¿Y por qué iba a ser "curioso" que contar las cosas te ayude? Si está en la tapa del libro. La gente, en general, por alguna extraña razón que aún no puedo identificar no se da cuenta que hablar las cosas o expresarlas de alguna manera es siempre extremadamente positivo para la salud mental. Siempre creí que esto era obvio pero cada vez me doy cuenta que no lo es tanto para la gran mayoría.
Es totalmente normal lo que te ocurre , un año no es tiempo si has perdido a un ser tan especial como una madre, el duelo dura mucho y pasa por diferentes fases y muchas veces no es lineal, es cíclico.
Yo he sido padre hace unos años y vuelvo a revivir esas ausencias de una manera casi "reciente" al revivir la infancia que me recuerda mi hijo, y no es que no lo puedas superar, es que repito, es algo normal.
Yo me plantearía hablar con un profesional y distraerme.
Sólo y sin chica.
La sociedad que hemos "votado".
Solo queda menos llorar y actuar.
Nosotros quizá ya no tengamos solución pero los pocos siguientes (no quieren tener hijos ni familias) que no les pase esto y si puedan tener una madre estupenda como la que tuviste tú.
#1 Yo tengo a mi madre muriendo actualmente y tampoco pedía ayuda, pero porque la gente que quiere ayudar ayuda y ya está, y son dos, y el resto se que están ahí si les necesito se que van a estar pero actualmente nos arreglamos, yo quiero hacer todo lo que pueda por mi madre.
No pasa nada por pedir ayuda, lo haces una vez y las siguiente sale más fácil.
Perdí a mi padre de niño y a mi madre de adolescente. En el caso de mi madre, tras llevar años con cáncer, teniendo roturas de hueso y recaídas graves por la enfermedad hasta que un día falleció. Todo un proceso largo y doloroso, pero aún así no me podía creer que ya no estuviera.
Cada uno se toma las pérdidas a su manera, y es imposible darle a nadie un consejo que sirva.
El único consejo que sirve es que hay que mirar hacia adelante, que el camino puede ser muy largo y que, aunque haya baches, también hay destinos bonitos por descubrir. Afortunadamente, el orden natural es sobrevivir a nuestros abuelos y padres, y la vida consiste en dejar ir. A veces dejas ir aficiones, a veces trabajos, muy posiblemente amigos y parejas. Y en otras dejas a tus seres más queridos. Esto es así.
La vida no sirve para nada, salvo para vivirla. Empaparse de nihilismo y existencialismo es una tarea estéril y no lleva a ningún lugar bueno. No quiero decir que no emprendas ese camino, pero llega un punto en el que tienes que salir de él. Todo hay que decirlo, después de llegar a ese punto, puede que empieces a vivir con un poco menos de ingenuidad, apreciando cosas que normalmente dabas por hecho y no sabías lo importantes que eran y obviando otras tantas cosas que ahora reconocerás como superfluas.
Y siempre es recomendable buscar apoyo profesional. Los psicólogos te ayudan a poner en orden tus ideas y a enseñarte a dialogar contigo mismo, puede ser una experiencia muy enriquecedora y sanadora.
Mucho ánimo y un abrazo.
Lo primero de todo #1 , lo lamento mucho, hace 5 años perdí a mi madre de un tumor cerebral y te entiendo perfectamente, no voy a extenderme mucho por que me aun me cuesta hablar de estas cosas y me cuesta expresarme.
Intentaré ser lo más pragmático posible.
Búscate un objetivo y a por él. Lo de las oposiciones está bien. Llenar la cabeza de algo en los momentos de bajón es mandatory. Cuando estés fuerte ya lo relativirizaras, y cuando estés en el pozo, hacer algo con un ser querido y estrechar lazos ayuda muchísimo.
Con el tiempo te haces más fuerte y valoras otras cosas.
Tampoco te fustigues ni idealices las relaciones que perdiste. Por norma general idealizamos esos momentos, relaciones y personas que ya no tenemos, y eso es abono para la depresión. Nos pasa a todos.
Valora lo que tienes. Salud y estar vivo para marcar la diferencia un nuevo día es motivo más que de sobra para darle las gracias al mundo en cada amanecer.
Consejos de un huérfano.
#38 A raíz de lo que dices, cuando mi madre se muera (está terminal) yo me pienso coger las vacaciones de mi vida, ya he dejado atado para que cuiden de la casa y los animales un tiempo razonable.
Yo perdí a mi padre con 26 años de forma repentina y a mi madre con 28 de forma muy lenta (tumor en el cerebro), ahora tengo 30. Creo que no lo he llevado mal. Las cosas que me han ayudado son: ir a terapia, hacer ejercicio, tener personas con las que hablar y salir, tener estabilidad laboral, honrar el esfuerzo de mis padres haciendo cosas que son buenas para mi e intentando ser feliz.
A veces me siento muy sola, como si ya no tuviera un hogar o como si no le fuera a importar nunca a nadie como le importé a mis padres, un balón que han dejado suelto y no tiene nada que lo ate al suelo. También como si fuera una persona diferente, con cada una de esas muertes es como si quién soy se hubiera roto, me cuesta pensar que la vida con mis padres fue algo que viví. La pena nunca se va, es algo que va a ser parte de mi el resto de mi vida, sólo aprendo a lidiar con ello mejor.
Creo que por haber perdido a mis padres soy más consciente de lo corta que es la vida e intento mostrar gratitud y aprovechar el tiempo que tengo con las personas a las que quiero, me centro menos en lo negativo. Tengo la muerte como algo presente y eso me hace querer hacer cosas como hacerme más fotos con mis seres queridos, pasar tiempo de calidad con mis sobrinos para ser alguien positivo en sus vidas y que cuando ya no esté tengan un buen recuerdo de mi, ser más consciente cuando hago cosas con las personas a las que quiero, ayudar a los demás cuando puedo, etc. A mi me ayuda intentar tener un impacto positivo a mi alrededor, más que centrarme en lo negativo.
Mucho ánimo
gracias a todos por vuestros comentarios. Me quedo con varias cosas, pero esta me ha parecido sublime en este momento, me encanta.
#36 La vida no sirve para nada, salvo para vivirla. Empaparse de nihilismo y existencialismo es una tarea estéril y no lleva a ningún lugar bueno. No quiero decir que no emprendas ese camino, pero llega un punto en el que tienes que salir de él. Todo hay que decirlo, después de llegar a ese punto, puede que empieces a vivir con un poco menos de ingenuidad, apreciando cosas que normalmente dabas por hecho y no sabías lo importantes que eran y obviando otras tantas cosas que ahora reconocerás como superfluas.
