1. Marruecos, presencia española y vida en el Rif
Cuando la aviación española sobrevuela en 2011 las costas de Libia, conviene recordar que las acciones militares españolas en el norte de África tienen una larga trayectoria, las de los Austrias contra los piratas berberiscos, la toma de Trípoli… Más cercanas son las acciones de 1859 y 1860 en Marruecos: la batalla de Castillejos, Tetuán, Wad-Ras, o la breve campaña en Melilla entre 1893 y 1894.
El siglo XX comienza con una campaña en el Rif en 1909. Sus habitantes del Rif eran buenos luchadores, siempre llevaban un arma entre sus posesiones. Entonces, un rifeño que había nacido y había sido criado para la guerra, con un fusil como compañero y conocedor del terreno, se enfrenta a los españoles que no habían luchado, con poca instrucción, que no conocían casi el fusil y no sabían por qué luchaban: usaban solamente el valor contra el rifeño. Por otro lado, la geografía del Rif es propicia para la guerra de guerrillas, y España sufrió mucho para mantener el territorio. Nuestro país tenía tres posibilidades: reducir el territorio ocupado, ocupar toda la zona, o abandonarla. Los militares estaban divididos ante el problema marroquí; no había unidad en los mandos militares. Los propios colonizadores aplicaban un símil propio a las diversas actuaciones coloniales: “Inglaterra pega y paga. Francia pega, pero no paga. España ni pega ni paga”.
El comienzo de siglo tiene en el desastre del Barranco del Lobo el momento de más dureza para España. En las acciones que tuvieron lugar en 1909 tuvimos unas pérdidas de 3.000 hombres, aproximadamente, para ocupar unos 300 km². Muchos historiadores van a considerar la guerra de Marruecos como la más compleja de toda África. Así comenzó la campaña de 1909, que habría de ocasionar muchas muertes en el sector de Melilla y muy especialmente en el Barranco del Lobo, en el que una imprudencia temeraria del general Pintos llevó a su muerte, la de cinco tenientes coroneles y quince oficiales y la baja de unos setecientos soldados entre muertos y heridos. En el Barranco del Lobo, la sorpresa táctica obtenida por los rifeños había sido debida en gran parte al desconocimiento del terreno situado a la vanguardia de las líneas propias y a la dificultad para descubrir desde el suelo a los rifeños emboscados que dominaban a la perfección el arte del enmascaramiento.
Los hechos del Barranco del Lobo y la Retirada de Kert ponen "a las claras que no había mandos, ni tropas militares preparados para aquel tipo de contienda". Así que hubo que recurrir a la Policía Indígena en 1909, Regulares en 1912 y la Legión en 1919. El Gobierno toma así conciencia de encontrarse ante una larga confrontación contra un enemigo guerrero, que conoce el terreno y con fuerzas que tienen alta la moral: esto provoca que en África los oficiales hasta 1918 vivan en un estado de alarma continuado, junto al hastío de la paz en pleno campo y de un porvenir incierto. Además, en 1916 la situación ambiental de España no era favorable a operación alguna. Había protestas por la cantidad de bajas españolas.
En 1919 se dictan una serie de medidas para someter todo el Protectorado a la autoridad española. El ejército español tenía minada su eficacia por la insuficiencia técnica de muchas de sus unidades y por una estructura de mando difusa. Muchos mandos seguían sin hacer nada ante los problemas acuciantes del Ejército, algunos oficiales tenían una vida cuartelera sedentaria.
Entre 1919 y 1921 en España se sentía poco entusiasmo por el asunto inacabable de Marruecos. Había poco interés en las Cortes por el asunto y muchas críticas en los periódicos. Los soldados estaban rodeados de críticas y eso provocaba una baja moral en la tropa que luchaba por deber, incluso por la fuerza. En el propio cuerpo de oficiales había orientaciones diferentes. Todos estaban de acuerdo en intervenir en Marruecos, pero algunos querían ascensos y otros querían intervenir en las operaciones. Afición a la carrera, casi siempre; un simple honor para los más, pero el estricto cumplimiento de un deber en los restantes.
2. Marruecos en la política internacional
El desastre del 98 puso fin al imperialismo español. A principios del siglo XX, toda potencia que se preciase deseaba poseer un vasto imperio colonial, y Marruecos era una de las pocas regiones por repartir en el continente. Este hecho provocó importantes tensiones internacionales que están en el origen de lo que sería la I Guerra Mundial. Las potencias se reunieron en la Conferencia de Algeciras en 1906 y se acordó el reparto de Marruecos entre Francia, que se quedó la mayor parte del territorio, y España que se apoderó de la montañosa franja norte del país. Inglaterra deseaba que el Estrecho de Gibraltar no estuviese controlado por un único país, por lo que la división de Marruecos en dos partes, dominadas por España y Francia, favorecía sus intereses coloniales tanto en África como en la política colonial inglesa en general.
