Con 4 años no me cuadraba que nada más verlos en la cabalgata debajo de mi casa, y al subir a casa, los Reyes ya fueran por el centro de Madrid saliendo por la tele, cuando yo con mis padres tardaba mucho en llegar en coche a casa de mi abuela, y ellos iban mucho más lentos. Así que les expuse tales dudas a mis padres.
Empezaron a poner excusas del tipo "son magos" y recibieron contestaciones del tipo "venga, pero si el negro va pintao".
Total, que mi madre me preguntó "si te cuento una cosa ¿me prometes que no lloras, ni te enfadas ni nada?" le dije que sí. Y me lo contó, entonces le dije "con razón me haces repetir la carta de los Reyes a cada casa a la que voy, a partir de ahora a cada uno le pido una cosa y me aseguro de que me traigan eso, y no cosas que no pido".
Me dijeron que no se lo dijera a ningún niño, que había muchos a los que le hacía ilusión y se podrían poner tristes. Con 7 años pillé a mis compañeras de clase contándoselo a mi me jor amiga y ésta llorando, así que las empujé y les dije que la dejasen creer en lo que quisiera.