He explicado algo a una mujer sin que ella me pidiese explicación alguna.
He comentado a un amigo que se quedaba al cuidado de sus hijos: “Hoy te han dejado de niñera”.
Le he preguntado a una mujer si “está con la regla” cuando me ha respondido con desgana o desaire.
En una empresa o negocio, he preguntado a una mujer por el jefe sin saber si la jefa es ella.
He dicho que yo “ayudo” en las tareas del hogar, asumiendo que el trabajo es de una mujer y yo estoy ayudando, no participando en igualdad.
Asumo continuamente la heterosexualidad de las mujeres.
No he hecho nunca la coleta a mi hija.
Una compañera de trabajo me dijo que si podía ir a jugar al fútbol con nosotros (todo hombres) y le he mentido así: "Es que ya están los equipos hechos. Contigo seríamos impares. Lo siento".
Siempre delego en mi mujer la compra de ropa y los cuidados estéticos de nuestros hijos.
He preguntado a mi sobrina si ya le gusta algún chico.
He preguntado a alguna mujer que para cuándo los hijos.
He pagado de forma sistemática mis cenas con mujeres antes de preguntar si pagábamos a medias.
He descrito a una mujer como “poco femenina”.
He usado la palabra “provocador” para describir el atuendo de una mujer.
He comentado que esas no son formas de hablar “para una señorita”.
He ocupado el sillón del piloto en un coche sin preguntar a la mujer si quería conducir ella.
He interrumpido el discurso de una mujer para seguir diciendo yo exactamente lo mismo que estaba diciendo ella.
He hecho el comentario "Sara es una mujer fuerte" dando por hecho que las mujeres son por lo general débiles.
Tengo mellizos y nada más nacer hice socio el Atleti a mi hijo y no a mi hija.
Dejo a mi hijo adolescente salir hasta las 3 de la madrugada, pero a mi hija le obligo a venir antes de medianoche.
Nunca he hablado con mi hijo de feminismo.
Soy el dueño de un local público y he puesto el cambiador de bebés en el cuarto de baño de mujeres.
Invitado a comer en la casa de unos amigos, he felicitado a la mujer por la comida sin preguntar antes quién había cocinado.
Invitado a comer en la casa de unos amigos, me he dirigido al hombre para hacer preguntas sobre automóviles, dinero o deportes.
He presentado a una mujer por el cargo o la posición de su marido: "esta es la mujer de...", en vez de por su nombre y profesión.
Soy camarero y siempre pongo la bebida alcohólica al chico y la bebida sin alcohol a la chica, sin preguntar quién ha pedido cada una.
Soy camarero y siempre dejo la cuenta de la mesa al chico.
Intentando ser amable, he llamado “guapa” o “niña” a una mujer a la que no conozco de nada.
He dicho “no me lo habías pedido” cuando una mujer me ha recordado que no he hecho mi parte de las tareas de hogar.
Me he callado ante el comentario machista de un amigo.
He juzgado a una mujer por su forma de educar a sus hijos.
He juzgado a una mujer por su forma de comportarse durante un embarazo.
Me refiero al conjunto de ciudadanos que buscan la igualdad como “las feministas”, en femenino, asumiendo que es una lucha únicamente reservada a las mujeres.
He pronunciado alguna vez la palabra “feminazi”.
He pronunciado alguna vez las palabras “loca del coño”.
He preguntado a una mujer cómo conjuga su vida profesional y su vida familiar, algo que jamás he preguntado a un hombre.
He comprado ropa de color rosa o muñecas a una niña sin consultar con sus padres (o con la propia niña) qué regalo deseaba.
He hecho un favor a una mujer “por guapa”.
Trabajo en un centro público destinado a mujeres y he puesto únicamente revistas de moda y sociedad en la sala de espera.
He hecho comentarios sobre el aspecto físico de una mujer que forma parte de un partido durante una conversación sobre política.
En la televisión disfruto con los presentadores ácidos y divertidos y las mujeres bellas.
En la cama antepongo mi placer sexual al de mi compañera y no suelo preguntar por sus preferencias y necesidades.