Desde el primer momento hubo reveses entre los españoles como ese desastre del Barranco del Lobo, cerca de Melilla. En 1912, Francia y España pactan un nuevo reparto de Marruecos para poder hacer frente de forma más efectiva a la resistencia de las cábilas rifeñas. Quedaba para España toda la parte norte de Marruecos, desde Larache y Alcazarquivir hasta las Chafarinas, incluyendo el montañoso Rif. En verdad, España estaba en Marruecos por su propio interés, y porque era un socio amable, ni muy fuerte ni tampoco abúlico. De la neutralidad de España en la I Guerra Mundial, España tuvo reconocimiento moral, pero nada de provecho estratégico o colonial.
General Silvestre
3. Antecedentes
La batalla de Annual, conocida en España como el “desastre de Annual” fue una dura derrota frente a los rifeños al mando de Abd el-Krim el 22 de julio de 1921, una derrota debida a una táctica indebidamente planificada, y que marcó un antes y un después en la política española en el norte de África y que cambió el futuro de España desde ese momento. Annual supuso una redefinición de la política colonial de España en la Guerra del Rif.
El gran líder de las tropas rifeñas era Abd el-Krim, un producto de la educación colonial española y leal a la Corona. Para Abd el-Krim el principal rival de la independencia de Marruecos era Francia. Él, que era periodista, realizó duros editoriales contra el establecimiento colonial francés. Protestó Rabat, y España encarceló a Abd el-Krim, que desde este momento decide vengarse de España. En 1919 desaparece en las montañas.
Enfrente tenía a dos grandes militares. Berenguer era un soldado muy competente que se sentía ignorado por su segundo en el mando, Fernández Silvestre, un protegido del Rey Alfonso XIII. Silvestre resume su táctica en el exterminio del enemigo, decía: “La única forma de tener éxito con los moros, consiste en decapitarlos a todos”. Éste toma en 1920 posesión del cargo de Comandante General de Melilla. Su intención es llegar hasta la bahía de Alhucemas, centro de operaciones de las tribus rifeñas más belicosas. El tipo de tropas que tenía era, en su mayoría, reclutas forzosos, poco entrenados, mal pagados, mal armados (con fusiles y artillería pesados y anticuados), con peores calzados y con gran miedo hacia las tropas rifeñas. Muchas veces los soldados vendían a éstos sus armas. Entre mayo de 1920 y junio de 1921 Fernández Silvestre avanza rápidamente, en profundidad y sin apenas bajas. Ocupa Tafersit, adelanta el frente hasta el río Amekrán, logra la sumisión de varias cabilas y en España se cree que el final del problema marroquí se ha logrado.
Así lo parecía. La penetración española había alcanzado los 130 kilómetros hasta Buy Meyan y Annual. La Comandancia Militar de Melilla disponía de unos 25.700 efectivos, al menos sobre el papel, porque éstas fuerzas tenían una serie de problemas de índole militar, administrativa y política. Además, uno de los graves fallos que cometió Fernández Silvestre fue no desarmar a las cabilas dominadas y alargar muchísimo sus líneas de abastecimiento. Había creado muchos blocaos en posiciones, generalmente, altas, sin agua, y con condiciones de vida difíciles. Fernández Silvestre había dividido sus fuerzas mal equipadas en un cordón de más de 140 (algunos señalan 144) posiciones, fortines casi completamente aislados entre sí, que formando una media luna que partía desde el sur de Melilla hasta Sidi Dris al oeste: en el centro aproximado de esta composición defensiva estaba el fuerte de Annual.
Estos blocaos estaban de 20 a 40 kilómetros según el terreno, y con unas fuerzas tan repartidas que no era posible hacer frente a un ataque enemigo: la mayoría de estos blocaos tenían entre doce y veinte hombres, nada más. Sólo algunas posiciones como Batel, Dar Drius, Buy Mellan o Annual, sobrepasaban los ochocientos. Por si fuese poco, los regimientos tenían las diferentes compañías alejadas a muchos kilómetros de distancia, lo que llevaba a no tener su serie de jefes naturales, pues algunas veces estaban de permiso oficial en la Península o en Melilla: algo que ocurrió en los días del Desastre de Annual. Además, la ubicación de los blocaos tenía más que ver con aspectos políticos que con militares. Otras veces se colocaban los blocaos en zonas en las que los nativos lo pedían para defenderse de cábilas (tribus) enemigas de España. Al producirse el Desastre, estas pequeñas posiciones, quedarían perdidas, porque se quedaron incomunicadas entre ellas al ser rodeadas por los nativos, sin posibilidad de ser socorridas y muchas veces sin acceso al agua.
