Yo soy la atípica paleta que visita la casa de pobre de Kafka como si significara algo y sale con el libro de otro tipo que no tiene nada que ver. De ahí tienes que salir con un libro, primero porque si vas eres un turista, los turistas quieren llevarse recuerdos, y segundo porque el sitio es una trampa: una tienda.
Realmente ya había leído todo lo que me interesó leer suyo. El proceso lo terminé con hambre de esa manzana que nunca llegó a desayunarse José K. y escupiendo comas. Hoy en día sigo teniendo sobredosis de comas presuntamente por su culpa. En ese libro hasta la forma del texto es agobiante, eso es un mérito curioso, pero no aporta mucho que sea no sea recreación.
Yo si tengo que destacar un aporte en mi vida vuelvo al principio, porque por él se hace un itinerario que te lleva hasta su casa.
spoilerLa primera casa azul
Si sigues en esa calle te llevas con el pack un cerdo con alas
Lo curioso es que es un pobre anónimo que ha acabado formando parte de la historia de chiripa, y hoy en día su vida personal se despedaza entre académicos, los detalles se elevan al nivel de hitos que nos resuelven los misterios de sus textos, igual que se despedaza la vida de Paquirrín en una peluquería.
Se lee a Kafka como se ubica Rusia, por cultura popular y para ubicarse, por no perderse en estos itinerarios culturales del hoy. Este hoy en el que hay un perro con 145.000 seguidores en Instagram, todo el mundo ha visto el vídeo del panda que estornuda, ¿Noah sigue haciéndose fotos a sí mismo? En un futuro estas nuevas vidas anónimas y no especiales podrían ser otra Rusia. Es más, ya son otra Rusia (un must), sólo falta que la industria del turismo les clave una bandera: aquí vivió ese perro; en esta jaula, tras el cordón de terciopelo, estornudó el panda. A su lado una foto de Noah con él.
La cosa es ¿Kafka nos llega porque es un factor turístico o es un factor turístico porque nos llega Kafka? ¿Nos aporta algo o es un colgajo de la historia?