Con el recurrente batacazo del Schalke 04 y la derrota del PSG en la Challenger Series, parece que una nube negra se cierne sobre los clubes deportivos tradicionales, al menos en el League of Legends de Europa. Inexperiencia, desconocimiento del sector o ceguera bursátil pueden ser algunos de los motivos por los que se puede haber producido esta hecatombe. Por esta razón, se antoja necesario realizar un análisis de la trayectoria, generalmente nefasta, de estos clubes deportivos.
Una breve y desdichada trayectoria
El Schalke 04 aterrizó en territorio eSports a mitad de mayo de 2016. Tirando de talonario, adquirieron la plaza de LCS EU de Elements, aunque su roster no era del todo alentador. Steve, Gilius, Fox, MrRalleZ y Sprattel firmaron una funesta temporada que consumaba el primer desastre del club alemán: descenso a la Challenger Series. Poco después, se anunciaba la salida de todos sus jugadores.
Mientras se forjaba la calamidad en tierras germanas, entraba en escena el Paris Saint-Germain, que en octubre compraba la plaza en CS de Team Huma. Con la incorporación de YellOwStaR como cabeza visible, para este club todo apuntaba a un arranque por todo lo alto. A finales de año, se conocían sus cinco jugadores: los coreanos Blanc y Pilot (procedentes de Jin Air Green Wings), el jungla con recorrido en Challenger Series Kirei y dos de los integrantes del descendido Schalke, Steve y Sprattel.
Llegó el 2017 y ambos equipos se verían las caras en la Challenger Series con el objetivo de ascender a la ansiada LCS europea. El Schalke, con un renovado roster que inspiraba más confianza (SmittyJ, loulex, SELFIE, Upset y VandeR), arrasó en la temporada regular con cinco victorias de cinco posibles. Por su parte, el PSG cosechó dos victorias, dos derrotas y un empate. Esto, aun así, le servía para auparse hasta la segunda plaza.
De este modo, se avecinaban unos playoffs en los que tanto el club alemán como el francés partían con muchas posibilidades de salir victoriosos y optar directamente por el ascenso a la máxima competición. Poco duró su regocijo de la temporada regular, y es que el Schalke 04 caía estrepitosamente ante la academia de Misfits, y el PSG hacía lo propio ante la de Fnatic (con mayor igualdad, no obstante).
Así pues, se consumaba el drama en ambos clubes y, llegados a este punto, toca replantearse la situación. Dado que sus posibilidades de llegar a la LCS en este split ya han sido cercenadas, su futuro más cercano no se antoja muy esperanzador. Parece que el Schalke 04 ya ha movido ficha, y se podría estar planteando vender su plaza de la Challenger Series para empezar de cero desde la ESL Meisterschaft, competición regional alemana. Mientras tanto, el PSG no se ha pronunciado al respecto, por ahora.
Resulta llamativo que ambos equipos hayan caído ante academias de otros clubes. Esto, quizá, podría reflejar su inexperiencia en el sector. Entidades como Fnatic llevan en los deportes electrónicos desde 2004, por lo que conocen el sector a la perfección. Misfits, no obstante, es un club relativamente joven. Pese a esto, ha demostrado desenvolverse con soltura, con una academia cerca de ascender a la LCS, liga en la que su club principal ocupa la zona alta de la tabla.
También se dan casos en España y América
Este fracaso de los clubes deportivos tradicionales no solo se ampara mediante las derrotas del Schalke 04 y el PSG. Tampoco hace falta salir de España para extraer algunos casos: tanto Valencia CF eSports como ThunderX3 Baskonia no han logrado todavía ningún logro relevante, especialmente después de la sorpresiva derrota de los vitorianos ante KIYF en la final del Clasificatorio español en Sevilla. Aunque el nivel de ambos conjuntos no ha sido, ni mucho menos, mediocre, la maldición de los clubes deportivos europeos parece perseguirles.