Otro de los problemas era la opinión pública española, que veía con muy malos ojos la muerte de los soldados en Marruecos y que obligaba muchas veces a reclutar soldados indígenas que estaban mal preparados y que, muchas veces, se volvieron contra los españoles. Las tropas indígenas eran mal escogidas tanto en lo que se refería a los soldados como en lo referido a los mandos que dirigían estas tropas. Además, existía corrupción en el ejército, los oficiales cobraban poco, y los reclutas vendían a sus enemigos las municiones: querían más dinero al estar mal pagados. Los fusiles que utilizaban eran viejos Mauser de la guerra de Cuba; buenos fusiles, pero un 75% estaban desequilibrados. Tenían viejas ametralladoras Colt que al disparar unos pocos tiros se encasquillaban. La artillería se había distribuido a modo de dos o cuatro piezas por posición. Los morteros eran las armas más eficaces para ese terreno, pero no se tenían. Y las fuerzas, a caballo, porque las tropas de Melilla tenían sólo 24 camiones y sólo 3 ambulancias.
En mayo de 1921, las fuerzas principales españolas estaban en la localidad de Annual. Silvestre esperaba, desde ese lugar, avanzar hacia Alhucemas. Entre Melilla y este campamento había tres plazas fuertes separadas por unos 30 kilómetros entre sí, y en torno a él un anillo formado por otros pequeños fortines, cada uno con una guarnición que variaba entre 100 y 200 soldados. En la costa se habían ocupado las dos posiciones de Sidi Dris, cercana a la desembocadura del río Amekrán, y Afrau, algo más a retaguardia.
A finales de mayo, una delegación de la cabila de los Tensamán convence a Silvestre para que cruce el río Amerkan y establezca una posición en el monte Abarrán. La acción iba contra las órdenes de su jefe, el Alto Comisario de España en Marruecos, general Berenguer. El comandante Villar mandó un contingente de 1.500 hombres hacia Abarrán el 1 de junio de 1921, estableciendo una fortificación. Al mando de la posición queda el capitán Salafranca Barrios. Sus fuerzas son una harka amiga de Tensamán, unos 200 policías indígenas y 50 soldados españoles.
Dejándolos, Villar se vuelve a Annual. Después, cuando los rifeños atacan, la harka de Tensamán se une a los rifeños, con un grupo de policías. En la lucha, los españoles sufren 141 bajas, que incluyen a todos los oficiales -salvo el teniente de artillería Flomesta Moya-, porque los rifeños querían que arreglase los cañones y les enseñara a usarlos. Floresta Moya se niega a ello, a ser curado y a comer, y muere en cautividad. Ese junio de 1921 la guarnición de Abarrán es aniquilada. Tras esa victoria, y hasta el 9 de agosto en Monte Arruit, morirán más de 8.000 españoles.
Tras la victoria de Abarrán, Abd el-Krim dirige sus tropas contra la posición costera Sidi Dris. Ésta es asediada durante 24 horas, siendo rechazados los rifeños por la defensa realizada por el comandante Julio Benítez Benítez. Éste tuvo 10 heridos (otras fuentes hablan de bajas entre muertos y heridos de unos 100), por 100 rifeños muertos. Pero esta resistencia puede realizarse gracias al apoyo de las fuerzas navales españolas, gracias a la cercanía de Sidi Dris al mar.
Abd el-Krim fracasa en Sidi Dris, pero la victoria en Abarrán le había demostrado la vulnerabilidad española. Así que Abd el-Krim lograría el apoyo de más harkas y sus tropas pasarán de 3.000 a 11.000 hombres, gracias a su habilidad al mostrar el botín logrado, cañones, fusiles… Enfrente, Silvestre no supuso que esta situación fuese un problema y no tomó ninguna iniciativa. Consideró que estos ataques de Abd el-Krim eran solo un episodio aislado, y transmitió esta idea a Berenguer que se encontraba a bordo del crucero Princesa de Asturias, en la entrevista que ambos celebraron en aguas de Alhucemas el 5 de Junio. Su respuesta fue tomar Igueriben el 7 de junio de 1921, manteniendo, de esta forma, una posición adelantada entre Izumma y Yebbel Uddia, con la idea de defender Annual desde el sur. Luego fue a Melilla para pedir el Alto Comisario Berenguer refuerzos, municiones, víveres para la población y dinero para comprar a los rifeños antes de iniciar la ofensiva final.
