#1890 el año pasado tmb jugamos de pena la eliminatoria contra el Dormunt y nos daban por muertos antes de darle un sobo al Bayern.
Luego nos reímos de las beliebers, seguro que más de uno de aquí también hacéis colas y os echáis a llorar cuando pasa por delante xD
Buenos dias! Que raro que no esté Er_Jonás por aqui de buena mañana. Queria saludarle dandole, chocandole una manita asi de colegueo.
Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras es una conocida obra teatral de Miguel Hernández que podía aplicarse a la perfección a esta Real. Cuando solo han pasado dos años desde que lograra una histórica y brillante clasificación para la Champions, y uno desde que la disputara, a su manera o cómo se la tomó el club, es decir “disfrutando”, el equipo realista ha caído en una decadencia deprimente. La sensación que ofrece es la de tristeza. Ha perdido su brillo, magia y velocidad. No sabe a lo que juega. No tiene una idea o plan preestablecido al saltar al campo. Su juego es plano y aburrido. Nadie inventa. No transmite ni contagia a su afición. Todos los futbolistas han empeorado desde la marcha de Montanier. El club puede pensar lo que quiera o actuar como prefiera, pero si no se da cuenta de la gravedad del problema, que es mucho mayor de lo que parece, como pudimos comprobar ayer en Cornellá o el Power8 Stadium, se estará poniendo una venda en los ojos que puede provocar un mal con consecuencias ya imposibles de reparar.
El segundo titular que resume con precisión el nuevo esperpento txuri-urdin ayer en Barcelona, es que Sergio García, solo y con dos fracturas en la muñeca, se bastó para desnudar las miserias de una de las peores defensas de Primera. Porque sí, Arrasate ya está claramente señalado como uno de los principales responsables de lo que sucede al ser incapaz de hacer progresar mínimamente a ninguno de su plantel. Con el agravante de que sus futbolistas parecen desconcertados en muchos lances del encuentro, algo inexplicable e intolerable. Pero hay que mirar más arriba. La planificación de esta temporada ha sido un auténtico despropósito. Aperribay siempre ha defendido a Loren, pese a sus repetidos errores, al señalar que en las malas tuvo que fichar “con muy poco dinero”. Este verano no fue así, las arcas estaban llenas por los traspasos de Griezmann y de Bravo, pero no se ha atinado en la construcción del proyecto. ¿Por qué? Porque se dijo que la mejora defensiva de un equipo que encajó una sangría de goles el curso pasado podía solucionarse con la progresión de los zagueros que ya había y el retraso de Elustondo. Y no es verdad. La Real no cuenta con dos centrales indiscutibles en la elite. Ayer Mikel volvió a decepcionar a todos, con un rendimiento a años luz del que ofreció hace dos campañas. Pero no solo eso. Resulta inaceptable que De la Bella, que es un diésel y le suele costar alcanzar su mejor forma, se mantenga en el once partido a partido con actuaciones lamentables. Si a eso se le suma que el comienzo de Iñigo ha sido para preocupar, el resultado es una de las zagas más pobres de la categoría. He ahí la explicación de por qué los rivales se han puesto por delante en las siete jornadas de Liga, ya que les basta con generar media ocasión para batir a esta endeble Real.
La dirección deportiva pudo fichar un central ante el clamor popular y prefirió no hacerlo. También tuvo la opción de traer un medio que fuera distinto, con músculo y que abarcara mucho campo, pero optó por Granero, que es un buen futbolista aunque marcado por el mismo patrón de lo que ya había. Y, por supuesto, también se pudo contratar a un extremo en lugar de Griezmann, pero para qué, si ya estaba Chory, que sigue chupando el mismo banquillo que el año pasado porque no confía en él Arrasate. Sin embargo, se decidió afrontar una inversión mayúscula por el máximo realizador de la liga holandesa y su caso ya es un Expediente X. Se lesionó en el hombro y, a pesar de que todos los atacantes están bajísimos, prefiere reservarlo para ir metiéndolo poco a poco. De locos. Esto solo pasa en la Real. Sin olvidar que cada vez que entra da miedo y sea preferible pensar que no puede ser tan malo.
La consecuencia, es que la Real volvió a perder. Esta vez ante un equipo que, pese a volver a saltar al campo con un once sin caras nuevas de este año y a que faltan Bravo y Griezmann, sigue siendo inferior. El partido comenzó con lo que ya empieza a ser un clásico: el gol rival en su primer ataque. Como tantas veces hizo en la visita realista de hace dos años, Sergio se pegó a la banda para aprovechar el hueco dejado por el lateral que había subido, se fue como quiso de Mikel, que incompresiblemente decidió no hacerle falta, y su centro pasó entre Iñigo y Caicedo, para acabar en los pies de Lucas, quien, con De la Bella como espectador de lujo, batió con comodidad a Zubikarai. La Real hizo el ridículo antes del descanso, con posesiones eternas entre sus defensas y balones frontales al área (como en Eibar) que el meta más alto de la Liga atrapaba sin despeinarse. Solo Vela era capaz de hacer algo distinto, pero el Espanyol no dudó en recurrir al habitual festival de faltas para frenarle, consciente de que no iba atener ningún otro foco de inquietud. Mención especial para el desastre de Canales y Xabi Prieto, ya que muchos viven muy cómodos detrás del saco de los palos que siempre se llevan Zubikarai, Elustondo, Arrasate y Loren.
El técnico quitó a De la Bella para dar entrada a Gaztañaga, colocar a Markel de central y a Iñigo, de lateral. La Real salió con otra actitud en la segunda mitad, pero esta vez acreditó una impotencia absoluta para crear ocasiones. Los realistas no dispararon entre los tres palos con verdadero peligro en los 90 minutos. En el descuento, Stuani le robó la espalda a Markel y firmó la sentencia. Aunque Víctor Sánchez también había dispuesto de una opción bastante más nítida que cualquiera realista.
Sinceramente, hasta aquí hemos llegado. Algo hay que hacer, porque este barco se encuentra a la deriva y no parece que la solución sea sencilla. Basta ya de pensar que todo va bien y que un mal inicio lo puede tener cualquiera. La Real es la decepción de la Liga y nadie entiende cómo puede estar tan mal un equipo que hace poco había enamorado a todos. Es para llorar de pena. Y de rabia, claro.
mas claro agua