Moderadores, este no es un thread pornográfico.
Me introduciré: Soy pintor y que como es lógico normalmente me desplazo de vivienda en vivienda. El último trabajo que me han mandado resulta estar ubicado en un apartamento con vistas al mar, propiedad de gente rica probablemente y como es de esperar, casi siempre vacio. Los propietarios son alemanes, y la única vez que les vi fué el día que concertaron el trabajo, el mismo día en el que con total confianza nos dieron las llaves. Y hablo en plural porque somos 6 en total quienes formamos el grupo de trabajo, 3 chicas y 3 chicos: yo, un compañero y el capaz.
Bien, hecha la introducción pasaré al meollo.
La tarde del pasado jueves como de costumbre fuí al trabajo, me dirijí a la vivienda que unas lineas más arriba os he comentado, allí estaban esperando mis compañero/as.
Nada más llegar me dijeron que el capataz no iba a acudir, por cuestiones personales que no voy a contar, así mismo me hicieron una curiosa proposición, que en un principio me tomé a broma pero que luego, cuando vi a dos de mis compañeras completamente desnudas y tontenado un poco consigo mismas, empezé a tomarme en serio. Y estoy hablando evidentemente, como ya habreis imaginado, de una orgía.
El único inconveniente era mi compañero, el cual ni me caía bien ni tampoco me gustaba la idea de follar con un tio al lado y menos siendo tal personaje, por lo que decliné. Me preguntaron porqué y yo les contesté con la verdad, el imbecil de mi compañero se rió y mostró una ligera pero claramente delatora sonrisa de satisfacción. Me fuí medio cabreado pero eso fué todo ...por el momento.
Mientras me iba una de mis compañeras se acercó, me dijo que estaba dispuesta a tener un polvo conmigo y a olvidarse de la orgía, yo me alegré y acepté la oferta, fuímos a una habitación para estar a solas y una vez ahí empezamos a tontear y todas esas cosas, el barco iba viento en popa y el palo mayor estaba más alto que nunca, tanto yo como ella lo estabamos pasando muy bien, todo iba fenomenal pero en medio del acto... alguien abrió la puerta.
(Carlos Sobera) Ánimo anónimo navegante, jugamos por quince mil:
¿Quién fué el indeseable que abrió la puerta?
A) Un mapache que pasaba por ahí
El fantasma de canterville
C) EL FANTASMÓN DE MI COMPAÑERO
Y sí, quien haya escojido la nada llamativa respuesta C está completamente en lo cierto, el muy impresentable a los 5 o 6 minutos de estar yo intimando con la chica ya venía a por más, por lo visto no había tenido suficiente con las otras dos féminas o puede que quizá me encontrara ante todo un semental (nótese la ironía por favor), en cualquiera de los casos el muy imbécil pretendía apuntarse, le dijé que NO pero el chico se puso tonto y persistió, entonces fué cuando la chica se puso de su parte. En ese momento me di cuenta de que me iba a comer una mierda, sin acabar el polvo y ademas, por culpa de un pintamonas.
Tras una breve discusión mis predicciones se hicieron realidad, consecuentemente le di una patada en los huevos y me fuí tan tranquilo a casa.
Resulta que tal gilipollas fué a nuestra habitación con una muy clara y evidente intención, pero eso no es lo que más me cabreó sino que iba con la premisa de que su presencia me incomodaba, la cual era una verdad como un templo pero de la que él pretendía hacer uso para sus claros propósitos: follarse a la chica y que yo me fuera a comer mocos, y sí, me fuí a comer mocos porque la situación era insostenible pero él se llevó un premio que no esperaba, ese efecto colateral que muchos imbéciles de su talla no esperan encontrar cuando por su diminuta judía la cual tienen por encéfalo pasan brillantes e ingeniosos planes como al que a ese impresentable y a la vez pobre ingenuo fracasado le aconteció.
Muchos me direis que podría haberme ido con las otras 2 y continuar con el sexo pero precisamente era mi dignidad lo que me importaba en esos momentos, me daba igual el sexo que pudiera haber tenido con las demas chicas, me jodía infinítamente que un payaso de mierda pretendiera, sin tener la más mínima noción de respeto o consideración hacia mi, campar a sus anchas y desplazarme de, en lo que en términos virilmente salvajes podríamos llamar: mi territorio.
¿Hice bien? ¿Que opinais? ¿Que habrías hecho vosotros?