4. El desastre
El 17 de julio Abd el-Krim ataca todas las líneas españolas con las harkas y partidas de guerreros de Beniurriaguel, Ammart, Beni Tuzin, Gueznaya, Targuit y Ketama. Berenguer señalaba ese día en el diario El Sol que la pacificación de Marruecos se realizaba con éxito y que no era menester el envío de nuestras tropas. Solo se da cuenta de la situación real el 19 de julio, cuando recibe el primero de una serie de telegramas angustiosos pidiendo refuerzos, un ataque de distracción de la Armada en Sidi Dris, y apoyo aéreo. Igueriben, con 350 hombres -otras fuentes señalan que 800- al mando del comandante Benítez, es sitiada y cae el 21-22 de julio; las columnas de refuerzo, con 3.000 hombres y que llegaron a perder 152 hombres en dos horas, no lograron impedir la caída y la desmoralización entre las tropas de Annual. La mayoría de la guarnición es pasada a cuchillo. Solamente 25 supervivientes llegaron a Annual, de los que 16 murieron más tarde víctimas del agotamiento y el shock que muchos sufrieron al beber de golpe gran cantidad de agua.
El 22 de julio se concentran alrededor del campamento de Annual una gran cantidad de fuerzas enemigas. Ese día hay en Annual unos 5.000 hombres formados en 3 batallones y 18 compañías de infantería, 3 escuadrones de caballería y 5 baterías de artillería. Sobre ellos se lanzarán 18.000 rifeños al mando de Abd el-Krim, armados con fusiles y espingardas.
Sorprendido, Silvestre tiene a sus tropas preparadas con víveres para cuatro días y municiones para un día, pero no tiene reservas de agua. Así que decide evacuar el campamento. Berenguer le promete que se le enviarán refuerzos desde Tetuán, pero Silvestre considera que la situación es insostenible. Las dudas sobre qué hacer se despejan cuando se tiene noticia de la llegada de tres columnas rifeñas de unos 2.000 hombres cada una. Esta información hace que el General ordene evacuar, anuncia su intención de replegarse a los fuertes de Ben Tieb y Dar-Drius, posición ésta última que reunía las características para albergar gran cantidad de tropa y con un abastecimiento de agua sencillo.
La retirada se organiza de la siguiente forma: hay dos convoyes, uno para retirar los mulos con la impedimenta, y otro para el grueso de la tropa, los heridos y el armamento pesado. Las alturas del norte de la posición -zona de la huída-, están dominados por los rifeños y por policías indígenas que defendían esos puestos, pero que habían matado a los oficiales españoles y se habían pasado al enemigo. Nada más abandonar el campamento comienzan los disparos, y los dos convoyes se mezclan sin ningún tipo de orden. Entre el caos, los oficiales pierden el control, y los soldados -al ver que nadie cubre su retirada-, tratan de ponerse a cubierto de las balas corriendo hacia adelante. Carros, material y heridos son abandonados, muchos oficiales escapan sin cumplir con su deber, y la retirada ordenada no tarda en convertirse en una desbandada general bajo el fuego de los rifeños.
Los oficiales y unidades que mantienen la calma pueden ponerse a salvo con un número de bajas relativamente pequeño, pero la mayoría actuaron de forma desordenada. Pese a todo, las bajas hubiesen sido mayores si no hubiesen resistido en el sur las fuerzas regulares del comandante Llamas. Esto dio opción de permitir a los huidos pasar por el paso de Izumar, mientras los regulares retrocedían de manera escalonada protegiendo la retirada. En el caos, Silvestre muere, no se sabe en qué circunstancias. Junto a él, en cuatro horas mueren aproximadamente 2.500 españoles, a los que se deben unir otros 1.500 hombres más de diferentes posiciones: Talilit, Dar Buymeyan, Intermedias B y C, Izumar, Yebel Uddia, Mehayast, Axdir Asus, Tuguntz, Yemaa de Nador, Halaun y Morabo de Sidi Mohamed. Quedan 492 prisioneros españoles de los que sobrevivieron 326. Algunos serían liberados cuando comienza la operación de rescate y otros lo serían tras pagar un rescate de 80.000 duros de plata.
