Pedro J. afirma que asistimos “a uno de los momentos más tambaleantes del liderazgo de Rajoy”
¿Cuál es la situación de Mariano Rajoy en el tablero político español, cuando faltan nueve meses para el parto electoral de marzo? Según la encuesta del Instituto Noxa, que dirige el muy reputado catedrático Julián Santamaría –publicada en La Vanguardia de ayer-, “Zapatero mantiene a raya al PP y su ventaja del 2004”. Resulta además que el 74 por ciento de la ciudadanía apoya el proceso de paz. Es el ocaso de Rajoy.
¿Puede sorprender, pues, que el líder del PP -que ha basado y sigue basando su estrategia opositora, de forma obstinada, irresponsable y desestabilizadora, en ETA- inspire menos confianza a los electores que Zapatero? Hasta 20 puntos de diferencia le saca Zapatero a Rajoy. En cuanto al reciente debate sobre el estado de la nación, el presidente del Gobierno arrolló literalmente al jefe de la oposición mayoritaria a quien derrotó por goleada: 45 a 15.
Clima de pesadumbre
Esto es más o menos lo que hay, conforme han venido certificando casi todos los sondeos conocidos. Rajoy se cae del andamio, que no del podium, y todo parece aventurar que su caída en marzo puede ser irreversible. Es tal el clima de pesadumbre que se ha desatado en Génova 13 que –como ya subrayamos hace unos días en elplural.com- ABC y La Razón, dos de los diarios afines a la derecha, silenciaron los resultados de sus respectivas encuestas. Rompieron el espejo, como hacía con frecuencia la madrastra de Blanca Nieves, incapaz de soportar que su hijastra fuera más guapa que ella.
Contundente aseveración
Asistimos “a uno de los momentos más tambaleantes del liderazgo de Rajoy”. Tan contundente aseveración pertenece al artículo dominical de Pedro J. Ramírez. El diagnóstico del director del citado rotativo no es en absoluto optimista para Rajoy, aunque por cautela deje algunas pocas puertas abiertas a su victoria. Afirma Ramírez que “hay algo muy extraño en la percepción de la figura de un jefe de la oposición que, tras ganar las primeras elecciones de ámbito nacional en siete años, no logra transformar ese impulso en un auge en popularidad e intención de voto”. Y se pregunta “por qué Rajoy pierde todos los debates frente a un parlamentario mucho menos brillantes que él como Zapatero”.