El capitolio de Wisconsin tomado por los manifestantes
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fuentes: The New York Times
ElPais.com
Elmundo.es
A diario en EEUU se suceden manifestaciones, tanto en Wisconsin como en otros catorce estados donde se intentan emular los recortes agresivos contra las personas. En Ohio miles de manifestantes protestan frente al Capitolio de la capital. En Indiana, también se ocupó la sede gubernamental. Y en España no aparece una sola noticia en los medios masivos. No vaya a ser que pensemos que esto es algo que no sólo está pasando en el mundo arabe.
Han pasado más de dos semanas desde que el pasado día 15 de Febrero, miles de manifestantes saliesen a la calle de la capital de Wisconsin (1) a protestar contra uno de los planes de recorte público más agresivos amparados en el dogma de la reducción del déficit. El día 16, miles de personas ocuparon el Capitolio de la ciudad de Madison, un hecho insólito sin precedentes históricos cercanos tanto en EEUU como en Europa. Scott Walker, gobernador republicano de ese Estado, lanzaba una ley que empeora los ya precarios seguros médicos de los trabajadores públicos, recorta sus pensiones y limita los derechos de negociación colectiva a lo estrictamente salarial, mermando la capacidad de negociación de los sindicatos. Igualmente, liquida el derecho de organización gremial y de paritarias para los empleados públicos. Por último, el gobernador anunciaba el despido inmediato de 1.500 trabajadores del sector público y otros 12.000 en el sector educativo durante los dos próximos años. Los maestros están en huelga.
Desde entonces, se suceden manifestaciones a diario en EEUU, tanto en Wisconsin como en otros catorce estados donde se intentan emular las mismas medidas neoliberales. En Ohio, la votación de una ley similar es inminente. Allí, miles de manifestantes protestan frente al Capitolio de la capital. En Indiana, también se ocupó la sede gubernamental.
Tras la aprobación de la ley, el 26 de febrero, más de cien mil personas se concentraron en Madison, el mayor número en 11 días de manifestaciones. La policía desobedeció ese mismo día la orden del gobernador Scott Walker de desalojar a centenares de activistas sindicales, trabajadores públicos y estudiantes que ocupan el interior de la sede del gobierno de Madison. Mientras, continúan las concentraciones pacíficas en Nueva York, Chicago, Columbus, Los Ángeles y Denver, entre otras ciudades. Decenas de miles de personas siguen protestando en la calle en solidaridad por todo el país.
En EEUU, medios como el New York Times se hacían eco enseguida de las movilizaciones. Los Ángeles Times definía la situación en Madison como “de parálisis política y cuasi caos”. Aquí -y ya no nos sorprende- el seguimiento mediático de lo ocurrido ha sido tibio o inexistente. El País, publicaba la toma del Capitolio el día 18 entre las noticias menos relevantes de su edición internacional digital, y en las televisiones más conservadoras se marginaba lo ocurrido, eclipsado, además, por las revoluciones del Magreb. La extensión de las protestas no es seguida en El País nada más que en una nota de la Agencia EFE (con sólo 22 votos por parte de sus lectores) titulada “Ohio se une a Wisconsin y aprueba una ley con recortes sindicales” (2), que desplaza las protestas del titular y subtitulo.
Libertad Digital (3) arremete contra el derecho a huelga con la artimaña de una selección cuidadosa de testimonios (4): “(...) declaró al Wisconsin State Journal que apoya a los sindicatos y que se opone a la propuesta de Walker pero que está contra la protesta de los maestros durante las horas de clase (…) Mis impuestos pagan a los profesores para enseñar, no para protestar (…)”
Declaraciones que completa Libertad Digital con su habitual discurso antisindical; “(...) Lo que no entiende Billings, pero está a punto de hacerlo, es que al igual que todos los sindicatos gubernamentales, a Madison Teachers, Inc. no le importa educar a los niños (…) De eso en realidad se trata esta batalla de Wisconsin, al igual que en todo el país: dinero. Y no dinero para los funcionarios sino dinero para los sindicatos gubernamentales. Es algo que admiten los mismos sindicatos de funcionarios cada día que la lucha se prolonga (…) Los sindicatos gubernamentales son, llanamente, parásitos para la economía del país (...)”