5. El asedio de Monte Arruit
Tras la emboscada, mercaderes, soldados, colonos, huyen en dirección a Melilla. Los enfermos, los agotados, son abandonados a la furia de los cabileños. Las posiciones de Buy Meyan, Izumar y Yebel Ubdia son literalmente barridas. En Ulad Aisa, Dar Haes Busian y Terbibin, las guarniciones son brutalmente asesinadas. Así, la guarnición de Dar Quebdana negoció el 25 de julio -al mando de Araújo- la capitulación. Pero tras la entrega de las armas, fueron descuartizados con toda crueldad. Las de Timyast y Sidi Abdallah huyeron hacia Tizi Johoren, pero todos fueron abatidos en la huida. Los supervivientes de Ras Tikerman, Tisingar y Ain Mesanda, escaparon en dirección a Sbush Sbash, donde muy pocos sobrevivieron al posterior ataque rifeño. En Kandusi, Buhafora, Azru e Ishafen, no hubo supervivientes. Las tropas indígenas en Yart el Bax, después de degollar a sus oficiales, se pasaron al enemigo. El 2 de agosto cae Nador, que deja en una situación límite a Zeluán y al Monte Arruit. Zeluán cae el 3 de agosto, y más de 500 personas son brutalmente asesinadas.
Las fuerzas que salen vivas de Annual con el general Navarro -segundo jefe de la Comandancia de Melilla-, a la cabeza, retroceden hasta Dar Drius, posición bien fortificada y con agua disponible. No tienen voluntad de resistir y van retrasándose hasta Barbel y Tistuin. En la marcha, al llegar al río Igan, se produce una huida de oficiales, y la estampida de las tropas. El Regimiento de Caballería de Alcántara, mandado por el teniente coronel Fernando Primo de Rivera -hermano del futuro dictador-, trata de proteger la retirada enfrentándose a las oleadas de indígenas primero con sus ametralladoras y luego con cargas de caballería. De 691 jinetes que lo componen, 471 mueren, pero gracias a esta acción muchos soldados logran ponerse a salvo (otras fuentes afirman que de 695 efectivos del regimiento, sólo quedaron 70 heridos y 5 prisioneros). El regimiento Alcántara recibiría, por esta acción, la Laureada Colectiva. También destaca en esta acción el capitán Arenas: en torno a su persona se va formando una fuerza de soldados de diferentes unidades, ingenieros, sanitarios, artilleros, infantes, que no estaban dispuestos a dejarse matar sin combatir. Arenas caería herido mortalmente por un francotirador en las cercanías de Monte Arruit, sus hombres llevarían su cadáver hasta Navarro exigiendo para él la Laureada, que le sería concedida a título póstumo.
Tras seis días de agotadora marcha, alcanzan el campamento de Monte Arruit, una posición más difícil de defender pero más fácil de socorrer que Dar-Drius. Era el 28 de julio. Los rifeños habían logrado algo de artillería y la utilizarán contra Monte Arruit. El campamento, con 3.017 hombres, es cercado, y cortados sus suministros. Mientras, el 2 de agosto cae Nador, la única guarnición que tras rendirse fue respetada por los rifeños. Esta rendición fue la sentencia para Monte Arruit y Zeluán. Zeluán, asediada desde el 24 de julio, se rinde el 3 de agosto, los supervivientes son asesinados, y los oficiales, el capitán Carrasco y el teniente Fernández, quemados vivos.
En Monte Arruit, Navarro no quiere huir a Melilla, puesto que no quiere abandonar a sus heridos. Sus tropas están agotadas y desmoralizadas, en algunos momentos se encuentran a un paso de la insurrección, y tienen poco agua: solamente tienen unos bloques de hielo que son lanzados por la aviación, junto a sacos de pan y municiones. Pero éstas quedan inservibles, porque el impacto deforma las vainas, que ya no se pueden utilizar. Por si fuera poco, el hielo y el pan caen casi siempre en territorio enemigo. Ante la situación, Berenguer autoriza la rendición formal el 9 de agosto, a pesar de que ese día llegó de la Península un refuerzo de 25.000 soldados. Se pacta la entrega de las armas a cambio de respetar la vida de los soldados. Cuando salen tirando las armas, las tropas de Abd el-Krim degollan a casi todos los militares: sobreviven 60 de los 3.000 hombres, incluído Navarro. Los muertos quedaron insepultos hasta la reconquista de la posición.
Tras la caída de Monte Arruit, sólo queda Melilla, a la que confluyen riadas de refugiados y supervivientes del ejército aterrorizados, muchos con las facultades mentales perturbadas. En la zona, sólo la cábila de Beni Sicar permaneció leal a España. Su Caid Sidi Abdelkader demostró ser un fiel aliado y un hombre de palabra, reteniendo las alturas del Zoco El-Had en manos amigas. Su defección hubiera sido fatal para la plaza, pues desde Zoco El-Had las primeras líneas defensivas de Melilla quedaban enfiladas a tiro de fusil.