Si se amplía la mirada hacia el nuevo continente, se vislumbra que esta tendencia podría cruzar el charco. Ya no se trata solo de equipos, sino también de personalidades deportivas. En norteamérica, Shaquille O’Neal y miembros de los Sacramento Kings apostaron por NRG eSports, equipo que se creó, descendió y se deshizo en menos de un año. Rick Fox, también jugador NBA, formó Echo Fox, club que a duras penas se mantiene en la LCS NA.
El individualismo, posible causante del problema
Es probable que no se trate de una tónica extremadamente generalizada, dado que existen cada vez más cruces entre deportes tradicionales y electrónicos y, por supuesto, hay muchas más plataformas que analizar. Sin embargo, y permaneciendo en League of Legends, se pueden hallar pautas coincidentes.
En el deporte tradicional, la opulencia es un aspecto a tener muy cuenta. Aquellos clubes con más capital acostumbran a ocupar las posiciones más reconocidas. Además, competiciones como el fútbol o el baloncesto, aun siendo deportes colectivos, albergan mayor hueco para las individualidades. No es raro que jugadores como Leo Messi o LeBron James lleven en volandas a su equipo y, gracias a sus actuaciones, se logren sucesivas victorias. La llegada de jugadores estrella, o la combinación casual de los mismos, se produce cuando el dinero abunda.
En las competiciones de LoL, por ejemplo, resulta más dificultoso que un equipo mantenga una trayectoria ascendente gracias a un solo jugador si el resto no acompañan adecuadamente. Por esta razón, jugar en equipo y establecer una buena sinergia tiene un gran peso a la hora de que un club triunfe. SK Telecom T1, sin ir más lejos, no es tricampeón del mundo simplemente por contar con Faker, sino porque, además de esto, se cuenta con varios jugadores (y un entrenador) de gran nivel que saben compaginarse a la perfección.
¿Debería desaparecer la Challenger Series?
Volviendo la vista hacia clubes como Misfits o G2 (o incluso Origen en 2015), donde se apuesta por la cohesión surgida entre el talento joven y la experiencia de jugadores más veteranos, se podría extraer, tal vez, la receta del éxito. El Schalke 04 actuó en esta línea al comenzar 2017, pero, probablemente, el exceso de confianza al llegar a playoffs les condenó.
Ahora, la decisión por parte del Schalke 04 de forjar un nuevo recorrido desde las ligas regionales plantea la duda de si es rentable para estos equipos competir en Challenger Series. Esta competición parece haber perdido cada vez más interés. De hecho, hasta la propia empresa de Riot Games ha reducido su duración a tan solo cinco jornadas. Mientras tanto, las competiciones nacionales poco a poco van ganando peso debido a que su audiencia, siendo regional, supera a la segunda competición europea.
Este, quizás, sea el mejor caldo de cultivo para que los clubes deportivos tradicionales comiencen su aventura en los eSports, entre su propio público. De este modo, consagrarían una fanbase que les podría alzar hasta lo más alto una vez transcurrido el tiempo necesario. Además, estos clubes podrían apostar, de forma más económica, por el talento joven (y nacional) para formar una nueva camada de jugadores dispuestos a consagrarse, a posteriori, en el panorama internacional. Porque, al fin y al cabo, si se empieza desde debajo, la trayectoria que conforma el porvenir te hace progresar únicamente hacia arriba.
Es un artículo que me ha parecido interesante, a pesar de no estar demasiado de acuerdo con hipótesis como las que achacan como posibles causas del fracaso de estos equipos a la inexperiencia en el mundillo o el mal diseño de las plantillas. Equipos como Valencia y Baskonia han reunido lo mejor del panorama nacional y otros más rimbombantes como el Schalke o el PSG han montado plantillas que poco han tenido que envidiar a otras de equipos que sí han logrado mantenerse en la LCS. En el caso del PSG la plantilla ha sido confeccionada por YelloswStar y el Schalke tenía un equipo de probable media tabla en la liga superior, así que no me parecen argumentos certeros.
Algo me dice que es muy probable que se esté pasando por alto el factor presión, que a lo mejor en estos clubs es mayor debido a las expectativas que siempre suele haber puestas sobre ellos.