Cuba se convirtió ayer en el primer país del mundo en recibir la certificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por haber eliminado la transmisión del virus del sida (VIH) y de la sífilis de madre a hijo.
El anuncio de ese logro lo hizo el ministro de Salud Pública de Cuba, Roberto Morales Ojeda, en la sede en Washington de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), cuyos estados miembros se comprometieron en 2010 a lograr esa meta como muy tarde en 2020.
Cada año, alrededor de 1,4 millones de mujeres con VIH se quedan embarazadas. Si no reciben tratamiento, las posibilidades de que transmitan el virus a su bebé durante la gestación, parto o lactancia oscilan entre el 15 y el 45 %. Así que lograr cortar este círculo vicioso que provoca la continuación de un virus que se lleva décadas combatiendo sin que aún se haya logrado una cura efectiva no es un desafío menor. Pero eso es lo que ha conseguido Cuba, tal como ha reconocido oficialmente este martes la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Todo ha sido posible por nuestro sistema social y por la voluntad política desde el más alto nivel. Eso es lo que ha permitido que un país con escasos recursos haya hecho estos logros", ha señalado el ministro cubano.
"Imagino que el nuevo tiempo político entre Cuba y Estados Unidos solo puede ayudar a conseguir este logro, pero Cuba también ha trabajado con otros miembros de la organización para incrementar el acceso a la salud", afirmó Etienne.
Y mi pregunta es, si hemos conseguido la inmortalidad del maldito Fidel Castro, ¿por qué nos sorprendemos?