6. Consecuencias
Annual significó para la España Alfonsina tanto en el cambio de régimen como en la mentalidad de las instituciones militares lo mimo que para Francia fue Indochina y Argelia, o Vietnam para EE.UU. Tras la victoria de Abd el-Krim, declara la guerra santa y muchas cábilas y fuerzas marroquíes al servicio de España se sumaron a él. Las unidades tuvieron que retirarse hacia Melilla. Los heridos, enfermos y población civil dejada atrás fueron asesinados y torturados.
El desastre de Annual provocó una terrible crisis política. Hubo grandes protestas en el país, y los republicanos y los socialistas se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos. Dimite el gobierno, y el rey manda a Maura formar un gobierno de concentración nacional. El gobierno se divide en dos grupos, los que defienden una mayor intervención en Marruecos y los que quieren el abandono del territorio. El ministro de la Guerra ordenó al general Juan Picasso elaborar un informe conocido como Expediente Picasso, en el que se señalan múltiples errores militares, considera negligente la actuación de Berenguer y Navarro, y temeraria la de Silvestre.
En Marruecos había desacuerdo entre el gobierno y el mando, por lo que era difícil llevar las operaciones militares, y había también distintas opiniones y diferencias entre dos jefes Berenguer y Silvestre. Silvestre quiso tomar Alhucemas sin contar con que las tropas no eran adecuadas excepto el Tercio y Regulares. Berenguer no supo disuadir a Silvestre de esta acción. Además los ejércitos expedicionarios que enviaba España no eran los más adecuados para aquel tipo de guerra.
Los Oficiales de Asuntos Indígenas fracasaron en su apreciación de la situación de las cabilas, las fuerzas auxiliares traicionaron, los Regulares no pudieron salvar Igueriben y, más tarde, junto con las Unidades de Policía, primero se desbandaron y ya en plena derrota se volvieron contra sus Mandos. Los Mandos no podían confiar en los soldados indígenas que tenían. Muy pocas tropas indígenas fueron las que permanecieron fieles.
El Expediente Picasso dice que murieron 13.363 hombres (10.973 españoles y 2.390 indígenas), por sólo 1.000 rifeños. Puede ser que murieran menos de los que señala el Expediente. Otros estudios han señalado menos muertos, pero aún así son una gran cantidad de soldados los que murieron, posiblemente más de 8.000.
El informe consideraba que éste se había producido "por quebrantar principios invariables de orden y técnica militar es, como en apartarse de las reglas más comunes de elemental previsión, asentando en falso la descuidada expansión del territorio".
Hubo militares que olvidaron el honor militar y el prestigio de las armas, que "no han sabido responder, al cumplimiento de sus indeclinables deberes en el general fracaso de la moral, absteniéndose, eludiendo o excusando su participación personal suscribiendo capitulaciones incomprensibles evadiéndose del territorio, desamparando posiciones o abandonándose a desalentada fuga presa de pánico insuperable".
Una de las causas del Desastre, según el informe, fue que el Comandante General no usaba los informes del jefe de policía, sino que usaba sus propios confidentes. El alto comisario toleraba un mal funcionamiento y el comandante general no utilizaba "los elementos propios y dejarse dirigir por los indígenas". No hubo un criterio uniforme dentro del ejército; no había un "criterio único- con el cual debe contar el mando, no sólo en el concepto técnico, sino en el moral y en el de espíritu". "Ni el mando podía tener confianza en sus subordinados, ni éstos en el mando". La "inteligencia del mando se nubló", ni táctica ni estratégicamente la situación era la adecuada. Y "los jefes, que no supieron defender la dignidad de sus oficiales, haciendo que éstos, ya perdida, mejor dicho, arrebatada esa dignidad por sus mismos jefes, no supiesen tampoco, en su mayoría, no ya sostenerla, sino ni aun tratar de recuperarla en la trágica retirada".
El informe Picasso señala las siguientes razones del Desastre:
- Las líneas militares eran de gran extensión.
- Se dejaron cabilas armadas en retaguardia.
- Se avanzó sobre territorio enemigo de forma temeraria. El territorio de retaguardia quedó defendido por posiciones dispersas mal organizadas y abastecidas.
- No había "líneas escalonadas de apoyo" para hacer una retirada, un repliegue en el que no había pensado el mando.
- Y ocurridos los sucesos se acumulaban tropas quedando desguarnecida la retaguardia y Melilla.
