Rudy, el gitano rumano y su clan:”Gran Bretaña es un paraiso. ¡Las ayudas sociales son una locura!”
“Ya no robo. Ya no soy pobre: ¡vivo de ayudas sociales! He traído toda mi familia. ¿Por qué voy a trabajar? ¡Me dan 300 libras esterlinas por semana (1.460 euros al mes) por no hacer nada! Y encima 170 libras por niño al mes (220 euros). ¡Estamos en el paraíso!”
Quien habla así es Rudi, un gitano rumano, rodeado de su numerosa parentela, instalado confortablemente en Gran Bretaña. Y sin ganas de volver a Rumanía.
Rudi apenas alcanza a contar a todos los niños de su clan que viven en Gran Bretaña. “Debemos ser unos 100. Tengo 25 primos que viven aquí en los alrededores de Nottingham. Y cada uno de ellos tiene 4 o 5 hijos”, dice entre risas.
Rudi no trabaja, nunca ha tenido un empleo desde que pisó Gran Bretaña hace cerca de tres años. Confiesa que adora Inglaterra y laReina, por todas a las ayudas sociales que recibe. Además de la escuela gratuita, la atención médica gratuita, del alojamiento casi gratuito… Reconoce sin rodeos que los roms (gitanos) viene a Gran Bretaña por las ayudas sociales. Vive en una casa alquilada en Nottingham con su mujer Anda, sus dos hijos, Ionut de 9 años y Constatin de 6, su madre Elena y su hermana Ana.
“¡El sistema social británico es una cosa de locos, incluso diría que anormal! ¡Es algo increible! Claro que los rumanos venimos aquí por el dinero que nos dan. Es como encontrar una billetera llena de dinero en el suelo. ¡Se coje y nadie dice nada! ¡Y si tenemos hijos nos dan más dinero! ¡Pues entonces hacemos más hijos!” El generoso sistema de protección social británico explica que la media de hijos por familia rom en el país esté en 3 por familia, mientras que en en Rumanía se situa en 2.
Rudi cuenta que ya probó suerte en 8 países de la Unión Europea: “Me he buscado la vida como carterista y cometiendo robos y otros pequeños delitos. Cuenta que su técnica preferida consistía en meterse en una cabina telefónica, de hacer como que realizaba una llamada, y después simular no tener más monedas. Le pedía entonces una moneda a las personas que hacían cola. Si alguien sacaba la cartera él se la quitaba de las manos y salía corriendo.
He estado en la cárcel en Noruega, además he sido detenido varias veces en Finlandia, en España, en Italia, en Francia, en Alemania y en Austria antes de llegar a Gran Bretaña. Las cárceles en Austria son muy duras. Hablo bastante bien alemán porque he pasado 6 meses en prisión en Austria. Cuando estuve en otras partes de Europa, nunca obtuve nada. En Francia me detuvieron y me deportaron hacia Bucarest con 250 euros. Por supuesto, volví enseguida. En Rumanía no hay nada para los gitanos. Las autoridades nos tratan como a perros. Golpean a nuestros niños en las escuelas y no nos dan trabajo.”
Pero añade, sonriendo de oreja a oreja: “Pero ahora ya no robo, ya no soy pobre: ¡vivo de las ayudas sociales! Llegué a Gran Bretaña el 7 de enero del 2011, tres semanas después tenía una tarjeta de la seguridad social. El asistente social me aconsejó que pidiera subsidios. Enseguida hice venir a toda mi familia. Nunca me han llamado para ofreceme un empleo. ¿¡Trabajar, para qué!? Me ingresan en mi cuenta 1.460 euros al mes por no hacer nada, por respirar! Además me dan otros 220 euros al mes por cada hijo. En Rumanía me daban 17 euros por hijo. ¡Y si alguno de nosotros se pone enfermo, tenemos médico gratis! Me dan dinero extra para ayudarme a pagar el alquiler de la casa”. Al decir esto, se agarra la garganta con dos dedos, insinuado con ese gesto que los ingleses se están ahogando son esa política. Y concluye: “Todos los días canto: “Dios bendiga a la Reina Elisabeth, porque hemos llegado al paraíso”.
Rudi nos presenta seis miembros más de su familia que viven de la misma manera. Y también a su primo Marin, recién llegado esa mañana desde Rumanía. “Mañana mismo lo acompaño a la oficina de subsidios para inscribirse para poder recibir subsidios a los tres meses de residencia legal. Él no habla inglés. Pronto traerá a su familia”.
Preguntado sobre la falta aparente de respuesta de la sociedad británica a esta situación que él mismo reconoce como anormal, responde: “Es una estrategia política del gobierno el no decir a la gente la cantidad real de gitanos rumanos que hay en Gran Bretaña, porque si los ingleses supieran la verdad, habría disturbios. Las autoridades esconden el problema. No se atreven a habler del tema. Hacen lo posible para taparlo y que la gente ignore lo que pasa.”
Y añade: “Todos los que llegan tienen derechos a ayudas sociales a los tres meses de estar en el país. Por eso están llegando gitanos de Rumanía y de Bulgaria también todas las semanas. Nosotros nos largaremos cuando el país empiece a hundirse por la masa de gente que está llegando. Eso ocurrirá sin duda algún dia. Pero de momento, ¿quién quiere irse de aquí cuando nos tratan tan bien?”. Y nos señala un Mercedes aparcado en la acera de su casa.
Fuente:
Mismo reportaje de un importante periódico inglés (por si dudáis):
Si en España pecamos de tontos, ni os imagináis allí.