En hora y media se pone fin a la espera sobre las valoraciones de los medios especializados de, posiblemente, el juego que más repercusión, comentarios y opiniones dispares va a generar este 2019, Death Stranding, la última creación de Hideo Kojima.
Es díficil vaticinar si estamos ante el juego de la década o el mayor blunder de la generación, pero Death Stranding no va a dejar indiferente a nadie (tampoco a los críticos del sector) y solo aquellos madrugadores podrán vivirlo en directo.
A las 8:00 hora española se levanta el embargo, por lo que en ese momento actualizaré el hilo con todas las reviews relevantes.
ACTUALIZACIÓN (8:20h): La prensa ha dado su veredicto y, aún siendo un juego notable para algunos y sobresaliente para otros, parece que Death Stranding no ha sobrevivido al enorme hype que se había generado en torno a él y se queda a un paso de los grandes juegos del año.
Medios nacionales
Death Stranding busca revertir el concepto que tenemos de mundo abierto, dándole más importancia al camino, a la exploración, y prestando una atención extrema a cada momento de ese viaje. Su historia abarca cuestiones existenciales que pocas veces hemos visto exploradas con esta complejidad en nuestro medio, y siempre con el estilo de Hideo Kojima. Es un juego que deja un poso increíblemente bueno en lo narrativo, pues golpea a las emociones primarias del jugador, mientras que construye una fórmula jugable muy personal, que huye de la acción letal en todo momento. Tiene aspectos a mejorar, claro, pues la estructura de misiones es simple, apoyándose en los textos, mientras que los momentos de acción (que los tiene) no son tan redondos como el resto, porque no es un juego de acción. Kojima construye un mundo distinto, pues sus inspiraciones también lo son, demostrando que es un autor más interesado en transmitir ideas en el videojuego, que construir una experiencia ya conocida y explorada.
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles.
Valiente, original, sorprendente, único, todos estos y muchos más calificativos se pueden utilizar con Death Stranding, un soplo de aire fresco en el terreno de las grandes producciones, una anomalía que te hace recuperar la esperanza de que se pueden hacer cosas diferentes, sin necesidad de reinventar la rueda ni crear nuevos géneros, simplemente saliéndose de los caminos ya establecidos y creando nuevas rutas en el ocio interactivo. Con una historia magnífica y una propuesta jugable única y diferente, se van a quedar con nosotros para siempre los grandes momentos vividos en esta mágica epopeya, por supuesto imperfecta, como casi todas las cosas que merecen la pena en esta vida.
Una aventura capaz de "reconectar" a aquellos jugadores que estén cansados de jugar siempre a lo mismo, y que va a generar opiniones tan airadas y contrarias como interesantes, ya que no va a dejar indiferente a nadie, algo que ojalá hicieran muchos más títulos a lo largo del año. Kojima en estado puro y en su plenitud creativa que esperamos que ahora, que está al mando de su propia compañía, nos pueda seguir sorprendiendo sin ataduras con juegos como este en los próximos años.
Me gusta pensar que en el fondo Death Stranding es eso, un amigo y kilómetros de carretera, la excusa perfecta para sacar brillo a ese CD que has grabado y pasarte la estación de servicio hablando de los actores y las películas que te molan. Kojima nos trata así con cada cameo, con cada canción de Low Roar que comienza a sonar mientras la luz se pierde por las montañas, y lo hace con el orgullo de quien nunca ha escondido que su propia obra es la suma de sus influencias.
De quienes han tocado su vida en unos momentos u en otros, ya sea con un libro, con una canción, con un consejo, con un mensaje de agradecimiento. Ese es su mensaje, que somos la suma de los demás. Eso es lo que hace que la rueda siga girando. Y por eso, porque somos el resultado de quienes nos han enseñado el camino, he querido apoyar mis propias palabras con las de aquellos que alguna vez me enseñaron algo. Otros genios que como Kojima han influido en mi vida, aunque al más importante lo dejo para el final. Alguien que nunca morirá, porque tocó demasiadas vidas. Alguien que dejó un vínculo que ni la lluvia podrá borrar. Va por ti, amigo mío.
Medios internacionales
The game bears the unmistakable mark of its creator, but doesn't leave enough for players to enjoy.
As the credits roll on Death Stranding, heavy with unearned pathos, the impression you're left with is of a self-congratulatory monument to the ego of a creator who is high on his own supply. Has Kojima always been this full of it? Maybe. But then you return to the game proper, select a humble delivery order, lace up your boots and plan another reckoning with those unforgettable, haunted moors. And you realise that this game has got under your skin in a way few do.
Death Stranding delivers a fascinating world of supernatural sci-fi, but its gameplay struggles to support its weight.
Kojima’s mysterious would be epic has its moments but can’t carry the weight of expectation.
Death Stranding is a hard game to absorb. There are many intertwining threads to its plot, and silly names, corny moments, and heavy exposition belie an otherwise very simple message. That comes through much more clearly in the game's more mundane moments, when you find a desperately-needed ladder left behind by another player or receive a letter from an NPC thanking you for your efforts. It's positive without ignoring pain; in fact, it argues in both its story and its gameplay that adversity itself is what makes things worth doing and life worth living. It's a game that requires patience, compassion, and love, and it's also one we really need right now.
Death Stranding is not a subtle game. The mechanics are the message. Build connections, use those to literally span divides. Even as the story swells to a convoluted chaos that would make Metal Gear Solid 4’s monstrous canon-welding blush, Death Stranding’s most fundamental point is not hard to understand. Yes, this is hell. Yes, we are falling apart. Yes, this might be the end. But there is redemption in other people.
Death Stranding feels like two games in one, designed for seemingly opposite audiences. One is a wholly unique open-world adventure with asynchronous cooperative multiplayer that allows me to feel like I’m part of a community, building a world from scratch. And the other is a long, confusing, deeply strange movie. The former is pulling most of the weight, but they share equal screen time. And, like a steamer trunk full of sperm, it’s impossible to separate the good from the bad. It’s all in the same box.
Recordatorio que Death Stranding se pone a la venta el próximo viernes 8 de noviembre en exclusiva para PlayStation 4 y que en verano llegará la versión para PC.