He leído que la nueva junta directiva del Barça ha decidido que la Liga 2009-2010 debe de contabilizarse como el primer trofeo de la era Rosell y no como el número 69 de la era Laporta. ¿Por qué? Pues porque, según dice el vicepresidente Javier Faus, los títulos no se contabilizan el día que se acaba la liga (como se hacía hasta ahora) sino el día que se entrega el trofeo. Y como que la copa de la Liga no se entregará hasta finales de Agosto, una vez Rosell ya es presidente, entonces ha decidido (unilateralmente) que la Liga se ha ganado durante su presidencia. Hasta ha encontrado un auditor que justifica esta estrategia y dice que "como que se pueden contabilizar el día que se ganan... también el día que las recibes", pues la nueva junta ha decidido "siguiendo criterios de prudencia" apuntarse la Liga del 2010... y es que uno ha de ser prudente, no vaya a pasar que la copa sea robada antes de ser entregada!!! Jugada maestra si un quiero aumentar su currículum sin haber hecho nada.
Bien. Lo confieso: esta noticia que acabo de comentar es falsa. Pero tenéis que confesar que si fuera cierta, sería graciosa. Bien, igual no graciosa, sino triste, absurda y patética. Pues bien, así de triste, absurda y patética es la noticia que ayer protagonizó Javier Faus cuando dijo que unos auditores habían rehecho las cuentas del Barça y que habían "descubierto" que el Barça tenía unas pérdidas de 70 millones y no unas ganancias de 11 millones, tal como dijimos nosotros en la rueda de prensa del 30 de Junio.
¿Cómo puede ser?, os preguntaréis la mayoría. De +11 a -77 van 88 millones. ¿Cómo pueden cambiar de una forma tan drástica los resultados? Si lo miramos con detenimiento, lo que ha hecho Faus es exactamente lo que he explicado con el ejemplo de la copa: se apropia de los éxitos económicos de la anterior junta directiva a base de explicar que algunos de los ingresos que obtuvimos nosotros, en realidad, se los han de contabilizar ellos (y algunos de sus gastos nos los dan a nosotros). ¿Cómo? Pues, por ejemplo, diciendo que la venta de un terreno no es efectiva el día que se firma el contrato de compraventa (como se ha hecho siempre hasta ahora) sino el día que se registra en el ayuntamiento, o que el premio que Mediapro da al Barça como premio por las audiencias obtenidas durante estos dos años de éxitos deportivos no son un premio que se pueda asignar a Laporta sino que es el pago de unos servicios que se producirán durante la etapa Rosell, y por lo tanto, Rosell ha decidido apropiárselos. Es decir, a base de cambiar la fecha en que se han sucedido varias transacciones, muchos de los ingresos de la era Laporta pasan, como por arte de magia contable, a ser ingresos de la era Rosell y muchos de los gastos de la era Rosell se asignan a Laporta. ¡Alehoop!
No entraré a discutir ahora cada una de las partidas cuestionadas por Javier Faus. Lo haré más adelante cuando tenga el informe de auditoría que he pedido al Barça (y que, curiosamente, nadie del Barça me ha querido enviar). Lo que sí haré, de momento, son cuatro reflexiones.
La primera es que Faus falta a la verdad cuando dice que los auditores han reformulado las cuentas: los auditores ni formulan ni reformulan cuentas. Los auditores dan su opinión sobre las cuentas formuladas por los gestores del club. Las "nuevas" cuentas, por lo tanto, han sido formuladas por Javier Faus y no por ningún auditor. Esto ha de quedar muy claro.
La segunda reflexión es que lo que está haciendo la nueva junta directiva da muy mala imagen, daña la reputación internacional y perjudica gravemente los intereses del club. Estoy escribiendo desde Washington y me dio pena ver que la noticia con que la ESPN comenzaba era que el Barça no era el club exitoso que pensábamos sino un club que perdía "cientos de millones de dolares". No es bueno dar la sensación de que la situación económica del club es caótica cuando esto no es cierto, tal y como explico en la siguiente reflexión.