Dámaso Berenguer
7. Opiniones de militares sobre el Desastre
Para Cabanellas, Annual es el hecho más deshonroso para el ejército español del siglo XX. Para el general Burguete las tropas estaban mal colocadas en un frente excesivamente largo. Se piensa que uno de los graves fallos que hubo fue que el general Silvestre no consultaba al Estado Mayor, ya que consideraba que con su capacidad bastaba.
Gómez Jordana consideró que el desastre era la consecuencia directa de una serie de errores en los que incurrieron todos los sectores del país, sin poder excluir ni uno solo. Para Gómez Jordana, desde 1909 existió una campaña de desprestigio de los mandos. Desde la existencia de las Juntas de Defensa el trabajo del mando era muy dificultoso. La desaparición de las recompensas fue un duro golpe para los oficiales y la tropa. Los mandos delegaban en exceso en 1918 y 1919. Berenguer muchas veces elegía a sus mandos por amistad y simpatía y no por su valor.
En diciembre y enero de 1920- 1921, Berenguer hace unas observaciones al comandante general de Melilla: "yo comprendo que es molesto tener que estudiar las operaciones de importancia en todos sus detalles antes de realizarlas; pero es una norma de conducta que exijo a todos los comandantes generales como garantía de que están tomadas todas las previsiones y para restar probabilidades de exponerse a un paso en falso; es lo menos que puedo hacer para responder a lo que me exige el Gobierno". Berenguer dice que ha habido "informaciones tendenciosas y, las más de las veces interesadas en desfigurar la verdad, que han contribuido a formar en la opinión un concepto equivocado de las cosas, presentando la labor realizada en Melilla como el resultado de las improvisaciones, ligerezas e imprevisiones de un mando insubordinado, que actuaba a su albedrío, sin fiscalización ni directivas, imponiéndose a un Alto Mando débil, negligente, que transigía con las vehementes intemperancias de su subordinado". Para Berenguer "no fue dejación ni imprevisión del Mando lo que nos llevó a la desdicha sufrida, sino otras circunstancias que no se podían prever".
Creía Berenguer que el Servicio de Estado Mayor y los oficiales de intendencia "adelantan las bases hasta el límite máximo, contratan convoyes y hacen una intensa labor administrativa, de la cual depende el éxito, hasta el punto que esta campaña demuestra, como otras muchas en países montañosos, que el éxito es función de la previsión y el orden en los servicios, del funcionamiento de los transportes, de la logística, en fin, que en estas clases de guerra tiene que vencer el máximun de dificultades". Berenguer estimaba que en Annual: "Sobrecogido el Mando por la amenaza, sin discernir su real alcance, decide precipitadamente el repliegue y acuerde la evacuación del campamento". "La impresión de la amenaza inminente invadió todas las esferas del Mando, enajenando sus facultades de descernimiento, y al activar irreflexivamente la salida de elementos sin organizarse siguió la puesta en marcha de las unidades sin orden ni orientación ni gobierno, sin más norte que alejarse de Anual, en completo desconocimiento de las reglas más elementales de toda retirada. Todo se dispone apresurada e incoherentemente:". Algún mando- coronel Manella y otros oficiales- intenta detener la huida. Berenguer señalaba que "el Mando sin prestigio ni es Mando ni es útil".
El Mariscal Lyautey el 20 de diciembre de 1924 dijo "Los españoles, cuyo soldado es bravo y sufrido, pueden, bajo otro Mando, conocer mejores días".
Abd El Krim
8. Abd el-Krim, opiniones y su intento de regreso al Rif
Los hombres de Axdir describen a Abd el-Krim como: “El hombre que ha venido a imponer dos objetivos: Imponer la Ley Islámica y llevar a cabo una Jijad, guerra santa contra los cristianos, ambos objetivos son inseparables”. Abd el-Krim quiere volver en 1954. Manda una carta mediante Cambra (periodista) a Franco para avisarle de que quiere desembarcar y levantar el Rif contra Rabat. Prometía respetar Ceuta y Melilla, Chafarinas... Franco dijo "No quiero saber nada de Abd el-Krim. Es un traidor". El cabecilla muere el 5 de febrero de 1963. Los legionarios dijeron:
" Abdelkrim subió a los cielos
a pedir a Dios perdón
y le respondió San Pedro:
<Pídeselo a la Legión>"
9. Conclusión
Muchas veces la historia se repite, dicen algunos historiadores. Annual fue la consecuencia de una dejadez del gobierno de turno en los aspectos militares. Los asuntos militares no interesaban a los gobiernos y las consecuencias fueron la pérdida de muchos de nuestros hombres en Annual.
