delicatessen el 31, hemos pasado de cenar langostinos, mejillones y el típico pescado, a un simple bocata, pero la verdad no cambio nada, prefiero vivir una entrada de año diferente a vivir cada año el típico cliché.
Nosotros calculamos que faltaban unos 12 segundos para ser las 00.00 horas y comenzamos a tomarnos las uvas a ritmo de campanas imaginarias y cuando terminamos la torre se volvió a iluminar como hacía una hora, eso quería decir inequívocamente que habíamos cambiado de año.
Y así terminó nuestro fin de año particular junto a la Torre Eiffel de París, espero que os haya gustado y en unos días la próxima entrega