Afortunadamente son tiempos de concienciación y transformación social, pero a pesar de las nuevas dinámicas surgidas que abordan ciertas problemáticas que hemos arrastrado en toda nuestra historia, a veces el capitalismo salvaje encuentra resquicios por los que, no sólo escapar, sino agravar o extender dichas problemáticas.
Si bien en los últimos años se ha avanzado en la lucha contra la utilización del cuerpo femenino como objeto publicitario, y la de la utilización de los animales como divertimento, peluche o alimento, el mal también avanza y encuentra nuevas formas con los que hacer sufrir a la Pacha Mama.
Uno de estos casos es la última tendencia en medios:
La cosificación de las pollas:
https://mymodernmet.com/different-types-of-chickens-photobook-monti-tranchellini/
Ahora que por fin la mentalidad social ha cambiado, y cada vez vemos menos ejemplos de hembra humana como reclamo, nos topamos con esta nueva cruda e inmoral tendencia de elevar a objeto publicitario el cuerpo de la polla, como si no bastase con sus exterminios masivos para nuestra innecesaria alimentación diaria (como vimos en el documental Un mundo sin carne , el cual nos muestra las matanzas "gratuitas" de animales , puesto que no necesitamos comer carne para vivir).
Seamos rápidos, no esperemos años, como ha ocurrido con otras causas. Ni el pollo ni la polla son objetos para ser utilizados como reclamo ni objeto estético. No impongamos nuestros cánones, exigencia ni subjetividad a estas aves que tanto nos dieron en el pasado. No cambiemos un "dejar de consumirlas" en el sentido estricto del término, por un "empezar a consumirlas como objeto de moda".
Uníos a la campaña #stopbanalizacióndelaspollas , por un avance social y una mayor concienciación de problemáticas difusas.
Un saludo.