Tercera, fijaos que los cambios que propone la nueva junta directiva sólo son cambios en la FECHA en la que se deben contabilizar ingresos y gastos. Es decir, ni Faus ni Rosell dicen que nosotros contabilizamos ingresos que no existen. Ni Faus ni Rosell cuestionan nuestra honradez como gestores. Lo que dicen es que piensan que hay criterios contables que dicen que algunos de los ingresos que generamos y contabilizamos nosotros (y hasta cobramos), se los deben contabilizar ellos y algunas de las pérdidas que han generado ellos (como la "venta" de Henry a precio por debajo de su valor) nos lo han de imputar a nosotros aunque la venta la hayan hecho ellos. Lo que todo el mundo ha de tener claro es que, desde el punto de vista del Barça, no importa nada si los ingresos de TV o de la venta de otras cosas se apunten al 2010 o al 2011. Lo que importa es que el Barça ha obtenido estos ingresos, y punto. Ahora bien, aunque la consecuencia de que los ingresos se los apunte Rosell o Laporta, no afecta al Barça en sí... si tiene efectos sobre Laporta y, sobre todo, sobre Rosell. Es decir, si aceptásemos los cambios propuestos por Faus (que no los aceptamos), lo que pasaría es que los 70 millones de pérdidas que ahora dicen que ha habido en el 2010 se verían automáticamente compensados por unas ganancias de 70 millones el año que viene. La junta de Laporta perdería 70 millones, la de Rosell ganaría 70 millones y el Barça se quedaría igual. Esto es lo mismo que si se intentara apropiar de la Liga 2010: el palmarés de Laporta perdería una Liga, el de Rosell la ganaría y el del Barça quedaría igual. Por lo tanto, el segundo mensaje es un mensaje de tranquilidad a todos los socios: la salud económica del club es magnífica y la "reformulación de las cuentas" no altera un ápice esta conclusión. Lo único que la reformulación altera es quién se pone la medalla de la buena gestión económica de Laporta: la junta de Laporta o la junta de Rosell.
Y esto nos lleva a la cuarta reflexión: si lo único que se cuestiona es el ejercicio al que se asignan determinados ingresos o gastos, ¿por qué está disupuesta la nueva junta a dañar la reputación internacional del Barça y perjudicar económicamente al club? Pues, la verdad, no lo sé. Pero apunto dos posibilidades. La primera es que, como acabo de explicar, cuando peor se diga que es la situación actual, mejor será la del año que viene: si se asignan 70 millones de pérdidas a la última temporada de Joan Laporta, la primera de Rosell tendrá 70 millones de beneficios y de esta manera la nueva junta podrá aparecer como la gran salvadora de la situación económica cuando, en realidad, todo habrá sido un simple truco de magia contable. ¡Jugada maestra si uno quiere aumentar el currículum sin hacer nada!
La segunda explicación posible es de tipo monetario: si la junta de Rosell muestra unos beneficios de 70 millones el primer año, podrá recuperar la totalidad del aval de 60 millones que acaba de depositar en la LFP. Dejadme que explique como funciona el tema avales: la LFP obliga a las nuevas juntas directiva de los clubs como el Barça a depositar un aval por valor del 15% de los gastos del club del año anterior (y como los gastos fueron de 400 millones, Rosell tuvo que hacer un aval de 60 millones). La regla de la LFP es que si al año siguiente el Club tiene unos beneficios de, por ejemplo, 15 millones, la cantidad que ha de quedar en aval será de 60-15=45. Si el año siguiente tiene otros beneficios de 10 millones, el aval pasará a ser 45-10=35. Y así sucesivamente hasta que se llegue a cero. A partir de aquí el aval siempre será cero. Bien, si a base de apropiarse contablemente de una parte de los ingresos de la era Laporta, Rosell generase unos beneficios milagrosos de 70 millones el primer año, el aval pasaría a ser cero inmediatamente. De esta manera, Rosell y su junta se ahorrarían los costos de avalar 60 millones cada año durante los próximos 5 años. Recordad que el coste de un aval está sobre el 1% de la cantidad avalada de manera que, gracias a esta argucia contable, Rosell se ahorraría 600.000€ de su propio bolsillo... ¡cada año! Esta podría ser la intención real de la junta aunque los tribunales harán que el truco les salga mal.
Durante la campaña electoral, Javier Faus dijo que sería un honor para él y para la nueva junta directiva que yo fuera embajador del Barça en Nueva York. Agradezco la confianza a él y a toda la junta. Como potencial embajador, dejadme entonces que les haga la siguiente pregunta: ¿Vale la pena ensuciar la imagen nacional y internacional del Barça simplemente para obtener unos beneficios personales (repito, personales) de 600.000€? Yo tengo clara la respuesta. La pregunta es: ¿la tienen ellos?