http://video.google.com/videoplay?docid=-6362238338680581623&q=Roberto+Carlos
LA HORA CHANANTE XDDD
http://www.youtube.com/watch?v=eQHW20Vn6wM&search=la%20hora%20chanante
http://www.youtube.com/watch?v=u7HWrfZPgD0&search=Informal%20Sexto%20Sentido
NO VES COMO SE LAS MARCA : http://www.diariosport.com/default.asp?idpublicacio_PK=44&idioma=CAS&idnoticia_PK=352791&idseccio_PK=1042&h=
Ahora que ya han pasado unos días y que se nos va pasando el calentón. Ahora que empezamos a ver lo ocurrido con un poquito más de perspectiva. Ahora que Brasil, quién lo iba a decir, nos ha hecho buenos. Y que Francia ha demostrado que no sólo va en serio sino que aspira a reeditar su éxito del 98… Ahora es el momento de reflexionar a fondo y tratar de responder a la eterna incógnita. Por qué otra vez lo mismo. Por qué España no es capaz sistemáticamente cada cuatro años de darnos una alegría y de dar el salto al menos a semifinales. Por qué tenemos cada vez la sensación más intensa de que moriremos sin ver a España ganar un Mundial.
Al final pienso que casi todo es psicología. Como en todo deporte, o más allá, como en la vida, la psicología evidencia conductas y explica resultados.
España ha de asumir su mediocridad. Sí. Somos unos mediocres. Si echamos un vistazo a la historia no hemos ganado en una fase final de un Mundial a ninguno de los grandes. Consideremos grandes a los que alguna vez han ganado un Campeonato del Mundo. Podemos añadir incluso a Holanda, dos veces finalista. Y nunca, lo repito para que las dudas sean menos, nunca hemos ganado a nadie relevante. Sí ganamos a Brasil en el 34. Madre mía. Y a Inglaterra en el 50. Celebérrimo gol de Zarra. Desde entonces, cuando hemos llegado a la fase final, nos hemos esperanzado sucesivamente con victorias ante equipos tipo.
México, Suiza, Argelia, Bélgica, Yugoslavia, Eslovenia, Ucrania y un largo etcétera de selecciones de medio pelo. Pero nada más. Fracaso tras fracaso, el peso de la historia está ya en el inconsciente colectivo, y eso se transmite de manera irremediable a los jugadores, sean de la generación que sean. Cuando se tiene vergüenza de asumir un fracaso, se fracasa. Ese miedo que nace y viene de la historia no se evidencia frente a Ucrania, Túnez y Arabia porque esos no son partidos de verdad. Partido de verdad es el de Francia. Y ahí asoma el miedo. La falta de mentalidad ganadora. La falta de oficio. Y para colmo, aparece un melancólico como Luis que no tiene las agallas de sentar a quien difícilmente es capaz de perseguir a la sombra de lo que fue. ¿Por qué no poner a Iniesta en el enlace? Por ejemplo. Y no a Raúl. Esos anclajes con el pasado son nuevamente manifestaciones de nuestra endémica falta de confianza.
Pero si psicológico es el problema en psicología hemos de encontrar la solución. No es el objetivo de estas líneas lanzar una loa al pesimismo. Ni decidir morir sin pensar ya en los mundiales. En algún momento alguien tiene que ser capaz de hacer olvidar ese inconsciente de todos. Primera propuesta. ¿Por qué no va a ser seleccionador un extranjero? ¿Pasa algo horrible? ¿No son Eriksson o Scolari seleccionadores de diferente nacionalidad a las de sus seleccionados y hacen un buen papel, sobre todo Scolari? De entrada eso erradicaría en un hombre clave el citado peso del inconsciente que tanto nos ata. Eso además evitaría servidumbres lastimeras, como la de Raúl. Partiendo de esa figura, segundo punto: pura labor psicológica. Pero no conductista, escuela en la que me parece se inspiran los psicólogos que han ido a Alemania con los nuestros. El conductismo prescinde de los contenidos subjetivos y propone el atenerse solamente a la observación de la conducta externa. No se interesa por los hechos de la conciencia, incluyendo en ellos la vida emocional. Y es en la vida emocional donde radica gran parte del problema de la Selección Española, sea la que sea. Se necesita psicoanálisis. Freudiano puro. Alguien que sepa hacer inteligentes emocionalmente a los jugadores. Algo tan simple y tan de moda en los últimos años como la inteligencia emocional. Los jugadores han de entender sus emociones para controlarlas. Así se logra la mentalidad ganadora. Esa que ahora demuestra palpablemente el Barcelona y que lleva a sus jugadores a ganar partidos por la simple razón de que se lo creen, de que saben que pueden y van a ganar. Y ese estado mental nunca existió en la Selección. Al menos desde hace medio siglo.
Y eso puede ser ya suficiente. Si además encontramos entre nosotros a un crack, a ese Ronaldinho, Cristiano ronaldo o Shevchenko que otros tienen, miel sobre hojuelas. Pero no es un must. No perdamos la esperanza. Quizá podamos morir habiendo visto abrazar a los nuestros la Copa del Mundo. Sólo quedan cuatro años para un nuevo intento.