El discurso del victimismo es esencial en el nacionalismo. Aunque la realidad sea otra, lo importante es lo que sienten.
Da igual de donde venga este romanticismo abyecto, de Galicia (aunque allí son un puto chiste y se ríen de ellos), de Cataluña o de España, la base es la misma, la romantización de un pasado antiguo o medieval mítico que los faculta, como nación étnica que creen ser, para formar un estado lejos de las garras de la metrópoli, que los trata como a "homosexuales en Marruecos".
Y bueno, esto es lo que hay. Han gobernado 40 años este país junto a los 2 partidos del orden y las otras fuerzas de la reacción, pero ellos son los oprimidos y no el resto. No se ven reflejados en la democracia que con el tema de las "nacionalidades" y la "pluralidad nacional" les ha dado alas, los ha alimentado y les ha permitodo estallar.
España necesita una refundación, donde se acaben las instituciones estúpidas, donde se acaben los fueros, donde se acabe el regionalismo de mierda que lleva siglos comiéndole las entrañas a la Península (hasta dentro del ruin falangismo existió este problema). Necesitamos una refundación a la francesa, donde se elimine de un plumazo a toda esta estructura reaccionaria y chovinista que nos tiene a todos bajo su puto yugo, mientras unos izquierdistas aplauden esta monstruosidad para sentirse alineados junto a las minorías (ya ves qué minorías), para sentirse progresistas.
Necesitamos una España sin miedo a ser España: republicana y centralista, con departamentos, jacobina y no girondina, moderna y no feudal, donde la nacionalidad la marque la ciudadanía y no la etnia, la raza o la lengua.
Ya es hora de acabar con las tractoradas, las gaitas y las paletadas.