La falta de espacio nos impide hablar del heroísmo de muchos españoles. Fueron varias las Laureadas entregadas y las Medallas Militares individuales y colectivas recibidas. Tras el gran desastre, la reacción fue rápida. El 17 de septiembre se reocupa Nador, y ese mismo día se descubre en el Parque de Intendencia de Larache una vasta trama de corrupción. Cavalcanti libera Tizza el 29 de septiembre. El 14 de octubre se toma Zeluán. El 24 de octubre se llega a Monte Arruit, y la confirmación del holocausto deja aterrorizada y conmovida a España.
Luego vendrá el golpe de Primo de Rivera, en parte a causa del Informe Picasso, y luego en desembarco de Alhucemas. Pero eso será otra historia.
http://www.gees.org/articulos/el-desastre-de-annual-cambio-de-politica-en-el-norte-de-africa
Jesús María Ruiz Vidondo es Doctor en Historia, especialista en Historia Militar y profesor de enseñanza secundaria. Ha impartido conferencias en diferentes Universidades y en la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra. Autor de El generalato en España y Las principales reformas militares de Azaña, y colaborador en el libro Retratos de la Guerra de Independencia. Ha publicado artículos en revistas nacionales e internacionales con temas de carácter militar como: Ejército de Tierra Español. Revista de las Armas y de los Servicios; Aportes. Revista de Historia Contemporánea; Príncipe de Viana; Época Navarra; Revista General de Marina; Educación s.XX1 de la UNED; Revista de Historia Militar; Revista Arbil; o Revista Realidad (revista de pensamiento de Chile). Cofundador del Taller de Estudios Contemporáneos de Navarra y de la Asociación de Estudios Militares Marcos de Isaba.
Pues como advertí en el post sobre Casas Viejas, tenía preparado un post sobre el Desastre de Annual, el que probablemente fue el punto más bajo de desprestigio del ejercito español, causado por problemas muy conocidos en la actualidad: corrupción total a nivel logístico, oficiales incapaces que se ganaron el puesto por ser amigos de alguien antes que por habilidad, infravalorar totalmente las capacidades del enemigo, injerencias políticas, etcétera.
Cabría introducir en el debate los intereses del Conde de Romanones, "valido" de Alfonso XIII y que tenía propiedades en las minas del Rif, la amistad e injerencias del rey durante la campaña, con telegramas directos a Silvestre, las levas forzosas que eran eximidas por el pago de 2000 pesetas, algo prohibitivo para la inmensa mayoría de la población española de la época y otros tantos temas relacionados con uno de los peores desastres militares de nuestra historia.
Pero tampoco fue todo horror y miserias, durante el desastre se destacó las múltiples muestras de valor tanto individuales como de las unidades del ejercito que no sucumbieron al caos y a la desbandada. Destacando sobretodo la carga del regimiento de caballería Alcántara Nº10, que sable en mano cargó monte arriba contra los rifeños para salvar a los pocos que habían escapado del Monte Arruit. Por cierto, cuyo oficial era el Teniente Coronel Primo de Rivera...hermano de quien fue dictador de este país. Así acabaron los valiente del Alcántara Nº10:
"De 4 Jefes, 3 muertos y 1 herido. De 30 Oficiales, 21 muertos, 4 heridos y 4 prisioneros. De 6 Suboficiales, 5 muertos, y 1 prisionero. De 20 Sargentos, 18 heridos y 1 prisionero. De 14 herradores, 11 muertos y 2 prisioneros. De 63 Cabos, 53 muertos y 6 prisioneros. De 13 Trompetas, 13 muertos. De 17 Soldados de 1ª, 14 muertos y 2 heridos. De 524 Soldados de 2ª, 403 muertos y 53 prisioneros. En definitiva, de 691 efectivos del Regimiento, 541 muertos, 7 heridos y 67 prisioneros."
Si veo que el tema genera debate interesante, podríamos incluir el Informe Picasso, la comisión encargada de depurar responsabilidades de la debacle e incluso el Desembarco de Alhucemas, el contraataque español que también tiene sus curiosidades y polémicas (como el uso de armamento químico).
Como última curiosidad, la mayoría de fotos de los cadáveres masacrados en la derrota son de meses después, cuando las tropas españolas volvieron a recuperar posiciones, todo un ejemplo de las monstruosidades y barbaridades que sufrieron las levas en las campañas del Rif. Y, para mas información, dejo el increible podcast de los chicos de Histocast donde se desarrolla con profundidad este suceso:
https://www.histocast.com/podcasts/histocast-56-desastre-de-annual/
Un saludo a todos y espero no ser demasiado pesado con los post de historia, para algunos de nosotros es una pasión que no siempre es comprendida XD