Y que apuntilla elogiando las impopulares medidas, a la vez que animando al gobernador Walker, luchador por la libertad; “(...) Son este tipo de medidas de sentido común las que incrementarían la libertad del trabajador, devolverían poder al contribuyente y harían a América más competitiva internacionalmente. ¡Siga luchando, gobernador Walker! El pueblo americano no puede darse el lujo de que usted pierda (...)”.
Otro de los diversos artículos de opinión que agradecen los esfuerzos y la lucha del gobernador Scott Walker lo encontramos en ABC , de la mano de Álvaro Vargas Llosa, quién dirige en EE.UU. un think tank liberal llamado “Centro para la Prosperidad Global”, que ofrece “Ideas Para Iluminar las Políticas Públicas” (5). Ideas que encontramos plasmadas en un artículo con título tanto o más cínico que el eslogan o el nombre de su tanque de ideas; “Wisconsin nos importa a todos” (6).
El hijo de Vargas Llosa comienza agradeciendo el giro de la política económica en EEUU, que pasó de incentivar el gasto público, a la reducción del déficit y los recortes sociales; “(...) Gracias a los controvertidos esfuerzos del gobernador de Wisconsin, Scott Walker, por recortar algunas prestaciones y limitar los excesos de la negociación colectiva de la burocracia estatal (…) el debate ha cambiado (…) Hasta ahora ningún gobernador había tenido las agallas de encarar frontalmente el problema (...)”
Y pasa de la catástrofe absurda e infantiloide “(...) El país se centra, por fin, en lo que importa si Estados Unidos quiere evitar dar la impresión de que aspira a engordar las filas del Tercer Mundo (...)”, a la disculpa de los causantes de la crisis y una descarada defensa de la prosperidad de los banqueros “(...) dejar caer a las instituciones financieras no hubiese resuelto el problema de las desfinanciadas pensiones sindicales de los empleados públicos en Wisconsin (…) En cuanto a la remuneración de los ejecutivos, ¿qué relación causa-efecto hay entre las bonificaciones salariales del sector privado y el agujero fiscal de las ciudades, estados y el gobierno federal? (...)”.
En su discurso, y como ocurre habitualmente con la propaganda dedicada en España a justificar la reducción del déficit como algo inevitable que hay que afrontar precisamente ahora, obvia que, aún dando por buena esa prioridad, el déficit también puede reducirse con otro tipo de medidas que afecten a bancos, especuladores, grandes fortunas y multinacionales, en lugar de al tejido público, a los funcionarios o a los pensionistas, entre otros. Algo tan sencillo como imposible de siquiera debatir en las democracias secuestradas de Europa y EEUU.
Después de mostrarnos algunas de sus ideas para destruir las políticas públicas, el director del centro para la prosperidad de la élite económica privilegiada, termina apelando a las “fuerzas de la razón” y a “la cordura” para conseguir el contagio de la ley de Scott Walker; “(...) Dado este contexto, la batalla de Wisconsin ha adquirido una significancia planetaria. Si las fuerzas de la razón prevalecen, el contagio podría extenderse como reguero de pólvora, llevando cordura a Washington y a todo el país. Si no lo hacen, se habrá perdido la mejor oportunidad en muchos años de revertir el lento declive de los Estados Unidos (...)”. Pero la realidad es terca, y pese a sus esfuerzos -o los de otros periodistas a sueldo del establishment- el sentido común ciudadano sigue hoy contagiando las movilizaciones en la calle. Esperemos que cunda el ejemplo en Europa. ¿O eso es precisamente lo que tratan de evitar? Noam Chomsky -optimista como siempre- ya lo señala como “el comienzo de un levantamiento en los EE.UU”;
"Tal vez es el inicio de lo que verdaderamente necesitamos aquí (en Estados Unidos): un levantamiento de democracia; ya que la democracia aquí ha sido casi eviscerada".
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